La chef india recibe uno de los galardones de The World’s 50 Best 2019, conocidos como los 'Oscar de la gastronomía'
La cocinera Garima Arora |
Singapur
Se cierra el círculo para la chef india Garima Arora. Singapur fue el primer lugar que le inspiró para cocinar durante un viaje con su mejor amiga en plena adolescencia. Y a la isla regresa casi dos décadas después para celebrar su condecoración como Mejor Chef Femenina de Asia, según The World’s 50 Best (Los 50 Mejores del Mundo),que este año celebra su ceremonia de entrega de los conocidos como los Oscar de la gastronomía en la ciudad-Estado asiática. Aunque satisfecha de sus logros —en 2018 se convirtió también en la primera india en recibir una estrella Michelin—, hay un detalle que le incomoda: que el galón lleve la “etiqueta de mujer” y no la reconozca simplemente como chef.
“Supongo que sería más feliz si hubiese recibido el premio al mejor chef en general. Las mujeres todavía arrastramos muchas etiquetas, pero todo lo que te ocurre es una oportunidad, y es lo que haces con ella lo que importa”, asegura Arora (Bombay, 1986) durante una entrevista con EL PAÍS. Propietaria del restaurante GAA de Bangkok (Tailandia) desde 2017, cuando apenas estrenaba la treintena, cuenta que cuando se enteró de que había sido premiada tuvo sentimientos encontrados. “Mi instinto inicial fue ir en contra de cualquier distinción de género. Pero al final creí que debía pensar no solo en mí, sino en mi negocio y en mis empleados”. Ahora afirma alegrarse de haber aceptado el galardón. “Hizo que aumentara la moral de mi equipo y nos ha brindado la oportunidad de contar nuestra historia. Solo por eso ya merece la pena”.
La suya es la de una joven que decidió trasladarse a Francia en 2008, cinco años después de su revelador viaje a Singapur —“descubrí el hotpot (una especie de caldero chino) y me apasionó”—, para formarse en el prestigioso instituto culinario Le Cordon Bleu de París. Antes de llegar a la capital francesa había trabajado como periodista, pero asegura que no era lo suyo y prefirió probar suerte en el competitivo mundo de la alta cocina. De París se trasladó a Copenhague, donde se formó unos años en los fogones del Noma de René Redzepi, y regresó a Asia como mano derecha de su compatriota Gaggan Anand, dueño del laureado restaurante Gaggan de Bangkok. Animada por Anand, acabó a los mandos de GAA, desde donde ha cosechado sus mayores éxitos presentando sofisticados platos de su India natal con influencias de la cocina tailandesa.
Su objetivo ahora es aprovechar su reconocimiento para poner el foco sobre la comida india. “Creo que es una cocina muy infravalorada en el resto del mundo. Se cree que solo consiste en especias y no es así”. Y también luchar por crear una cultura laboral que permita conciliar la vida personal y la profesional. “Al principio trabajaba 16 o 18 horas al día, ahora quizás 14. Ni debe ni tiene por qué ser así”, cuenta Arora. “Algunas de las mentes más brillantes de la cocina actual quieren que esto cambie, y eso nos beneficiará a todos, mujeres y hombres”, culmina.
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