Para los apasionados del running, cualquier momento o lugar es ideal para hacer lo que más les gusta. Sin embargo, hay algunos que prefieren correr al aire libre y hablan de sensaciones que nunca podrían vivirse en un gimnasio o corriendo en la cinta en casa. Por otra parte, los defensores de la cinta resaltan que tiene muchos beneficios en comparación con la calle. La lucha está planteada y repasamos lo mejor y lo peor de cada una.
Muchos de los que arrancan a correr lo hacen en una cinta; otros la eligen como un resguardo frente a las inclemencias del clima, por un tema de comodidad o incluso de seguridad. Cuando uno corre en cinta no depende de los horarios ni del tiempo. El corredor de cinta no padece el frío, el calor, el viento ni la lluvia. Esas sensaciones que seguramente tendrían impacto en su entrenamiento no tienen ninguna incidencia en su rendimiento.
Las máquinas permiten armarte rutinas porque cuentan con programas. Aunque no es tan exacta como sería un reloj con GPS, la cinta tiene registro del tiempo transcurrido, los kilómetros corridos y las calorías quemadas. Incluso muchas tienen programas que simulan cuestas, pasadas y hasta cambios de ritmo.
Correr en cinta "te da la libertad" de no tener que preocuparte por los obstáculos que pueden presentarse cuando uno corre en la calle, tener que cargar con el agua para hidratarse. Quienes elijen esta opción para entrenar remarcan que el correr en esta superficie es menos agresivo que hacerlo sobre cemento, y el esfuerzo -claro está- es menor.
Sin embargo, no todas son ventajas. Los amantes de la calle marcan que nada es tan placentero como correr al aire libre. Las emociones, los sonidos, las sensaciones que se viven al pisar el cemento son totalmente diferentes. Incluso el esfuerzo físico y los movimientos al correr son distintos.
Es cierto que correr al aire libre te presenta una experiencia única: el calor, el frío, la humedad, la lluvia y el viento son algunos de los factores climáticos que tendrán incidencia en nuestro entrenamiento.
Lo cierto es que quien corre en cinta no tendrá el mismo rendimiento al probar correr igual distancia en la calle. Las subidas, las bajadas y los desniveles en el terreno nunca podrán ser replicados por una máquina.
Los especialistas asienten en que correr en cinta suele ser menos agresivo para los ligamentos, músculos y tendones, pero la realidad es que una máquina no puede reproducir la verdadera sensación del correr en la calle y sentir que son tus piernas las que están avanzando.
Quizá lo ideal para los amantes del aire libre es correr en pista, pero no todos tienen la suerte de tener una cerca, así que tienen que conformarse con entrenarse en la plaza cercana o por las calles del barrio.
Asimismo, dicen que el gran beneficio de correr en la calle es que permite tener una mejor dimensión de los ritmos de carrera, poder detectar errores de técnica, respiración y poner a prueba al cuerpo a sobreponerse al clima y a los diferentes terrenos.
¿Cinta o calle? Es una decisión personal, pero sin lugar a dudas ambas tienen sus beneficios y desventajas. Correr al aire libre da una sensación de libertad y superación única, ya que permite ver y sentir cómo se avanza a cada paso. Sin embargo, la cinta es una buena opción para intercalar entrenamientos bajo techo.
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