sábado, 28 de noviembre de 2020

El Centro de Caracas, simbiosis entre la propaganda y la desidia



 El centro de la capital es una zona controlada por el régimen, en la cual el dominio de la ciudadanía está en manos de colectivos y paramilitares, sumida en basura, indigencia y propaganda.

Basta dar unas vueltas por sus alrededores para sentir lo que es el vivo ejemplo de la destrucción del país; en las zonas aledañas reina el desorden, las ventas informales, huecos y aguas negras por las calles.

Caracas cada día está más empapelada por la propaganda de un país en el que la política lo ocupa todo.

Los omnipresentes ojos de Hugo Chávez, bustos del Che Guevara, conjuntos escultóricos de escasa calidad que honran la resistencia indígena o los murales que ensalzan a viejos héroes reinterpretados como el general decimonónico Ezequiel Zamora están en cada esquina.

Sucede también con autores, como Aquiles Nazoa, fallecido antes de la llegada de Chávez a la presidencia y al que la propaganda ha convertido en símbolo más político que literario, o con el omnipresente Simón Bolívar, el héroe nacional tomado por el chavismo.

Una zona que fuera una vez referencia en Latinoamérica, sus calles quedaron paralizadas en el tiempo, llena de edificios de estructuras antiguas con su singular arquitectura.

Mantienen la esencia de lo que sería el inicio del desarrollo de uno de los países más importantes de la región en el siglo XX, pero todo se detuvo.

Una pugna con la propaganda

La crisis ha llevado a los más vulnerables a tomar las calles de el oeste de Caracas para vender artículos usados para conseguir un poco de dinero que los haga sobrevivir, todo esto a los pies de las instituciones que deberían protegerlos. 

Ya para 1980 Caracas era una de las ciudades más avanzadas de Latinoamérica, con sus colores, su Avila, autopistas y avenidas en constante construcción y desarrollo.

Y así, poco a poco nos fuimos quedando detenidos en el tiempo.

La ya quebrada sociedad, a mediados de los 90 del siglo pasado quedó invadida por propaganda que ahoga la pluralidad de pensamiento e hizo florecer la hegemonía política en la nueva Venezuela que se expandió hasta nuestros tiempos.

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