Aunque san José nunca dijo una sola palabra en las Escrituras, su silencioso ejemplo de fidelidad, obediencia y cuidado para con la Sagrada Familia durante los años de formación de Jesús hizo de él uno de los santos más queridos del cristianismo.
Se estima que la devoción al padre adoptivo de Jesús comenzó entre los siglos III y IV. Pero, según el libro de oración Pietá, hay una oración a san José que data del año 50:
“Esta oración fue encontrada en el año 50 de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En 1505, fue enviada por el Papa al emperador Carlos, cuando él estaba yendo a la batalla [de Lepanto]. Quien lea esta oración, la escuche o la guarde consigo nunca morirá de muerte repentina ni se ahogará, ni le afectará el veneno o caerá en las manos del enemigo, ni será quemado en cualquier fuego o derrotado en la batalla. Reza esta oración durante nueve mañanas por cualquier intención. Ella es conocida por no fallar nunca”.
Aquí está la oración que «es conocida por no haber fallado nunca, que ofrece el pedido para el beneficio espiritual para quien está rezando o para la persona por la que se está rezando»:
Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mi! Amén.
Recuerda: Dios siempre atiende nuestras oraciones. Pero nosotros no siempre esperamos las respuestas que recibimos.
Una mañana el demonio se apareció a un humilde monje disfrazado como un ángel bellísimo, luminoso, y se estableció un inspirador diálogo...
Llevo días reflexionando y siempre llego a la misma conclusión: “Dios es un padre maravilloso”.
Él ama a los humildes y obedientes. Es un padre estupendo. Siempre ha cuidado de mí.
Me pasa que rezo el Padrenuestro y me quedó con esta palabra: “Padre”. Y reflexiono sobre ello. Para Él nada hay imposible, me protege de todo mal, me cuida.
“Gracias Señor, por amarnos tanto”.
La fuerza del amor
A los humildes, da gracias particulares y especiales para fortalecer sus almas contra las asechanzas del demonio.
“Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (1 Pedro 5).
Esto es algo que al demonio le irrita mucho. Odia tu humildad, la pureza del alma, el amor, la cercanía que tenemos con Dios, los sacramentos, la Iglesia, a los sacerdotes y las familias.
Y desprecia todo lo que hacemos por amor, y que agrada a Dios.
No soporta, y este su mayor dolor, que fuimos creados a semejanza de Dios
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Génesis 1).
Detesta ver que Dios nos ama tanto y tenga para nosotros cientos de promesas esperando, en las Sagradas Escrituras.
Y también que tengas a tu lado un Ángel Custodio, asignado por Dios para cuidar de ti, es demasiado para él.
El diálogo entre un monje y el demonio
Siempre recuerdo aquella historia que una vez leí sobre un monje muy santo y sencillo que vivía en un monasterio alejado del mundo. Pasaba sus días sumergido en la oración, pidiendo a Dios que le perdonara sus muchos pecados, implorando por la salvación de las almas.
Una mañana el demonio se le apareció disfrazado como un ángel bellísimo, luminoso. Toda la habitación se llenó de luz. Entonces extendió sus manos con solemnidad mientras el fraile lo miraba, sin abandonar su oración, tratando de comprender aquella visión.
Entonces se dio este diálogo:
– Traigo para ti un mensaje del Dios Altísimo.
El fraile sin inmutarse respondió:
– En ese caso, usted se ha equivocado de persona. Mejor busque a otro para entregar ese mensaje. Soy un simple fraile, y un gran pecador. Dudo mucho que nuestro Señor se fije en mí. Soy la última persona en la que Él pensaría. Ahora me disculpa…
Le dio la espalda al mensajero y continuó sus oraciones.
El demonio se llenó de ira al verse ignorado, vencido por este gesto de humildad del fraile y se marchó maldiciendo y dejando una estela de olores desagradables.
Pide humildad
La humildad es una virtud maravillosa, que Dios valora enormemente. No sé a ti, pero a mí me cuesta mucho cultivarla, pierdo la templanza, sobre todo en los atascos vehiculares, las largas filas de los bancos, y cuando te tratan mal.
Decía san Agustín:
“Si quieres ser santo, sé humilde. Si quieres ser más santo, sé más humilde. Si quieres ser muy santo, sé muy humilde”.
Las Escrituras están llenas de versículos sobre la humildad, donde nos piden vivir con humildad, mansedumbre y paciencia.
Pide a Dios la gracia de la humildad y Él te la dará, complacido por tu petición.
España se encuentra inmersa en una cuarta ola secularizadora, advierte el sociólogo Juan González-Anleo
España se haya inmersa en una cuarta ola de secularización, que relegará a los católicos, practicantes y poco practicantes, a una minoría. Lo sostiene el sociólogo español Juan María González-Anleo, uno de los autores del informe Jóvenes españoles. Ser joven en tiempos de pandemia.
Este macro estudio, realizado cada cuatro años desde 1984 por la Fundación SM, es considerado como la más completa radiografía sobre la juventud española. Analiza la evolución de la opinión, tendencias e intereses de jóvenes entre 15 y 29 años, desde una perspectiva integral.
González-Anleo es doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, y experto en Juventud y Sociedad por la UNED. Es el encargado de la parte primera del estudio, relativa a la evolución de las creencias de los jóvenes, y entre ellas, la espiritualidad y la religión.
Y en su opinión, el presente estudio confirma una afirmación que él mismo defendía en la edición anterior del informe, publicada en 2017: España se haya inmersa en una nueva ola secularizadora, con claras consecuencias para el tejido católico español en los próximos años.
Cuarta ola
«Según los datos de nuestro informe la religión viene perdiendo terreno desde que se iniciaron, en el año 1984, pero ha habido momentos de aceleración especialmente fuertes de este fenómeno, especialmente entre 1999 y 2005, con un auténtico «salto mortal», una pérdida de 18% de católicos solamente en cinco años», explica el sociólogo, en entrevista concedida a Aleteia.
