Los científicos David Sabatini y Michael Hall ganan el Fronteras del Conocimiento tras averiguar cómo la restricción calórica promueve la longevidad
La principal maravilla que ha dado la chilena Isla de Pascua no han sido sus moáis, esas gigantescas estatuas monolíticas erguidas en medio del océano Pacífico, sino una molécula: la rapamicina, aislada de las bacterias de su suelo en 1972. La rapamicina —bautizada así por el nombre nativo de la isla, Rapa Nui— es un presunto santo grial: alarga la vida de ratones, moscas y gusanos, y previene enfermedades asociadas al envejecimiento, como el cáncer, en roedores, perros, monos e incluso humanos. Hoy, los dos descubridores del mecanismo de la rapamicina, los estadounidenses Michael Hall y David Sabatini, han sido galardonados con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, dotado con 400.000 euros.
Hall, nacido en San Juan de Puerto Rico en 1953, descubrió la proteína llamada Diana de Rapamicina en 1991, investigando con células de levadura. Sabatini, un neoyorquino de 51 años, la detectó en mamíferos en 1994, cuando todavía era un joven estudiante. La proteína, conocida como mTOR por sus siglas en inglés, funciona como un interruptor que se enciende cuando hay nutrientes y permite el crecimiento de las células. Hasta el 60% de los tumores malignos tiene su origen en la activación anómala de este interruptor, según Sabatini, biólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
La rapamicina alarga la vida de varias especies animales y previene enfermedades asociadas al envejecimiento
La proteína mTOR controla una multitud de reacciones en cascada, en función de los nutrientes disponibles. La rapamicina puede bloquear este proceso, engañando a las células, que actúan como si no hubiese alimento. Este efecto es la gran esperanza para alargar la vida humana. Ya en 1935, el equipo del bioquímico estadounidense Clive McCay descubrió que sus ratones vivían un 50% más si comían menos, dando lugar a la llamada dieta de la restricción calórica. Potencialmente, la rapamicina podría equivaler a comer menos y vivir más.
Hall, bioquímico de la Universidad de Basilea (Suiza), se ha mostrado “sorprendido, agradecido y honrado” por recibir el premio. “Significa que hemos hecho algo importante para la humanidad”, ha afirmado en una conexión en directo junto a Sabatini en la sede madrileña de la Fundación BBVA. Hall ha reconocido que “el mayor desafío ahora es desarrollar fármacos” que actúen sobre la vía de la Diana de Rapamicina sin efectos indeseados.
“Yo empecé a trabajar en este campo antes de que esto fuera un campo”, ha bromeado Sabatini, un hijo de investigadores argentinos emigrados que empezó sus grandes descubrimientos con apenas 26 años. Ahora, la comunidad científica sabe que la proteína mTOR es el principal regulador del crecimiento en los animales. La vía de mTOR se activa en numerosos procesos celulares normales y se descuajaringa durante el envejecimiento y algunas enfermedades, como el cáncer, la diabetes y la epilepsia.
Cuando fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU en 2018, Sabatini afirmó que, a los 26 años, no podía ni imaginar que “mTOR se convertiría prácticamente en una obsesión” para él. Ahora no está solo. Hay “mucha expectación”, asegura, en torno al uso de inhibidores de mTOR “para tratar el cáncer, enfermedades neurológicas y, potencialmente, para alargar el tiempo de vida con salud”.
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