Macarena Gayangos - Aleteia Chile - publicado el 18/02/21
A 120 años del natalicio del famoso santo del país sudamericano y su aporte a la sociedad actual
“Es un santo visionario”. Así lo define María Paz Vega, directora ejecutiva de la Fundación Padre Hurtado, ante los 120 años del natalicio de San Alberto Hurtado, el segundo santo chileno.
“Él supo comprender la gran brecha social y económica que ya existía en nuestro país. Se dio cuenta de la falta de una buena educación y también de la falta de vocaciones religiosas, algo que a él le preocupaba. Lo que ocurre hoy en Chile no está muy lejos de sus mensajes, libros y pensamientos que nos dejó. Es necesario volver a mirar su legado, no sólo sus obras, con los ojos del siglo XXI, de esa manera vamos a despertar su anhelado sentido social, del que él hablaba en su tiempo, y que nos va a permitir ser un mejor país”.
Palabras que resuenan hoy
«El 19 de octubre del 2019 se produjo el estallido social en Santiago y en gran cantidad de ciudades de Chile. Palabras como dignidad, justicia y equidad resuenan hasta el día de hoy; conceptos que el Padre Hurtado ya mencionaba en su época”, expresó Paz Vega.
La crisis política llevó a que todos los partidos políticos acordaran la redacción de una nueva Constitución la que será redactada por 155 personas elegidas el próximo 11 de marzo. Uno de los candidatos a esta elección es el psicólogo Benito Baranda, quien fuera director ejecutivo del Hogar de Cristo y actual presidente ejecutivo de la Fundación América Solidaria. A él como a miles el padre Hurtado lo interpeló.
“La vida y obra del Padre Hurtado marcaron la Historia de Chile. Él nos hizo entender que la responsabilidad sobre la pobreza y la desigualdad era de nosotros. Que la injusticia la creaban nuestras acciones. Decisiones y la manera en que definimos nuestra prioridades vitales, y esto lo vinculó estrechamente con el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Demostró que cambiando la realidad podíamos vivir todas y todos mejor. Que podíamos tener una país de mayor concordia y entendimiento; porque todos queremos un Chile fraterno”, comenta Baranda.
Al servicio de los demás
Alberto Hurtado nació en una familia aristocrática empobrecida, y pierde a su padre a los cuatro años. Ana, su mamá, queda a cargo de él y de su hermano Miguel. Ingresa al Colegio San Ignacio en Santiago, donde destacó por ser buen alumno, alegre y estar siempre al servicio de los demás.
Hurtado sabía que quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.
En 1923 ingresó al noviciado y ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933. Volvió a Chile en 1936 y de inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio; fue asesor de la Acción Católica Juvenil. En cada lugar el Padre Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres, y en 1944 fundó el Hogar de Cristo.
Su obra se multiplicó con su trabajo en la Acción Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital. Muere el 18 de agosto de 1952. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó y fue canonizado el 23 de octubre del 2005 por el Papa Benedicto XVI.
¿Qué haría Cristo en mi lugar?
El sacerdote jesuita Felipe Berríos, quien vive en el campamento de la Chimba en la ciudad de Antofagasta, en el extremo norte del país, cuenta de forma muy natural lo siguiente:
“No sé si al Padre Hurtado le habría gustado mucho que lo catalogaran de Santo. Yo creo que a él le entusiasmaba la santidad de quien da la vida por los demás, la santidad que busca la justicia que nos lleva a cumplir primero, antes que la caridad. El Padre Hurtado es la respuesta a la pregunta ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Y jugarnos con la respuesta. Es un Santo más allá de los altares, porque todo ser humano que se la juega por los demás, por la justicia tiene un poco de él” y el sacerdote finaliza “el Padre Hurtado es una santo netamente chileno porque ama a Dios en los demás, en la historia, en la política, en la ciencia, en el arte, y este es el Padre Hurtado que tenemos que rescatar”.
La Fundación Padre Hurtado durante este año realizará distintas acciones por el natalicio del santo chileno, además de la labor de visibilizar la gran riqueza en escritos y testimonio que dejó este santo chileno.
“Siento que tenemos una deuda con él. Las nuevas generaciones no todas conocen su gran legado, su ser educador, abogado, líder de jóvenes y obreros. Sólo nos hemos quedado con sus grandes obras, que sin duda son importantes, pero el Padre Hurtado es más que eso”, dice la directora ejecutiva de la fundación.
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