Nos hallaríamos ante una cuarta ola, que seguiría a otras tres, definidas por Alfonso Pérez Agote, catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, en su obra Cambio religioso en España: los avatares de la secularización (Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 2012).
La primera ola coincidiría con el principio de siglo y hasta los años 30, con el anticlericalismo que acabó explotando violentamente en la Guerra Civil española. La segunda ola tendría lugar en los años 60, con la llegada del bienestar económico. La tercera habría tenido lugar entre 1999 y 2005 en la que los católicos (de los más practicantes a los menos) se reducirían bruscamente en un 18%. Esta tercera ola se habría caracterizado por haberse producido una «expulsión» del cristianismo de las raíces culturales de España.
Nuevo hundimiento
Ya en el informe sobre juventud española de 2017, el propio González-Anleo vaticinaba que se estaba produciendo un nuevo hundimiento de las cifras de católicos en España, con un descenso brusco (de un 13%). Ahora, con los datos del nuevo informe en la mano, el sociólogo confirma su predicción: En los últimos cuatro años, el descenso ha sido de un 10% más. Y esta cuarta ola, predice, va a ser «igual o más fuerte» que la tercera.
De los datos del informe 2016-2020 que acaba de salir a la luz, hay una serie de conclusiones que arrojan aún más luz sobre lo que está sucediendo con los jóvenes españoles:
Para casi el 50 % de los jóvenes españoles, la religión no tiene ninguna importancia en sus vidas. Los jóvenes para quienes la religión es muy importante han pasado del 8,3 % al 5,9% en apenas cuatro años. El porcentaje de ateos aumenta algo, pero no en tanta proporción.
Por primera vez en España, los jóvenes católicos muy practicantes son más hombres que mujeres. Un dato sin precedentes, pues hasta ahora las mujeres adelantaban a los hombres en cuanto a práctica religiosa
Y también por primera vez, empiezan a arraigarse creencias espirituales extrañas al pensamiento cristiano, como el karma, la magia o las energías curativas, que hasta ahora no habían tenido mucha penetración entre los jóvenes, incluso entre los que se profesan católicos. Quizás porque la cultura de raíces cristianas servía de protección… hasta que la tercera ola la barrió hace diez años.
Nuevas creencias no cristianas
«En el nuevo Informe hemos decidido incluir, junto con religión, el tema de la espiritualidad y parece que la tesis de los «vasos comunicantes» se cumple: a medida que baja la religión como importancia en la vida, aumenta, y mucho, otro tipo de creencias y su repercusión en la vida del joven», nos explica González-Anleo.
«Este tipo de creencias, de las que se lleva hablando desde hace mucho ya como nuevas espiritualidades, contaba con un muro de contención que era la cultura cristiana aún imperante. Al caer esta, la entrada de nuevas espiritualidades se hace incontestable…»
A nuestra pregunta sobre qué panorama se dibuja para el futuro de la Iglesia en España, González-Anleo afirma:
«Los datos del presente informe no pueden ser más claros: aquella pérdida de un 13% de católicos no puede ya ser interpretada como la cola de arrastre de la tercera ola de secularización sino, como el comienzo de una nueva, tan fuerte o más que la anterior, habiendo descendido en solamente cuatro años el número total de jóvenes católicos, incluidos, insistimos, los no practicantes o nominales, de un 40,4 a un 31,6%, casi un 10%, lo cual, en contraste con los datos de diez años antes, en 2010, sumaría un 22%. En solamente 10 años, por lo tanto, los jóvenes católicos se han reducido más de un 20%, pasando de ser aproximadamente la mitad de los jóvenes españoles a no alcanzar ya siquiera ser un tercio de ellos».
Menos Dios Padre, más karma
Seguimos con nuestra entrevista:
– Que la religión sea poco importante para los jóvenes, ¿significa que ya no creen en nada? ¿Otras creencias reemplazan a la religión? ¿En qué medida?
La única creencia de la que tenemos datos de anteriores informes que cae, “Dios como padre bondadoso que nos cuida y nos ama”, es la más aferrada a la cosmovisión cristiana, la forma más evangélica de concebir a Dios. Las otras dos, en especial la “vida después de la muerte”, ya es terreno común tanto de numerosas religiones como de múltiples sistemas espirituales y, como puede observarse, junto con la “reencarnación”, ambas aumentan por encima cualquier otro resultado arrojado por la serie histórica.
El resto de creencias, para las que no disponemos de serie histórica, tiene una penetración muy desigual, pero, en general, bastante alta en el panorama espiritual de la juventud española.
La más aceptada, con un 68% de jóvenes, es el “karma (ley cósmica de retribución)”, una fórmula de reinsertar la “justicia divina” dentro de las coordinadas del “más acá” y de subjetivarla, ya sea de Dios o cualquier otra divinidad que “juzgue” a los seres humanos y les abra o cierre su entrada en el cielo o en el infierno, creencias éstas ya muy erosionadas en el último informe en el que se plantearon.
El resto de creencias, aunque muy por debajo del 68% del karma, rondan todas aproximadamente la cuarta parte de los jóvenes: las “artes mágicas (brujería, chamanismo, personas con poderes especiales)”, con un 27,9%, la “predicción del futuro (leer las manos, los tarots, horóscopos, astrología, etc.)”, con un 26,2 y, por último, las “energías curativas (reiki, cristaloterapia, piedras energéticas, etc.), con un 23,8%.
¿Influirá la pandemia?
– Los jóvenes españoles valoran muchísimo la familia. También la educación. En un país donde ambas realidades atraviesan momentos difíciles (alto nivel de divorcios, nupcialidad a la baja, y los informes de PISA certificando que en educación no vamos muy bien), ¿podrían los jóvenes ayudar a un cambio de tendencia?
Que los jóvenes valoren mucho la familia nada tiene que ver con que demanden un retorno a la familia tradicional y no creo que eso se produzca en el futuro. Cuando se habla de «crisis de la familia» se está hablando de una crisis de la familia tradicional, no de la familia, que ya a partir de los 90 se ha convertido en la columna vital más importante tanto de los jóvenes como del resto de edades.
