Definitivamente hay cosas que cambian con el paso de los años. Algunas de ellas pueden ser utilizadas a nuestro favor para un mayor disfrute de lo que sucede bajo las sábanas. Expertos hablan al respecto
Una sexualidad saludable es fundamental para la vida en pareja y, de hecho, puede ser indicador de nuestro estado físico y emocional. Sin embargo, las transformaciones fisiológicas que experimenta nuestro cuerpo durante el envejecimiento también inciden en esta faceta.
Una publicación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard refleja cómo la disminución de los niveles hormonales y los cambios en el funcionamiento neurológico y circulatorio pueden provocar problemas sexuales, como disfunción eréctil o dolor vaginal. Estos cambios se traducen en que la intensidad del sexo puede dar paso a respuestas más moderadas durante la vida media y posterior.
Sin embargo, “los subproductos emocionales de la madurez, como una mayor confianza, mejores habilidades de comunicación e inhibiciones disminuidas, pueden ayudar a crear una experiencia sexual más rica, más matizada y, en última instancia, satisfactoria”, reza el artículo.
Muchas personas no se dan cuenta del potencial del sexo en la edad adulta. “Al comprender los elementos físicos y emocionales cruciales que subyacen al sexo satisfactorio, es posible sortear con mayor facilidad los problemas”, si surgen.
Lo ideal es que, con pequeños ajustes al estilo de vida y con la puesta en práctica de la creatividad, sea posible mantener la chispa en la habitación.
Luis Ramírez, psicólogo clínico y terapeuta de parejas, explica que en la sexualidad “hay componentes importantes que a veces pasan desapercibidos, uno de ellos es la novedad. En el sexo, este elemento es fundamental”, explica.
Según Ramírez, para oxigenar la frescura en la vida íntima es prudente “implementar cosas inéditas, explorar lugares y experimentar en términos generales dentro de lo que ambos acuerden”, ya que “todo lo que genera novedad en la dinámica humana, también incide en el placer”.
Por otra parte, “hacer algún tipo de actividad física genera un estado de bienestar y seguridad en torno al cuerpo y al desempeño, lo que también impacta positivamente la sexualidad”.
“Los juegos sexuales y el uso de los juguetes también deben incorporarse a la dinámica en el marco del respeto”, remarca Ramírez.
Lesbia González, psicóloga, considera que “mantener una relación satisfactoria con el paso de los años implica entender que con la edad, nos volvemos más afectivos, vemos menos el aspecto físico y damos más importancia al ser humano, lo que hace que la relación sexual sea más satisfactoria, pero no necesariamente con el arrebato que existe cuando las hormonas están en el pico más alto”, señala.
“No se debe confundir el sentimiento pasional y hormonal que existe antes de los 30 años con el sexo divertido, sano y normal en la edad madura”, comenta.
González puntualiza que una sexualidad saludable contempla el respeto, el disfrute mutuo y los acuerdos, “lo que requiere inteligencia sexual, amor y buscar orientación profesional cuando haya desencuentros”.
En este marco, la Universidad de Harvard recomienda mantener presentes diferentes elementos:
“No se debe confundir el sentimiento pasional y hormonal que existe antes de los 30 años con una sexualidad divertida, sana y normal en la edad madura”,LESBIA GONZÁLEZ,
PSICÓLOGA
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Curiosidad
En la publicación de la Escuela de Medicina de la universidad estadounidense, sugieren indagar en la búsqueda de contenido informativo en Internet o librerías y elegir recursos de orientación.
Tiempo
Con el envejecimiento, las respuestas sexuales disminuyen y es importante buscar un lugar para el sexo tranquilo, cómodo y sin interrupciones. Desde Harvard señalan que “los cambios físicos en el cuerpo se traducen en que se necesita más tiempo para la excitación y para alcanzar el orgasmo. Pasar más tiempo teniendo sexo no es algo malo; trabajar estas necesidades físicas en su rutina de hacer el amor puede abrir puertas a un nuevo tipo de experiencia sexual”.
Lubricación
Los años traen consigo sequedad vaginal, que comienza durante la perimenopausia, pero puede corregirse con líquidos y geles lubricantes. Sugieren su utilización para evitar relaciones sexuales dolorosas, “un problema que puede convertirse en una disminución de la libido y en el aumento de las tensiones en las relaciones”.
Sin embargo, cuando los lubricantes ya no funcionen, es imprescindible evaluar otras opciones con un especialista.
Conservar el afecto
Incluso en medio del cansancio, las tensiones o el enojo ante cualquier diferencia que afecta la sexualidad, es necesario propiciar “besos y abrazos para mantener un vínculo emocional y físico”.
Tocar
Las técnicas de enfoque sensorial que utilizan los terapeutas sexuales ayudan a restablecer o avivar la intimidad física. “También puede pedirle a su pareja que lo toque de una manera que le gustaría que lo toquen. Esto le dará una mejor idea de cuánta presión, de suave a firme, debe usar”, enuncian.
Variar las posiciones
Desarrollar un repertorio de diferentes posiciones sexuales agrega interés al hacer el amor y ayuda a superar problemas.
Fantasías
Con la imaginación como protagonista, es posible recrear iniciativas nuevas y excitantes; “intenta pensar en una experiencia o una película que te haya despertado y luego comparte tu memoria con tu pareja; esto es especialmente útil para personas con bajo deseo”.
Ejercicios de Kegel
Tanto los hombres como las mujeres pueden mejorar su aptitud sexual ejercitando los músculos del piso pélvico. Estos ejercicios se pueden realizar en cualquier lugar, mientras conduce, se sienta en su escritorio o se para en una fila para pagar.
Relajarse
Una buena estrategia es hacer algo relajante antes de tener relaciones sexuales, como jugar algo divertido o salir a cenar; también es aconsejable probar técnicas de relajación como ejercicios de respiración profunda o yoga.
Vibrador
Implementar el uso del vibrador en el encuentro íntimo puede ayudar a una mujer a conocer su propia respuesta sexual y le permite mostrarle a su pareja lo que le gusta.
La acción y la disposición son fundamentales. Mantener una comunicación y criterio alineados en la pareja, serán fundamentales para mantener una sexualidad plena y de disfrute, a cualquier edad.
En una publicación del Grupo Médico de Boston se lee que “tener una vida sexual plena y activa lleva, irremediablemente, a ser más feliz gracias a una larga lista de consecuencias fisiológicas y psíquicas; aumenta los niveles de testosterona, potenciando de esta manera la masa muscular, la energía y mejora la respuesta cognitiva; su práctica reduce el estrés y el dolor, facilita el sueño, combate la depresión, fortalece los vasos sanguíneos y estimula el sistema inmune”.
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