“No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas”. Hebreos 4:13 (NTV)
¿Alguna vez te has levantado para ir al refrigerador a media noche incluso si estabas a dieta? Yo he estado ahí, con la puerta del refrigerador abierta, pensando, “Sólo una probadita…”
Tenemos un debate personal: “Adelante. No hará daño solo por esta vez”, “¡No, estoy a dieta!”.
En momentos como este es cuando satanás nos alimenta con la diabólica excusa: “Nadie se va a enterar”.
Puede que no estés frente al refrigerador. Puedes estar sentado en el trabajo o haciendo tu declaración de impuestos o paseando por algún lugar donde tus padres no quieren que estés. Pero aun así continuas y haces algo cuestionable, porque crees la mentira de que “nadie jamás se va a enterar”.
¡Pero Dios ya lo sabe!
Hebreos 4:13 “No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas” (NTV). Dios nunca será sorprendido. ¡Él lo sabe todo!
El hecho que Dios conoce todo sobre ti es una buena noticia, no mala. Aquí el por qué:
Dios conoce tus errores y fallas. Encuentro incómodo darme cuenta de que no tengo secretos ante Dios, porque hay cosas sobre mí que preferiría que Dios no conociera. Pero la Biblia dice, “Dios mío, tú sabes las locuras que he cometido, no puedo esconderte mis pecados” Salmo 69:5 (PDT).
No puedes engañar a Dios cuando mantienes oculto tu pecado (ver 1 Juan 1:8). Él no se sorprende con tus pecados, y cuando los admites, nunca cambiará sus sentimientos hacia ti. Él te ama incondicionalmente, y eso significa que no puedes engañarlo. No tienes que pretender.
Dios conoce tus sentimientos y frustraciones. Puedes pensar, “Nadie sabe por lo que estoy pasando. Nadie siente el dolor que estoy experimentando”. Dios lo sabe. Él está viendo la crisis en tu alma. Ninguna herida pasa desapercibida ante Dios. El Salmo 56:8 dice, “Tú has visto mi sufrimiento, has recogido mis lágrimas” (PDT).
Debido a que Dios conoce tus frustraciones y desesperación, puedes entregarle esos sentimientos a Él: “Confíen a Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes” 1 Pedro 5:7 (PDT). Deposítalos en Dios permanentemente, de una vez por todas. No los guardes.
Reflexiona sobre esto:
- Si Dios ya conoce tus fallas y errores, ¿Por qué es importante confesarle tus pecados?
- ¿Qué significa dejar tus preocupaciones con Dios? ¿Qué preocupaciones necesitas entregarle hoy?
- Saber que Dios te ama incondicionalmente, ¿Cómo cambia la forma en la que vives?
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