– ¿Ha influido la pandemia en las creencias de los jóvenes, en general? ¿Y en cuanto a la religión, o la tendencia secularizadora no tiene conexión con la situación del último año?
Es muy pronto para poder afirmar algo a este respecto… en general para poder afirmar nada sobre los efectos a largo plazo de la pandemia.
– Usted en el informe habla del poco calado que la Laudato Si ha tenido entre los jóvenes. ¿A qué cree que se debe?
Identificación política
Esto es muy sencillo de explicar: el papa actual, así como por supuesto sus textos, representan a un «ala de izquierdas» de la Iglesia, mientras que la Iglesia en España, por lo menos en relación con los más jóvenes, se está convirtiendo en un símbolo (al igual que la bandera, la monarquía, los toros, etc.) de la extrema derecha.
Esto queda perfectamente reflejado en nuestros datos: al cruzar la variable religiosidad con autoidentificación política, los más cercanos a posiciones de extrema derecha las tienen los católicos practicantes, recorriendo todo el espectro político a partir de ahí hasta los más cercanos a la izquierda, los agnósticos y ateos. En realidad, esto responde perfectamente a la deriva tomada por la propia Iglesia en nuestro país. Nada sorprendente, por lo tanto.
– Otra cosa que sorprende de los resultados es que en general, los jóvenes se ven a sí mismos con una connotación bastante negativa (consumistas, egoístas, etc.). ¿A qué cree que se debe?
Sobre esto no tengo una opinión demasiado sólida. Los jóvenes desde hace ya bastantes décadas no tienen una visión muy halagüeña de su generación, pero ahí hay que preguntarnos dos cuestiones:
Primero: ¿siguen teniendo los jóvenes una imagen de ellos mismos creada por los adultos? Yo creo que no. Ya no usan sus canales, beben fundamentalmente de youtubers y medios creados por jóvenes y para jóvenes.
Pero aquí llega la segunda cuestión: ¿cuando se les pregunta cómo ven a su generación, están hablando de ellos mismos o de “los otros”? La cuestión de identidad generacional» es aquí central: no creo que haya un «nosotros, los jóvenes» por lo que en esta pregunta estarían respondiendo más bien a como son los demás jóvenes…
De acuerdo a la tradición, Santa Martina fue una mujer romana, perteneciente a la nobleza, que se convirtió en mártir en tiempos del emperador Alejandro Severo, en la primera mitad del siglo III.
La devoción a Santa Martina ganó fuerza a partir del descubrimiento de su sepultura y la recuperación de sus reliquias. Esto sucedió muchos siglos después de su muerte, en 1624, durante las excavaciones de la vieja iglesia romana que le fue dedicada a la Santa por el Papa Honorio I en el siglo VII.
En el momento de los hallazgos, el Papa Urbano VIII, muy preocupado por la renovación espiritual de la iglesia, trasladó sus restos a otro templo, colocando el cráneo en un relicario aparte, con el propósito de promover la devoción a la Santa. Fue este Papa quien fijó su celebración el 30 de enero.
Las fuentes históricas textuales más antiguas sobre Santa Martina datan del siglo VI -es decir, son muy posteriores a su muerte- por lo que algunos hagiógrafos han puesto en duda su existencia. Dicho escepticismo cobra fuerza si se considera que, en general, la carencia de fuentes cronológicamente cercanas abre paso a la divulgación de inexactitudes o leyendas. Sin embargo, a pesar de esas dificultades, la fuerza con la que la tradición de la Iglesia ha conservado el nombre y la devoción a Santa Martina a lo largo de su historia ha permitido que se le conserve siempre en el índice de los santos.
El relato más seguro sobre ella nos señala lo siguiente: Martina quedó huérfana de padre -un hombre rico y noble- y heredó sus bienes. Ella los habría repartido entre los pobres a la usanza de muchos conversos de ese tiempo y se habría dedicado a la oración y la caridad. Debido a esto habría sido apresada por orden de Alejandro Severo; luego llevada al templo de Apolo, donde habría tenido que elegir entre Apolo, renegando de Cristo, y su fe cristiana. Martina eligió al Señor Jesús y por ello fue sometida a los tormentos habituales de los romanos: golpes, azotes, aceite hirviendo en las heridas, etc. Finalmente sería decapitada alrededor del año 235.
Hay beneficios en poder relatar nuestras historias de vida y compartirlas con los demás. El relato de nuestra vida como una biografía
Uno de los grandes hechos del siglo XXI ha sido la llegada de la virtualidad a nuestra vida cotidiana. La pandemia ha afianzado este mecanismo de interacción permitiendo mantenernos conectados más tiempo, pero al mismo tiempo se ha incrementado una sensación general de insatisfacción o que nos hace sentirnos incompletos.
En su libro “Filosofía ante el desánimo”, José Carlos Ruiz propone pensar la vida con un pensamiento crítico para no caer en esa insatisfacción constante que nos puede llevar a un desánimo crónico. Parte del mismo se da cuando nuestro mundo virtual lo acapara todo y nos vamos alejando de vivenciar o dejar de revisar las experiencias que son reales.
Por eso, una de las claves de estos tiempos es poner el foco en recuperar esa realidad que muchas veces dejamos de lado sin darnos cuenta. Cuando el olvido se ha apoderado del presente y cada vez estamos más obligados a poner la atención en lo inmediato, se hace necesario entender nuestra singularidad acudiendo a nuestra biografía, a la historia de nuestra vida.
En el pasado el relato de lo vivido nos llegaba por parte de otros familiares, encuentros donde se contaban las anécdotas o se compartían álbumes de fotos como elementos visibles y una fuente a la cual acudir para recordar. Incluso las cartas o postales se guardaban y uno podía volver a ellas, con sus estilos o perfumes. La experiencia estaba llena de detalles.
