Abu Bakr al-Baghdadi se convirtió en el hombre más perseguido del mundo
Washington - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy la muerte del líder del Estado Islámico, Al Bagdadi, en una operación militar de su país en el noroeste de Siria.
"Abu Bakr Al Bagdadi está muerto", informó Trump en una declaración a la nación desde la Casa Blanca.
Mientras las fuerzas estadounidenses se abalanzaban sobre él, Trump dijo que al-Baghdadi huyó a un túnel “sin salida” con tres de sus hijos y detonó un chaleco con explosivos. “Era un hombre enfermo y depravado, y ahora ya no está”, expresó Trump. “Murió como un perro, murió como un cobarde”, añadió.
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Ningún soldado de Estados Unidos falleció o resultó herido en la redada, dijo Trump y agregó que la identidad del líder del Estado Islámico fue confirmada por una prueba de ADN realizada en el sitio.
Al-Baghdadi fue atacado en la provincia siria de Idlib, según dijo el sábado por la noche a Associated Press un funcionario de Estados Unidos.
El hombre lideró al grupo EI los últimos cinco años, en los que ha ganado fuerza y se ha labrado una reputación gracias a acciones violentas como decapitaciones. La milicia radical atrajo cientos de miles de seguidores a su amplio y autodenominado califato en Irak y Siria. Al-Baghdadi era uno de los pocos comandantes del grupo EI aún en libertad, pese a múltiples anuncios sobre su muerte en los últimos años y pese a la brusca reducción del territorio bajo su control. Muchos partidarios que se sumaron a su causa están ahora encarcelados.
Las exhortaciones de Al-Baghdadi fueron una inspiración clave en ataques terroristas en Europa y Estados Unidos. A diferencia de los secuestros de aviones y otros ataques masivos que definieron a Al Qaeda, los líderes del grupo EI apoyaban actos de violencia a menor escala más difíciles de prevenir para las fuerzas de seguridad.
Los líderes extremistas instaron a los yihadistas que no pudieran viajar al califato a matar allí donde estuvieran, con cualquier arma a su disposición. En Estados Unidos, varios extremistas juraron lealtad a Al-Baghdadi en medios sociales, incluida una mujer que junto con su marido cometió una masacre en una fiesta en San Bernardino, California, en 2015.
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Estados Unidos ofrecía una recompensa de $25 millones por la cabeza del líder extremista, que ha sido menos visible en los últimos años y solo publicaba grabaciones de sonido de forma esporádica. La más reciente, difundida el mes pasado,llamaba a los miembros del grupo extremista a hacer todo lo posible por liberar a los detenidos del grupo EI y a las mujeres del grupo retenidos en cárceles y campos de detención.
Aunque su muerte sería como poco una victoria simbólica para los esfuerzos antiterroristasoccidentales, se desconoce qué impacto tendría en futuros ataques. Se le consideraba en gran parte un líder simbólico de la red terrorista global, y un portavoz de la coalición le describió en 2017 como “irrelevante desde hace tiempo”.
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