La Guardia Civil y la Gendarmería Nacional francesa detienen a 26 personas de una organización dedicada al transporte de droga desde Málaga a Francia.
Málaga
Tenían un plan. Incluía el robo de un cargamento de hachís escondido en una vivienda, el asesinato de la persona que lo vigilaba y ganar mucho dinero. Cuando lo mataran, lo harían desaparecer. Querían responsabilizarlo del vuelco, echarle la culpa y como carecía de documentación, nadie lo reclamaría. Ellos salían así indemnes y ricos. Todo encajaba. El proyecto parecía ser perfecto, pero acabó en desastre. Porque la organización que pretendía llevarlo a cabo ha terminado desmantelada con la detención de 26 de sus miembros entre Málaga, Marsella y París. También han perdido 750.000 euros y seis toneladas de la misma droga, que agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil se han incautado durante la operación Tenebro, desarrollada en colaboración con la Gendarmería Nacional gala.
En el sistema de trabajo actual de las bandas de narcotraficantes, es habitual que en un mismo alijo transportado en una planeadora desde Marruecos haya fardos de hachís pertenecientes a distintas organizaciones. Comparten gastos y, también, guardería. Es decir, el lugar donde esconden los fardos, que habitualmente es una casa o una nave industrial. Más tarde, una persona de cada grupo se acerca para retirar su parte de la mercancía. Por eso los ahora arrestados, especializados en trasladar droga desde la Costa del Sol hasta Francia, habían puesto sus miras en una de esas guarderías ubicada en la comarca de la Axarquía. Ellos eran propietarios de parte de la mercancía y habían visto la oportunidad de robar el resto. Un gran golpe con el que ganar mucho dinero.
Sin embargo, antes de que pudieran llevarlo a cabo, la Guardia Civil supo de sus planes. Varios equipos organizaron un dispositivo para localizarlos en las tres viviendas que la banda había alquilado de manera simultánea en la zona oeste de la provincia de Málaga. En una de ellas, ubicada en Nerja, pudieron detener a cuatro personas que intentaban huir en un vehículo alertados por la presencia policial. En el registro posterior del inmueble, los agentes encontraron 2.100 kilos de hachís y a una persona más, que también resultó arrestada. Hallaron igualmente matrículas francesas escondidas en dobles fondos en el interior de la casa. Eran sustituidas por placas españolas a la hora de cometer los golpes para, así, mantener limpias las galas.
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A partir de ahí se desencadenaron los acontecimientos gracias a la cooperación internacional entre la Guardia Civil y la Gendarmería Nacional francesa. “La agilidad en esa cooperación ha sido básica para el éxito de la operación”, aseguran fuentes de la investigación, que subrayan cómo “el intercambio continuo de información” ha permitido pasar del arresto de apenas cinco personas sin responsabilidades en la organización a conseguir desmantelarla al completo.
La comunicación con los cuerpos de seguridad galos permitió que sus agentes desarrollaran allí una investigación que permitió incautar otros 3.850 kilos de hachís en suelo francés, así como la detención de otras 18 personas pertenecientes al mismo grupo de narcotraficantes. Entre ellos, los cabecillas. Finalmente, se detuvo a otras tres personas en tierras malagueñas. Según ha explicado la Guardia Civil, mientras la rama francesa de la banda se encargaba de dirigirla, quienes estaban asentados en la Costa del Sol oriental se dedicaban a la logística, almacenaje y distribución de la droga en vehículos de alta gama hasta Marsella y Francia. De hecho, en la operación también se han recuperado cinco de ellos, así como información y sistemas de comunicación y 750.000 euros en metálico. A todos los arrestados se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, robo de vehículos y falsedad documental.
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