Todo ese relato de las circunstancias reales con el tiempo se fueron simplificando y sustituyendo por otras de tipo virtual que empezamos a poder “controlar”. De hecho, en una red social se puede dominar una circunstancia: hacer que la mirada de otro esté controlada aplicando filtros, etc. Esto es atractivo, pero se va gestando una brecha entre el “yo real” y el “yo virtual” que se agranda y al final produce malestar.
Toda vida tiene un sentido y un propósito. Puede ser un ejemplo, una motivación, dar esperanza o un impulso para cambiar de rumbo cuando sea necesario. Los cristianos estamos llamados particularmente a dar testimonio con ella, a vivir una historia verdadera de amor. La invitación es poder ser capaces de vivirla y compartirla al máximo.
Al contar nuestra historia somos capaces de transmitir un mensaje o una idea, conectar con otros, hacer de los hechos algo memorable, aprender de los errores y apreciar lo bueno que nos ocurre. Damos muchas cosas por hechas, pero cuando somos capaces de ubicarnos en el tiempo y tener un relato de vida, los beneficios son mayores.
Encontrarle un sentido a las cosas
Al contar nuestra historia estamos dignificando los años de vida. Es decir, una vida que no se entiende como una mera acumulación de tiempo. Está llena de sentido. ¿Cuántas veces nos sentimos mal al enfocarnos en un hecho concreto sin recordar cuántas cosas buenas hemos vivido o cómo hemos llegado hasta allí?
Parte de la biografía de una persona se define por el lugar en el que se nace y el tiempo. El resto son decisiones y lo que uno hace con lo que le ha tocado. Muchas veces se nos olvida que una decisión está clavada en diferentes contextos de la vida y es bueno ser capaz de verlo en cada una de las etapas.
Aprender de las experiencias
Con frecuencia escuchamos que nos dicen que el consumir experiencias es la esencia de la identidad, pero nadie nos dice que cuando consumimos una experiencia lo importante es volver a ella en forma de repetición para ver qué nutrientes se pueden extraer de aquello que hemos vivido.
Cuando contamos con una autobiografía, podemos volver a mirar con mayor facilidad hacia algún hecho o experiencia personal del pasado. Al revisar la historia aprendemos algo de ella, tomamos conciencia de los aciertos y errores y podemos trazar un camino. La vida siempre tiene algo novedoso que aportarnos.
Conectar más profundo con los demás
Contar la historia de nuestra vida usando la oralidad implica introducir el elemento de la voz como mecanismo no solo de transmisión, sino también de conexión con la atención del otro. Hay una gran necesidad de profundizar en el modo de conectarnos más allá de palabras escritas en un mensaje o al vernos a través de una pantalla.
La red nos conecta pero no permite la vivencia que es algo que ocurre en el presente, en vivo y en directo. Cuando se mediatiza demasiado una relación, el vínculo empieza a degenerar en uno de tipo más conectivo pero no resolutivo en la vivencia. El desánimo puede llegar cuando uno idealiza un concepto de una relación que en los hechos es muy diferente.
Descubrir el valor de lo propio
Todos necesitamos contar con lugares estables buscando dar lo mejor para cada momento. Existe una riqueza en el tránsito, en la facilidad de adaptarse y responder positivamente a los cambios que enfrentamos hoy, pero también es importante saber que uno tiene una base de origen y un punto de llegada, un sitio del que viene y hacia dónde se dirige.
Caminamos hacia lugares de tránsito pero necesitamos un destino. El futuro de nuestra vida, aun con gran incertidumbre, se puede proyectar solo con bases sólidas. El caos nos da mucha ansiedad, pero la rutina es una parte que asienta la identidad de la persona. Esos espacios seguros son los que permanecen y siempre están allí en nuestra historia de vida.
Johanna Langefeld, una guardiana de Ravensbrück y Auschwitz, no fue juzgada. Huyó. Las ex prisioneras del campo iban a ayudarla en esto. Según sus relatos, era amable con ellas. “Era una mujer educada. Ella no pegaba"- recordó Wanda Wojtasik-Półtawska
24 de noviembre de 1947, Cracovia. El Tribunal Nacional Supremo debe juzgar a los criminales nazis. Los ex prisioneros de los campos de concentración y los medios de comunicación polacos y estadounidenses siguen el juicio. Los acusados son llevados a la sala de vistas. Entre ellos falta Johanna Langefeld, una ex guardiana de los campos de Ravensbrück y Auschwitz. La acusada escapó.
Las prisioneras ayudan a una guardiana de Auschwitz
Unos años después, apareció un rumor de que … alguien la ayudó a escapar. En Cracovia se oirán muchos relatos tan increíbles que serán difíciles de creer. Porque afirmar que Langefeld fue liberada de Montelupich por las ex prisioneras de Ravensbrück es, por decir algo, por lo menos, absurdo. Pero, es cierto.
¿Cómo es posible que las víctimas salvaran a la verduga? Marta Grzywacz intenta dar respuesta a esta y a muchas otras preguntas. En la historia, que culmina en descubrir quién y por qué ayudó a la ex guardiana del campo de concentración, la autora se remonta al principio: describe a Langefeld en detalle, cómo llegó a Ravensbrück, cuál fue su actitud hacia su «trabajo» y hacia ideología nazi y cómo cambió su actitud.
La historia de la guardiana Johanna Langefeld
¿Cómo era «Nuestra Señora (Guardiana) de Ravensbrück»? La autora del libro se acerca a los relatos de las prisioneras, que demuestran que disfrutó de su simpatía. ¿Cómo podría ser de otra manera, ya que cuando Langefeld regresó a Ravensbrück después de un breve descanso en octubre de 1942, las prisioneras … vitorearon en su honor? Era un espectáculo inusual incluso para los hombres de las SS: era inconcebible que los prisioneros de los campos de concentración esperaran con ansias el regreso de un guardia.
