Es la zona más bohemia y 'hipster' de la capital japonesa, territorio de tiendas de ropa de segunda mano, cafés para sibaritas, coquetos restaurantes y salas de conciertos
Una de las calles con restaurantes en Shimokitazawa. |
Después de cruzar el mítico paso de cebra de Shibuya, admirar los neones de Shinjuku y bucear en las tiendas de manga y anime en Akihabara, es hora de sumergirse en el Tokio de barrio, con sus casas bajas y calles peatonales por las que caminar sin ser arrastrado por la marea humana. Eso sí, cuando hablamos de barrio no hablamos de cualquier barrio, sino de Shimokitazawa, Shimokita para los amigos, el nuevo territorio de los hipsters de Tokio. A menos de 10 minutos en tren desde Shibuya (línea Inokashira) y Shinjuku (línea Odakyu), la primera impresión del barrio, abierto en canal por la construcción de una nueva terminal de tren, puede ser engañosa, pero solo hay que alejarse un poco de las grúas y adentrarse en sus callecitas para empaparse del ambiente bohemio de sus tiendas vintage, sus diminutos cafés, sus coquetos restaurantes y del estilo Shimokita de los jóvenes artistas, músicos y fashionistasque aquí viven paseando sus calles con ese aire de saberse los habitantes del barrio más cool de la capital japonesa.
11.00 Cultura cafetera
Como buen lugar bohemio, en Shimokita no se madruga para tomar café. Tradicionales, excéntricos, hipsters o artesanales, la lista de cafeterías es interminable. Lugares diminutos donde expertos baristas consiguen que tu día sea mucho mejor después de una taza. En Frankie Melbourne Espresso (1) se puede acompañar el aromático café al estilo australiano de una deliciosa tostada de aguacate o un pastel de banana. Otra opción es Bear Pond Espresso (2): su dueño, Tanaka, solo sirve un número limitado de tazas al día y a las 13.00 cierra la cafetera. El expreso especial de la casa se llama Angel Stain y es extraconcentrado.
12.00 Intensivo de compras
Nos vamos de compras y compras aquí significa vintage. En el barrio con más tiendas de segunda mano de Japón por metro cuadrado, lo difícil es no encontrar algo que comprar. Por suerte, los precios son mucho más asequibles que en las prohibitivas tiendas de ropa de otros barrios de Tokio. Uno de los establecimientos pioneros es Frank and Easy (3),diminuta boutique taller de joyas y artículos de cuero con diseños rompedores. El antiguo almacén de cerveza que ocupa Tokyo Department Store (4) podría ser el emblema de lo que se conoce como estilo Shimokita. En su interior se apiñan tiendas de ropa, vinilos, artículos de segunda mano y otras sorpresas. En New York Joe Exchange (5) se pueden comprar prendas de segunda mano o cambiar las propias por artículos de la tienda (eso sí, para hacer el cambio se necesita algo con un mínimo de pedigrí). Chicago (6) es un buen lugar para hacerse con un kimono o un yukata a un precio razonable. Y Flamingo (7) está especializada en ropa vintage americana de las décadas de 1940 hasta 1980. Sus rebajas son tan famosas como esperadas por los cazadores de gangas. En el barrio más alternativo de Tokio es lógico que el vinilo sea objeto de culto. En Flash Disc Ranch (8), uno puede pasar las horas rebuscando entre joyas musicales nacionales e internacionales a 33 rpm.
14.00 ¿Ostras o gambas?
Las calles de Shimokitazawa están llenas de pequeños cafés y restaurantes en sintonía con la filosofía que impregna el resto del barrio: cool y barato (barato para Tokio, se entiende). Shirube Izakaya (9) es un pequeño y escondido restaurante de comida japonesa. Tapas japonesas como las gambas con mayonesa picante y la caballa flameada se sirven en su larga barra de madera o en las cuatro mesitas de su comedor. Oyster Bar Jackpot (10), sin pretensiones y muy recomendable, ofrece deliciosas ostras frescas y mejillones de productores locales de Hokkaido, Mie y Nagasaki a precios razonables. Quien se queda con más apetito puede seguir con su famosa pizza de ostras.
16.00 Entre flores
Hora de tomar café y postre. En el JS Pancake Cafe (11) sirven los mejores pancakes de manzana y canela del barrio aunque la verdadera estrella del local es el pancake pie, un pastel de crujiente hojaldre y crema. El Flower Bar Gardena(12) —lejos de los cafés de otros barrios de Tokio donde tomarse un capuchinoen compañía de búhos, conejos, gatos o erizos— es un café floristería. Los domingos se organizan en este lugar fiestas revival de los años ochenta.
17.00 Donde todo empezó
Una hora perfecta para pasear por las callecitas peatonales y darse un momento de contemplación espiritual en uno de los pocos monumentos que visitar en el barrio. El coqueto santuario de Kitazawa Hachiman (13), construido en el siglo XV, fue el núcleo alrededor del cual se levantó el antiguo pueblo de Shimokita. Durante todo el año, este santuario es un remanso de paz, que solo se rompe a golpe de tambor en las concurridas procesiones religiosas en la primera semana de septiembre, durante la celebración de su festival anual.
19.00 Cine y teatro
Ya entrada la tarde, toca sumergirse en la cultura alternativa y mezclarse con los intelectuales en el cine Tollywood (14), una pequeña sala donde se proyectan trabajos de jóvenes directores. Uno puede, incluso, atreverse con una obra de teatro contemporáneo en el teatro Honda (15), todo un clásico de donde salieron algunos de los grandes nombres de la escena japonesa.
21.00 Noches musicales
Ahora que las tiendas echaron el cerrojo, asoma la cara golfa y la otra razón fundamental, más allá de las compras, para acercarse al barrio. Con nueve locales de música en vivo, Shimokita es uno de los centros de la escena indie de Tokio. Rock, punk, pop, todo tiene cabida en esta zona donde es posible asistir a conciertos todos los días de la semana. Shelter (16) es un clásico con más de una década a sus espaldas. Este club es parte del grupo Loft Project (dedicado a promocionar la música en vivo en Tokio) y conviene llegar pronto para no quedarse fuera. Club Que (17) suma a los conciertos de bandas indie sesiones de DJ para alargar la noche. El pequeño, popular y barato Shimokita Era (18) ocupa un sótano y está abierto hasta muy tarde. Todo el ADN del barrio se concentra en este ecléctico local donde suena punk, rock y música electrónica. Trouble Peach (19) es la última parada de la noche, donde se juntan músicos recién salidos de sus conciertos, artistas y noctámbulos que apuran la noche a ritmo de rock de la década de 1960 y 1970 sin miedo a perder el último tren (cierra a las 7.00).
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