El 27 de septiembre de 2018 un ensordecedor estruendo resonó por encima del bullicio en la cotidianidad, muchos miraban la escena sin aún poder creerlo, cuando la primera máquina ‘aplastó’ un tarantín y se iniciaba la intervención del mercado más grande de Maracaibo, Las Pulgas.
El procedimiento desde los inicios fue abanderado bajo el lema de combatir las mafias del bachaqueo, la venta de efectivo y todo un "ecosistema económico" que distorsionaba precios y hacía de las suyas en el mercado zuliano.
Un año después, el bachaqueo, la venta de efectivo y divisas, como muchas otras actividades ilícitas siguen campantes en el popular mercado, desprovisto ya del volumen de autoridades que a finales de septiembre del 2018 lo tomaron.
La intervención se llevó por delante más de 2.500 tarantines, miles toneladas de alimentos decomisados que algunos negocios había hasta encofrado en paredes.
Las Pulgas formaba parte de un plan integral de todo el casco histórico de Maracaibo, y es la que más resistencia mostró en el proyecto, que continúa avanzando en la Plaza Baralt, con mucha menos resistencia, por ejemplo.
“El objetivo de la intervención es para transformar la realidad del casco histórico del Zulia, en el tema del saneamiento, orden, certificación de quienes están allí, quienes verdaderamente aparecen en su registro mercantil, en el Sedemat, registro del Seniat y empezar a legalizar el funcionamiento de Las Pulgas y del mercado de Las Playitas, además, para eliminar la especulación, el bachaqueo, el acaparamiento, la venta de droga y la prostitución infantil”, decía el gobernador Omar Prieto el 27 de septiembre del año pasado.
Paralelamente, el alcalde de Maracaibo, Willy Casanova, dijo que buscaban "poner orden, verificar la propiedad de esos espacios y las condiciones de arrendamiento precisó haciendo referencia a que algunos arrendamientos eran cotizados en dólares.
En medio del proceso, a las primeras de cambio los buhoneros se "mimetizaron" hacia otros mercados como Las Playitas, Los Plataneros y la Curva de Molina. Ni los estacionamientos lograron salvarse, al ver los primeros vendedores en montar un “mini – pulgas”, con tarantín incluido en Kay Kay.
“Recuerdo cuando estaban en plena intervención. Tantas promesas, tantas palabras bonitas para volver a lo mismo. Tenía esperanzas de que cosas muy buenas pasaran partiendo de eso”, comentó Isabella Rodríguez, una usuaria frecuente del mercado Las Pulgas.
Una realidad no dicha, pero vista por todos
A un año del mayor procedimiento, actualmente, centenares de comerciantes van con mesas plásticas plegables en una mano y sus cajas con productos en la otra, montan un pequeño puesto y bajo la sombra de un paraguas empiezan a promocionar sus ventas, igual que antes de la intervención.
Muchas de las anomalías que buscaron eliminar en sus inicios, ahora han tomado mayor presencia. Una de ellas es la venta de dólares y pesos. Los "cambistas" se sientan en una mesa diminuta con más de 10 pacas gruesas de billetes de 500 y gritan a toda voz: “Compro, dólares y pesos”.
Todo esto pasa bajo la mirada de los dos puntos de las autoridades, uno ubicado en la entrada del malecón y el otro en las inmediaciones de Plaza Lago. Sumado a esto, ya no están los contingentes que supervisan la zona, solo cuenta con la presencia de algunos policías que se la pasan entre los negocios y puestos improvisados.
“Lo más triste es que todos ven, pero nadie hace nada. El silencio es más cruel que mil palabras. Pienso que los esfuerzos de hace un año fueron en vano, y que tal vez solo agravaron algunos puntos”, agregó Isabella Rodríguez, quien venía de comprar efectivo porque su medicamento escaso en farmacias, solo lo tenían los puestos de Las Pulgas.
Los primeros meses fueron duros para los comerciantes, pero, poco a poco, los primeros vendedores tantearon, alojándose con una manta en el suelo.
Luego, llegaron con mesas de plástico plegables y ahora, algunos hasta se han atrevido a empotrar de nuevo sus mesas al suelo sintiéndose dueños nuevamente del espacio público.
“Poco a poco, volvemos a la misma Pulgas de siempre. Donde no te aceptan los billetes de 200 bolívares hacia abajo, puedes comprar y cambiar divisas como si de una casa de cambio se tratara y los precios siguen siendo elevados”, comentó Jorge Bermúdez, usuario.
Muchas de las promesas que reiteraron las entidades estatales se han perdido. Desde las reubicaciones hasta el patrullaje las 24 horas para desarticular cualquier indicio de irregularidades en la zona.
Un recorrido bastó para saber que los esfuerzos de hace un año, han sido olvidados, pues las irregularidades siguen haciendo de las suyas para distorsionar y afectar negativamente en la economía de Maracaibo.
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