Cuando la vimos regresar, nos sentimos muy aliviadas. Langefeld nos trataba de forma muy humana. A sus ojos, merecíamos respeto porque éramos limpias y trabajadoras.Trató de evitar los castigos, y si lo hacía, eran moderados y por los delitos más graves, como el robo. Por eso, cuando la vimos regresar, nuestra alegría fue grande. Porque Maria Mandl era un monstruo, recuerda Kamilla Janowycz-Sycz en una entrevista con la autora.
La guardiana del campo. «Era calmada, no levantaba la voz»
“Nuestra Señora (Guardiana) de Ravensbrück” no solo evitaba los castigos, sino que también destruía informes presentados por guardias y funcionarios, lo que podría tener consecuencias dolorosas para las presas. Así lo confirmó Józefina Węglarska: «Destruía las denuncias penales, se mostraba reacia a aplicar castigos y siempre permitía que la presa se explicara». Y agregó: «Ella era muy calmada, no nos levantaba la voz».
Grzywacz describe al menos algunas situaciones en las que Langefeld se mostró humana. Como el 18 de marzo de 1943, cuando ocho mujeres iban a ser fusiladas y de repente empiezaron a gritar «¡Viva Polonia!». La tensión creció, la guardia Margarete Gallinat intentó calmarla sin éxito, y finalmente se produjo una pelea.
“Las polacas esperan ser diezmadas después de este evento, pero sorprendentemente, no está sucediendo casi nada, la mayoría no enfrentará ningún castigo. Serán de la opinión de que esto se debe a Langefeld, quien, en lugar de castigo en el búnker o una ejecución, negoció con las autoridades del campo el castigo de permanecer de pie por un día. Ella era inaccesible, pero no acosaba a las polacas. Y luego incluso se interesó por esta presa golpeada por Gallinat – informó Maria Dydyńska”.
«… no quería quedarme en Auschwitz»
Después de la guerra, Langefeld se mudó a una pequeña ciudad en las montañas. ¿Quizás le gustaban las montañas, o quizás quería esconderse? «… probablemente sospecha que le será difícil evitar la pena, aunque sería bueno posponer este momento por un tiempo. Es cierto que un día le dijo a Margarete Buber-Neumann que debería haber cumplido dos años de prisión- ella claramente pensaba que su pena debería ser ésta – pero serán solo palabras vacías. Johanna Langefeld se esforzará mucho para engañar a la justicia», escribe Grzywacz.
Durante el relato citado de la audiencia en Dachau, Langefeld confesó:
En Oświęcim [Auschwitz], estuve de servicio solo hasta junio de 1942. Inmediatamente la semana siguiente después de mi llegada, solicité la baja al SS Obersturmführer Pohl. Las terribles condiciones de la estancia de los presos en Oświęcim hicieron imposible que me quedara allí. Cuando me llegó el mensaje sobre el crematorio y cuando yo misma vi una vez con mis propios ojos el transporte de personas camino del crematorio, no quería quedarme allí [en Auschwitz].
Fue entonces, a petición propia, cuando fue trasladada de nuevo a Ravensbrück.
Wanda Wojtasik-Półtawska sobre Langefeld
Cuando fue encarcelada en Polonia, se corrió la voz rápidamente. También entre sus antiguas «pupilas». Joanna Muszkowska-Penson informó:
Ya no recuerdo la fecha, pero de repente se extiende la noticia entre las mujeres de Ravensbrück de que arrestaron a Langefeld, que ella está en Polonia y que hay que salvarla. Nos pidieron (…) que escribiéramos cartas en su defensa (…). Porque era relativamente humana y se sabía que moriría después del juicio.
Muszkowska-Penson está segura de que solo las ex presas de Ravensbrück podían haber ayudado a Langefeld. Las de Cracovia. “Conocían bien la ciudad, sabían a quién pedir ayuda. Y definitivamente sobornaron a los guardias. Por eso nadie la detuvo cuando se fue. De lo contrario, su escape no sería posible». Más importante que la descripción de la fuga (Grzywacz la describe en detalle), es quién ayudó a Langefeld.
“Era una mujer educada. Ella no golpeaba a nadie»
Wojtasik-Półtawska se muestra reacia a responder esta pregunta de la autora. “Solo puedo decir una cosa sobre Langefeld. Era una mujer educada. No golpeaba a nadie. No decía tacos. Pero deje este tema ya. Esto no lleva a ninguna parte”. Sin embargo, proporciona un apellido concreto. La acción fue dirigida por su amiga, Aleksandra Steuer-Walter.
¿La ayuda mostrada a la guardiana sorprende? Alicja Gawlikowska-Świerczyńska explica:
Alguien que no haya estado en un campo de concentración nunca entenderá que los criterios de lo que se considera bueno o malo eran diferentes allí. Que incluso un poco de decencia salvaba la vida de las personas y uno podría estar agradecido por ello. Por eso no me sorprende que mis amigas sintieran que Langefeld necesitaba ayuda. Y solo ellas pudieron salvarla.
*Marta Grzywacz, „Nasza Pani z Ravensbrück”, [«Nuestra Señora (Guardiana) de Ravensbrück], W.A.B. 2020
El nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha firmado una serie de decretos entre los que se incluye uno “prohibiendo cualquier discriminación en el lugar de trabajo en base a la orientación sexual o la identidad de género”. Un texto que ha hecho reaccionar al episcopado estadounidense
Recién instalado en la Casa Blanca, Joe Biden, 46.º presidente de Estados Unidos, ha decidido enviar un mensaje firme desde el comienzo de su mandato firmando una serie de decretos sobre el clima y los migrantes, entre otros.
Transgénero y ejército
Uno de esos textos, “prohibiendo cualquier discriminación en el lugar de trabajo en base a la orientación sexual o la identidad de género”, ha suscitado fuertes reacciones en el seno del episcopado estadounidense. Si este decreto apunta a autorizar a las personas transgénero servir en el ejército estadounidense –cosa que prohibió la administración de Donald Trump–, eso equivale, según los obispos, a negar la identidad sexual del hombre y de la mujer.
