Científicos españoles y daneses desvelan que ya entonces ayudaban a sobrevivir en el Ártico. El antiguo linaje se adaptó junto a los humanos a la dieta y duras condiciones en esa gélida región
La mandíbula de un perro doméstico de hace 9.500 años, hallada en la remota isla de Zhokhov, en Nueva Siberia (Rusia), ha arrojado luz sobre la evolución de estos animales y ha desvelado que ya en ese tiempo, tras la última glaciación, tiraban de primitivos trineos y ayudaban así a sobrevivir a ancestrales comunidades humanas del Ártico.
Investigadores españoles y daneses han secuenciado el genoma del perro de Zhokhov, lo que representa el análisis completo más antiguo de un perro realizado hasta la fecha, junto al de 10 perros de trineo actuales en Groenlandia y un lobo siberiano de 30.000 años, con el fin de trazar una completa línea evolutiva de este linaje, que es uno de los más arcaicos de cánidos.
El estudio, publicado en Science, ha descubierto que los perros de trineo modernos de Groenlandia son los descendientes más directos de la raza que ya ayudaba en este duro entorno a nuestra especie hace más de nueve milenios.
«Otros perros árticos de trineo, como los huskies y los malamutes, muestran trazas genéticas de mezcla con razas de perro europeas», detalló a este diario Marc de Manuel Montero, uno de los autores del trabajo desde el Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra y el CSIC. La Universidad de Copenhage también ha participado en la investigación.
El ejemplar siberiano de hace 9.500 años presenta numerosas similitudes genéticas con los actuales perros de trineo, como la adaptación a la dieta del Ártico, así como genes para soportar al frío que ya se habían observado en mamuts, y otros relacionados con la extenuante actividad física.
«Los perros de trineo tienen adaptaciones genéticas únicas que les permiten subsistir en el Ártico y tirar de trineos durante largas jornadas sin descanso. También hemos encontrado paralelismos entre adaptaciones dietéticas entre los Inuit y sus perros (históricamente los perros de trineo), particularmente a dietas ricas en ácidos grasos», detalló De Manuel Montero.
Al combinar esa nueva información genética con las pruebas arqueológicas disponibles, los investigadores han confirmado que ya hace 9.500 años los perros tiraban de trineos en desplazamientos de hasta 1.500 kilómetros de distancia. Sin esa tecnología de transporte, y sin la especie amiga que la movía, la vida en el Ártico habría sido muy distinta, quizá inviable.
INTERACCIÓN DE HUMANOS Y OTRAS ESPECIES
«La interacción entre humanos y otras especies ha catalizado algunos de los cambios más importantes de las comunidades humanas, por ejemplo la transición entre sociedades cazadoras-recolectoras a agricultoras-pastoralistas», valoró De Manuel Montero. «Estudiar las demás especies partícipes en estos cambios, al margen de los humanos, nos puede ayudar a entender mejor nuestra propia historia evolutiva», añadió.
De hecho, la genética sugiere que la domesticación de perros pudo originarse hace entre 14.000 y 30.000 años. Así se desprende del análisis del llamado reloj molecular, que determina el ritmo al que aparecen las mutaciones para estimar el momento en que apareció una especie.
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