Conquistó primero a los montañeros y hoy es un básico del armario masculino. Panama Jack cumple treinta años fabricando un calzado confortable y versátil de forma artesanal
El imaginario popular está repleto de prendas emblemáticas, algunas incluso trascienden la propia marca para definir una silueta concreta. Ocurre por ejemplo con las Panama Jack. Su nombre inconscientemente trae a la mente esa bota de piel trabajada y estética de montaña. La imagen es unánime, todos la reconocen. Lo difícil es conseguir que una sencilla bota alcance la condición de icono. La explicación corta podría resumirse en un diseño atemporal, un zapato cómodo y materiales de buena calidad. La historia de la marca suele esconder una larga tradición familiar y un empeño por hacer las cosas bien.
Panama Jack cumple treinta años, su catálogo ha crecido mucho durante este tiempo pero su forma de fabricar se sigue llevando a cabo a través de un proceso 100% artesanal. Desde su fábrica de Elche, Alicante –nos gusta evocar las grandezas de la manufactura italiana cuando la meca del calzado de calidad está en casa, frente al mar–, la firma fundada por Antonio Vicente en 1989 confecciona puntada a puntada su calzado.
La firma primero conquistó a los montañeros y las razones son evidentes: la piel resistente y flexible, cosida además con minucioso detalle, mantiene la temperatura y el agua a raya, mientras que su suela de goma es flexible, resistente y adherente. Panama Jack, con su característico “hombre del sombrero” grabado en el lateral, se convertían así en sinónimo de aventura. Fueron imagen de la ruta Quetzal, un programa de intercambio cultural dirigido por el intrépido reportero Miguel de la Quadra-Salcedo con el que miles de estudiantes descubrieron el mundo, o de proyectos arqueológicos tan importantes como las Excavaciones de Atapuerca.
"¿Vives tu aventura a fondo, amas los viajes a tierras perdidas tras el sol y el mar?", preguntaba uno de los primeros anuncios de la marca. Lo cierto es que la propia firma ha hecho sus propias pericias en todo este tiempo. A nivel estético, no ha tenido miedo a experimentar con distintas pieles, forros o detalles –como cordones y remaches–, sin perder de vista la calidad y la comodidad. Su catálogo se ha ampliado de botas a náuticos, zapatos, sandalias y zapatillas; y su popularidad tampoco entiende de fronteras, con presencia en más de 22 países.
Está claro que Panama Jack ha saltado de la montaña a la aventura diaria, ya sea en el campo o la ciudad, para convertirse en un básico del armario. Su bota clásica, confeccionada en napa vintage, conjuga un estilo atractivo, materiales resistentes y comodidad, una bota ambivalente, que permite cualquier look. Porque el calzado Panama Jack, como reza su lema, están "creados para caminar... hasta que los pies aguanten".
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