Hombre y mujer
“Toda persona tiene derecho a un empleo remunerado, a una educación y al acceso a servicios sin discriminación ni injusticia. Este derecho debe ser protegido”, recordó la Conferencia episcopal de Estados Unidos. Pero no se debe “ignorar la integridad de la creación por Dios de dos sexos complementarios, el hombre y la mujer”.
Según los obispos, este decreto “amenaza con violar los derechos de las personas que reconocen la verdad de la diferencia sexual o que apoyan la institución del matrimonio de por vida entre un hombre y una mujer”. Para ello, “esto se puede manifestar a través de mandatos que, por ejemplo, erosionen los derechos de conciencia en materia de cuidados sanitarios o los espacios y actividades necesarios y consagrados a cada sexo”.
Monje benedictino de origen francés. Siendo de familia rica, dedicó toda su vida a la oración y a la atención a pobres y enfermos
San Lesmes fue un monje benedictino de origen francés. Vivió aproximadamente entre el 1035 y el 1097. Su nombre en español medieval es Adelhem o Adelelme y en francés es Aleaume.
Nació en Loudun (Poitou, Francia) en una familia rica. Pero ya de joven repartió su riqueza entre los pobres y emprendió un peregrinaje a Roma con ropas de siervo.
Se hizo monje y llegó a ser abad del monasterio de Chaise-Dieu, en la región de Auvernia.
La reina Constanza de Borgoña, esposa del rey Alfonso VI, lo llamó a Castilla para que sustituyera la liturgia mozárabe por la romana.
Ya en Burgos, fundó el monasterio benedictino de san Juan Evangelista y allí atendía a los peregrinos del Camino de Santiago. Se dedicó especialmente a los pobres y enfermos.
Santo patrón
San Lesmes es patrón de la ciudad de Burgos.
Oración (de la Novena a san Lesmes)
Dios Todopoderoso y eterno, que llenaste de tu amor el corazón de san Lesmes Abad, escucha nuestra oración y danos tu amor.
A ejemplo suyo, haznos descubrir y servir a Jesucristo, tu Hijo, en nuestros hermanos pobres y peregrinos.
Que en su escuela aprendamos a responder con generosidad a la vocación a la que nos llamas, a acoger sin prejuicios a los que se acercan a nosotros y a grabar a fuego en nuestra mente aquellas palabras: “Quien a vosotros os acoge, a mí me acoge”.
Por su intercesión, libra nuestras almas del odio, del egoísmo y la indiferencia. Haz que todos recordemos que somos peregrinos por este mundo y que un día seremos juzgados sobre el amor.
Danos, Señor Jesús, el Espíritu de silencio, oración y penitencia que llenó la vida de san Lesmes Abad.
Que en el diálogo íntimo contigo y en la participación en la mesa eucarística encontremos la fuerza para sostener y dar sentido a nuestras labores cotidianas.
Que así como san Lesmes repartió el pan a los pobres, también hoy compartamos con generosidad nuestros bienes con los necesitados.
Que el pan de la Eucaristía sacie a todo aquellos que le buscan con sincero corazón.
Oh Dios, que quieres la salvación de todos, regálanos los pastores, los sacerdotes, los religiosas y los laicos que tanto necesitamos. Que sean entre nosotros discípulos misioneros y los primeros testigos de tu amor.
María, Virgen peregrina y Reina de la Paz, obtén para nuestro mundo, el amor y la paz. Así sea.
La Sagrada Familia de Francesco Vanni. Wikimedia Commons / Yelkrokoyade (CC BY-SA 3.0).
En el marco del Año de San José convocado por el Papa Francisco, el P. Paulo Saavedra López, rector del Colegio Santa Rosa de Chosica (Perú), ofreció cinco consejos que pueden ayudarte a vivir el amor en la familia como lo hizo el padre adoptivo de Jesús.
El sacerdote que es también vicario de la parroquia Santo Toribio, y devoto de San José, hizo una reflexión sobre la Carta Apostólica “Patris Corde” (Corazón de padre), publicada el 8 de diciembre de 2020, a los 150 años de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal. Con este texto el Papa Francisco también convocó el Año de San José del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021.
El P. Saavedra reflexionó sobre el primer punto de la carta, titulado “Padre Amado”, y en declaraciones a ACI Prensa ofreció los siguientes consejos:
1. Amar es entregarse a los demás
El sacerdote indicó que en este apartado se ve que “el Papa trata de profundizar esta vocación del amor que tiene todo padre”. En el hogar, “el amor es una de las expresiones de entrega básica en la familia”, que se expresa “en la ayuda mutua entre cada uno de sus miembros: de los hijos, de los padres, y si también están, de los abuelos y los primos”.
El Santo Padre “nos invita a reconocer que José ha tenido su vocación al Amor, porque en su casa ha recibido al Mesías y le ha servido a él, y por lo tanto, ha tenido la capacidad de entregar su propia vida en amor al hijo de Dios”, dijo el presbítero.
2. Amar es hacer un silencio prudente
La entrega de amor de San José se dio “en lo sencillo del hogar, en el trabajo, en las cosas muy cotidianas. Es un amor que se expresa muy humilde, muy sencillo”, señaló el P. Saavedra.
“A veces en la familia nos hacemos muchas complicaciones para vivir la vida familiar y no nos damos cuenta que no necesitamos ser tan explícitos y decir: ‘Mira, yo amo mi familia y hago esto por él’. No, no tanto en decirlo, sino en hacerlo y tener pequeños gestos que comunican ese amor”, prosiguió.
En ese sentido, recordó a las familias que más que decir palabras, el amor en el hogar se expresa sobre todo en las obras pequeñas y sencillas del día a día, y de entre todos estos gestos destacó “el silencio” vivido de San José.
“Uno de los gestos que yo valoro mucho es el silencio”, dijo. “Cuando hay algo medio encrespado que vamos a tener en la familia, que vamos a pelear o que está un poco tensa la cuestión, si uno empieza, que el otro no siga, sino que guarde ese silencio de amor que se da y se puede dar en casa”, agregó.
