Si Colombia quiere darle un vuelco a su matriz económica y dejar de depender de las materias primas o sectores tradicionales debe otorgarle espacio al desarrollo de nuevas opciones de negocio. Esas giran en torno a la innovación aplicada a los segmentos más tradicionales.
Es decir, la tarea está en cómo cambios asociados al manejo de datos, la inteligencia artificial, el internet de las cosas y el desarrollo de tecnología de punta logran que actividades relacionadas a la generación de energía, la agricultura o la construcción se diversifiquen y sean más productivas. Pero el pendiente también está en cómo hacer que esos nuevos sectores tomen relevancia y sean más importantes para el Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Es importante que Colombia se consolide como sede del desarrollo de la tecnología que es base de la Cuarta Revolución Industrial, de ahí la importancia de que lleguen planes como la innovación abierta a empresas tanto consolidadas, como en vía de crecimiento: una práctica en la que las compañías comparten conocimiento en materia digital, y generan oportunidades de interacción con agentes externos para impulsar el crecimiento del negocio en tiempos más cortos.
Para Ignacio Gaitán, director de iNNpulsa, este tipo de iniciativas dan un empuje a Colombia y la siguen consolidando como gran hub de la Cuarta Revolución Industrial.
La idea se fortaleció con la puesta en marcha del primer centro en esta materia, en Medellín, y que se suma al aumento en el interés de más tecnológicas aterrizar en el país.
Gaitán se refiere a los recientes anuncios de compañías como Amazon y Airbnb de tener centros de operación en el país, noticias que se espera sigan siendo ancla para que más firmas de esta índole vean en la posición geográfica de Colombia una ventaja competitiva para crecer en el mercado latinoamericano.
“En iNNpulsa creemos que en el país es fundamental hacer una gran apuesta por la generación de un ecosistema de innovación y emprendimiento en el que los actores tengan canales abiertos de comunicación para entablar diálogos que dinamicen alianzas para la resolución de retos y la generación de innovaciones”, explicó Gaitán (ver Paréntesis).
Sectores atractivos
La necesidad de que cada vez más empresarios vean en estos segmentos oportunidades escalables de negocio urge en un momento en el que Colombia debe cambiar su matriz exportadora y hacer que la inversión extranjera directa tome un segundo aire, que además de motivar la entrada de dólares, genere el desarrollo de infraestructura.
Esto siempre y cuando el relacionamiento entre compañías grandes y emprendimientos supla las principales necesidades de mercado.
Que el juego de “compartir conocimiento” se centre en resolver los problemas más sensibles y aporte para que se dé un cambio estructural en el esquema tradicional productivo, con el aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
“La nanotecnología, el blockchain, el internet de las cosas, pasan a ser base de una economía renovada, que cada vez es más importante y que empieza a dejar a un lado lo que han hecho por años segmentos relacionados al petróleo, por ejemplo. Es muy importante entonces que se pueda abrir la puerta a escenarios que creen la materia prima que requieren estos nuevos segmentos económicos: el desarrollo del conocimiento”, puntualizó Raúl Ávila, profesor de economía en la Universidad Nacional.
Estos nuevos sectores, en los que los emprendimientos de base tecnológica ya tienen camino recorrido y que las firmas más grandes pueden aprovechar, son cada vez más atractivos.
Bastaría con ver lo que llegaría a pasar a diciembre de este año: el negocio del manejo de datos podría mover 48.000 millones de dólares, según datos del International Data Corporation (IDC). De acuerdo con la consultora, de perfilarse esa suma, podría vivirse un crecimiento del 23 %, sólo para servicios asociados al software.
Crecimiento mancomunado
Pero más allá de lo que puedan representar esas actividades económicas, la unión comercial entre compañías consolidadas y startups empieza a ser más significativa.
Ejemplo de ello es lo que se conoce como las Insurtech, grupo de emprendimientos tecnológicos que buscan, con desarrollo digital, ampliar la cobertura de seguros. Este segmento, pasó a tener una inversión de 5.500 millones entre 2010 y 2016 a 11.200 millones entre 2016 y 2018, según el Insurtech Data 2019.
Por eso es importante que ideas como Ruta N existan en Colombia y se multipliquen. Ese relacionamiento entre empresas que convergen en un mismo espacio facilita el funcionamiento y ayuda a encontrar soluciones operativas, así lo cree Alejandro Franco, director de esa entidad.
Para Franco, “la Corporación ha entendido que la generación de redes es fundamental para el crecimiento y consolidación del ecosistema de innovación”.
Y destaca proyectos como el Sunn, “una plataforma que permite a los usuarios de las organizaciones registradas, grupos de investigación y desarrollo, startups, inversionistas y empresas, comunicarse con otros actores afines a sus capacidades o necesidades tecnológicas para generar conexiones estratégicas” (ver Glosario).
Así mismo, toman relevancia las aceleradoras y ángeles inversionistas que empiezan a ser más comunes en esa innovación abierta.
Ruta N, por ejemplo, cuenta con “aceleradoras corporativas para compras públicas y privadas innovadoras, que incentivan a que todo tipo de empresas compren productos innovadores que resuelvan sus necesidades y generen nuevos negocios para las empresas nacientes”, o planes padrino en los que se espera que exista una transferencia del conocimiento.
De hecho, estas figuras (aceleradoras y ángeles inversionistas) son cada vez más necesarias en un escenario empresarial que plantea un cambio más competitivo y ávido por encontrar nuevas fuentes de financiamiento.
El interés sigue en crecimiento: datos entregados en enero de 2019 por la Asociación para Inversiones de Capital Privado en Latinoamérica (Lavca) dan cuenta de que gracias a la aparición de ocho unicornios empresariales en 2018 (firmas que tienen un valor de mercado cercano a los 1.000 millones de dólares) es que las compañías han logrado interesarse por buscar capital para emprendimientos como Rappi.
De acuerdo con esa asociación, las aceleradoras invirtieron 1.400 millones de dólares sólo en Brasil durante 2017 y 2018. Colombia y México se ubicaron como segunda y tercera, respectivamente, con inversiones cercanas a los 188 y 154 millones de dólares.
El papel de estas figuras, según Accenture (compañía que busca promover negocios entre empresas), genera una oportunidad real de crecimiento, y ayuda a que los índices de productividad mejoren considerablemente.
Los otros retos
De acuerdo con Carlos Castañeda, líder de innovación en Accenture Colombia, entre los retos más importantes que tiene el país se cuenta el de hacer un cambio de mentalidad urgente para darle más cabida a este tipo de procesos empresariales.
“Lo que se necesita para que esto funcione es mentalidad y cultura. Algunos no entienden esta práctica como línea de llegada a nuevos servicios. Esa barrera suele ser la más grande por el momento”, expuso Castañeda.
Finalmente, otro reto gira en torno a cómo las empresas no deben perder su naturaleza por esa necesidad de compartir el conocimiento. Es decir, la recomendación está en que las compañías más pequeñas no pierdan su idea de funcionamiento a pesar de que en el proceso de relacionamiento con firmas más grandes, terminen siendo adquiridas.
Un fenómeno que en principio para Castañeda no reviste mayor problema, de hecho puede ser visto como positivo pues se trata de la consolidación de un emperramiento que logró generar una propuesta de valor.
“Esto significa que ya hay una posición de compra y se crea valor para el cliente final. Un emprendedor puede generar atracción para que una compañía lo vea como una buena opción en la meta por diversificar su portafolio”
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