Toda la vida Zaqueo había sido ridiculizado y rechazado, primero por su apariencia y luego por su vida pecaminosa. Pero Jesús hizo más que solo mirarlo. Al llamar a Zaqueo por su nombre, Jesús demostró que lo conocía. ¡Imagina la sorpresa que debe haber sentido Zaqueo! ¿Cómo supo Jesús su nombre?
Dios no solo sabe dónde estás, también sabe quién eres. Él sabe lo que estás pasando, por qué estás pasando por eso, y cómo te sientes al respecto. Él te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Él se preocupa por ti personalmente.
El nombre Zaqueo significa “puro”. Eso es lo último que se te viene a la mente cuando piensas en un funcionario corrupto del gobierno. Él era todo menos puro. Y, sin embargo, Jesús, llamando a Zaqueo por su nombre, estaba diciendo: “Oye, puro, hoy voy a tu casa”. Jesús estaba afirmando lo que vio en Zaqueo, no lo que era Zaqueo.
Puedes tener miedo de acercarte a Jesús porque crees que te regañará por todas las cosas que hiciste mal. Pero Jesús quiere afirmarte. Él quiere hacerte saber cuánto te ama.
“¿Puede una madre olvidar a su hijo de pecho? ¿Puede ella no sentir amor por el niño que ella ha tenido? Pero incluso si eso fuera posible, ¡no te olvidaría! Mira, he escrito tu nombre en la palma de mis manos” Isaías 49:15-16 (NTV).
Cuando Jesús murió en la cruz y extendió sus brazos y los soldados le clavaron clavos en las manos, tu nombre fue grabado allí. Cuando llegues al Cielo, no habrá cicatrices en nadie excepto en Jesús. Él va a tener esas cicatrices por la eternidad para recordarnos cuanto nos ama, una manera de decir: “¿Crees que podría olvidarte? ¡De ninguna manera! Esto es lo mucho que me importas”.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué significa afirmar a alguien?
- ¿Cómo te hace sentir saber que Dios te afirma y que nunca podría olvidarte?
- ¿Qué puede evitar que te acerques a Jesús?
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