3. Amar es enseñar y dialogar con paciencia
Es importante “no suponer que lo que hacen los demás miembros de mi familia [conmigo], lo hacen por fastidiarme la vida, sino que lo hacen porque en el fondo están buscando algo bueno, pero las formas a veces no son tan oportunas, no son tan atinadas”, señaló el P. Saavedra a ACI Prensa.
Por ejemplo, “una cosa es decir: ‘Prepárate hijito para iniciar la videoclase’, y otra gritar: ‘¡Apúrate!, ¡ya!, ¡levántate, anda a tu clase!’. Ha dicho lo mismo, pero no de la misma forma”, dijo.
“Entonces, yo creo que la figura de San José, muy silenciosa, nos hace entender”, como dice el Papa, que “es mejor comunicar con amor y paciencia lo bueno que queremos sacar de los demás, porque ahí en nuestra paciencia, corrección personal, en la espera y en el silencio es cuando más fruto alcanzamos en el actuar de los demás con los que vivimos”, destacó.
El sacerdote comentó que es simple y muy fácil actuar como el primer caso del ejemplo, “lo difícil es entrar en diálogo para enseñarle a los otros con Amor doméstico a valorar qué cosas importantes hay en el trato y en la relación con los demás”.
4. Amar es servir en lo sencillo y cotidiano
“La colaboración sencilla y humilde en casa, hecha desde la gracia de Dios, tiene mucho más mérito incluso que salir a ser un gran evangelizador por las calles y gritar con mi parlante afuera”, dijo el P. Saavedra a ACI Prensa.
Por ejemplo, “que esté limpio el plato, que sacudo un poco la ropa, que acomodo el planchador de mi mamá, que pongo un poco más de agua en el bidón”, añadió.
“¡Qué bonito es aprovechar el tiempo en buscar acercarnos!, en vez de desperdiciarlo discutiendo, separándonos o no hablándonos, porque no me gustó como me hablaste al punto de llegar a la falta de comprensión y comunicación”.
“José nos enseña a vivir la familia con paciencia, con silencio, con entrega, en lo doméstico, en lo sencillo”, señaló el sacerdote. “Recomiendo mucho a los padres que vivan este amor doméstico de San José, que nos enseña a afianzar la convivencia familiar”, alentó.
5. ¿Cómo crecer en la devoción a San José en familia?
El P. Saavedra dijo a ACI Prensa que además de esforzarnos por vivir el amor doméstico como San José, es necesario “ponernos en manos de él” y pedirle su intercesión para que Dios nos conceda la gracia que necesitamos para lograr este propósito.
“San José nos demuestra esa entrega incondicional, silenciosa, humilde a Dios en sus obras, porque él se encarga de las cosas de Dios. ¿Quiénes son las cosas más importantes de Dios? Pues la Virgen María y Jesús, su esposa amadísima del Espíritu Santo y el mismo Cristo”, dijo.
“José tenía un gran encargo, una encargatura pero majestuosa, y él no dijo: ‘Ay, lo voy a hacer yo solo’, sino, ‘Dios me ayudará’, y así ha sido. Él nos da el ejemplo y San José les va a decir: ‘Si vienen a mí, yo les voy a decir vayan a Él, mírenlo a Él cómo nos ama, cómo se entrega, cómo llega a nosotros. Y así él nos da ese soporte”, agregó.
El sacerdote recordó que en el apartado “Padre Amado”, el Papa nos dice que “San José es considerado protector de la Iglesia y no solamente de la Iglesia, sino de todos, de los institutos religiosos, hermandades, grupos de personas”. Por ello, aconsejó “encomendarnos a él para que con su actuar nos ayude a valorar la mejor forma de actuar y desenvolvernos en casa, en familia”.
También, alentó a seguir el ejemplo de Santa Teresa de Ávila, devota de San José, para acudir al padre adoptivo de Cristo en la oración personal. Ella nos dice: “Vayan a José, a él díganle”.
Explicó que “ir a San José es ir con una devoción y una confianza de que él es padre, de que él entiende cómo es una familia. De dónde él saca esa fuerza y esa gracia, pues de Dios, porque él le ha entregado su vida a Dios”.
El sacerdote sugirió que en oración se rece al santo así: “Mira, necesito paciencia, necesito un poquito de silencio, José, ven, ayúdame. Necesito que me protejas de la ira, de las reacciones inoportunas. Te pido que me ayudes a considerar siempre con Amor a cada uno de los miembros de mi familia, a darme la oportunidad de pensar bien de ellos, antes de estar acusando”.
“¡Qué bonito sería que un padre y una madre de familia, estén solos, estén juntos o estén separados, recurran con fe a San José para hallar dirección en medio de esta sociedad que nosotros sabemos que está tan dividida!”, de modo que la preocupación “sea la necesidad de todos”, que es “la necesidad auténtica y moralmente buena para todos”, concluyó.
María Blanchard fue una de las más grandes pintoras del cubismo del siglo XX, pero además una mujer religiosa, caritativa y muy poco conocida
La bailarina Olga Koklova entró en el destartalado estudio de María Blanchard, en la calle Rue Boulard de París, en los primeros meses de 1932 para interesarse por su quebrantado estado de salud. Había acudido por encargo de su todavía marido, Pablo Picasso, que enviaba a la pintora española un regalo personal: una pequeña cerámica suya con forma de paloma. Fue una de las últimas muestras del afecto que el genio de la pintura moderna profesaba hacia Blanchard, una figura crucial en la gestación del movimiento cubista, pero que hoy es todavía excesivamente desconocida, e incluso ignorada.
