“Presta suma atención a estos asuntos. Entrégate de lleno a tus tareas, para que todos vean cuánto has progresado”. 1 Timoteo 4:15 (NTV)
Si bien se te dio una naturaleza completamente nueva en el momento de la conversión, todavía tienes hábitos, patrones y prácticas que deben eliminarse y reemplazarse.
Deja ir los temores que te impiden crecer. La verdad nos hará libres, pero a menudo nos hace miserables primero. El miedo a lo que podríamos descubrir si enfrentamos honestamente nuestros defectos de carácter, puede mantenernos viviendo en la prisión de la negación. Solo cuando se le permite a Dios brillar la luz de su verdad sobre nuestras fallas, fracasos y complejos, podemos comenzar a trabajar en ellos. Es por eso que no puedes crecer sin una actitud humilde y enseñable.
Deja de basar tu identidad en tus “defectos”. Decimos: “Es como yo”… o “Así es como soy”. La preocupación inconsciente es que, si me libero de mi hábito, de mi dolor o de mi problema, ¿quién seré? Este miedo definitivamente puede hacer lento tu crecimiento.
Como escribí ayer, los buenos hábitos tardan en desarrollarse. Recuerda que tu carácter es la suma total de tus hábitos. No puedes pretender tener integridad a menos que sea tu costumbre ser siempre honesto. ¡Un marido que es fiel a su esposa la mayor parte del tiempo no es fiel en absoluto! Tus hábitos definen tu carácter.
Recuerda: debes practicar todos los días los hábitos que te harán más como Cristo.
“Entrégate de lleno a tus tareas, para que todos vean cuánto has progresado” 1 Timoteo 4:15 (NTV).
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué mal hábito has dejado que te defina?
- ¿Cómo puedes humillarte y demostrar que estás listo para enfrentar tus complejos?
- ¿Qué necesitas cambiar en tu vida, cosas como tu agenda, con quién pasar el momento o cómo pasas tu tiempo libre, para poder trabajar y desarrollar mejores hábitos todos los días?
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