La pintora que recibió a Olga Koklova aquel día le ofrecía su desaliñado aspecto habitual: vestida con un blusón negro manchado de pintura de arriba abajo, con el pelo recogido con una goma, y sin arreglar. Una mujer contrahecha, jorobada, que sufrió toda su vida una deformación severa, de nacimiento, que incluso afectaba a su forma de andar. Y por entonces, además, gravemente menguada por la enfermedad, el exceso de trabajo y una debilidad a la que se sobreponía a base de fuerza de voluntad, pero que se cobraría su vida poco tiempo después.
María compartía lo que necesitaba
Era también una mujer que había recuperado la fe religiosa de su infancia, perdida en la adolescencia, y que dedicaba buena parte de su tiempo a la visita de los templos de su zona -en ocasiones, cuando necesitaba centrarse en sí misma y meditar, podía escuchar varias misas seguidas en iglesias diferentes- así como la piedad religiosa y una muy generosa labor de obras de caridad. Tan generosa que a menudo fue en detrimento de su propio bienestar, porque María no siempre daba de lo que le sobraba, sino que, en muchas ocasiones, compartía lo que necesitaba.
La relación de María con Picasso se remonta a los comienzos del movimiento cubista. Blanchard había acudido a París a aprender pintura, y tras un breve retorno a España, decidió regresar a Francia e instalarse allí definitivamente. Su llegada coincidió con la erupción del volcán cubista, que sacudiría el mundo del arte, y al que ella contribuyó decisivamente. Tanto que algunos pintores como André Lhôte consideran que sus cuadros son los más bellos que logró generar aquel movimiento.
Prodigiosa memoria
Más adelante, Blanchard desarrollaría un personal estilo figurativo, teñido de emoción y sentimiento, y poblado por maternidades tristes, niños, y todo tipo de desfavorecidos y desposeídos, a los que hacía justicia con su pintura. Casi siempre inspirados en personas reales con los que María se cruzaba por la calle, a menudo de forma ocasional, pero que ella atesoraba en su prodigiosa memoria y que luego era capaz de reconstruir después en el estudio con fidelidad.
Los parisinos pudieron ver las pinturas cubistas de María junto al mítico cuadro de Picasso, “Las damiselas de Avignon’, la pintura probablemente más representativa del movimiento, en la misma exposición. Y el pintor malagueño nunca ocultó que su cuadro ‘El niño con el aro’ estaba inspirado en otro de título y temática muy similares de María Blanchard, que Picasso tuvo ocasión de ver durante una vista a su estudio, que por entonces la española compartía con el pintor mexicano Diego Rivera, con quien trabajó codo con codo durante 13 años. Blanchard nunca se sintió ofendida por la ‘apropiación’ que Picasso hizo de su obra. Siempre valoró la capacidad del malagueño para tomar estímulos y referencias de aquí y allá y convertirlas en algo personal.
Amistad con Picasso
La amistad de los dos españoles se prolongó mucho más allá de la breve vida del movimiento cubista. Picasso no dejaba de recomendar la obra de Blanchard a los marchantes de arte y a los coleccionistas, lo que provocó una situación que hoy, desde el oscurecimiento que padece su figura, quizás pueda sorprender.
El periodista Baltasar Magro, que acaba de recrear la vida de la pintora en el libro ‘María Blanchard. Como una sombra’ (Alianza Editorial) asegura que la cotización de la artista santanderina en el mercado del arte era por entonces igual o superior a la que tenían Juan Gris -el tercer español del movimiento cubista- Fernand Lèger, o Matisse “y muy por encima de Modigliani”.
Pero Picasso no fue el único pintor que la admiraba ni con el que estuvo ligada. Ya hemos apuntado la estrecha relación que le unió con Diego Rivera, con el que compartió estudio 13 años. Durante mucho tiempo, además, ella, Rivera y su mujer, la también pintora e ilustradora Angelina Beloff, Quiela, vivieron juntos, compartiéndolo todo, salvo la cama. Quiela conservó la amistad de María hasta el final, y mucho tiempo después de que Diego Rivera la abandonara para regresar a México.
Compartió también el dolor
“Con Diego formábamos un grupo de lo más extraño”, recuerda Quiela. “Dos mujeres unidas a un gigantón barbudo con muy malas pulgas, una especie de Buda. Vamos, como si fuéramos personajes de un cuento para asustar a los niños”. Y recuerda más: “Vivíamos cerca de Mondrian, del impulsivo y único Modigliani, de Matisse, de Chagall, Severini… Cada uno de ellos era un mundo repleto de enseñanzas, de sugerencias asombrosas”.
Pero no todo fue hermoso. María compartió también con la pareja la inesperada muerte de su hijo, con apenas un año de edad. Baltasar Magro sugiere que el recuerdo punzante de este drama influyó en las futuras pinturas de maternidades de Blanchard, que a menudo estarán sobrevoladas por un halo de tristeza, o de gravedad, que rompe con la imagen convencional de las madres felices.
La muerte de Juan Gris la conmocionó
Si importante fue el aprecio de Picasso, e intensa la camaradería con Rivera, puede que la relación afectiva mayor la tuviera María con el también español Juan Gris. Su prematuro fallecimiento supuso para ella un golpe que la desestabilizó y la conmocionó.
Su primera biógrafa, la condesa María del Campo Alange, cree que es en este momento crucial cuando se produce el regreso a la fe de la artista española. No fue seguramente el único factor, pues la suya no fue la única conversión religiosa en el gremio artístico de la época, pero seguramente fue la más llamativa.
La religiosidad de María Blanchard
Y es que María no sólo acudía metódicamente a misa, incluso cuando, en sus últimos meses, le costaba horrores el caminar, sino que aportaba fondos regularmente al orfelinato de la zona y atendía a los mendigos que llamaban a su puerta enviados por algún convento de la zona.
En su última Navidad antes de morir, gastó parte de sus recursos no abundantes en proporcionar comida y juguetes a varias familias de su entorno. No debe extrañar, por tanto, que muchos de aquellos seres sin fortuna se contaran entre los pocos que acudieron a despedirla en su entierro. Fueron ellos los que la bautizaron como ‘la angelical jorobada’.