El 22 de febrero de 2020 se informó la aprobación de un milagro atribuido a la Madre Francisca Rubatto. Aquella noticia colmó de júbilo a las religiosas, quienes ahora esperan con entusiasmo la fecha de canonización. ¿Cómo se ha vivido este tiempo en el santuario? La respuesta en Aleteia de la hermana Nora, capuchina de la Madre Francisca Rubatto en Uruguay
Belvedere, Montevideo, Uruguay. La mañana del sábado 22 de febrero de 2020 se presentaba como una más. Sin embargo, en las primeras horas, todo cambiaría para siempre. En aquel entonces, una “buena nueva” fue la responsable de generar un auténtico temblor. El grupo de religiosas del Santuario Madre Francisca Rubatto se acababa de enterar que su fundadora se convertiría enla primera santa del Uruguay. Desde ese momento, el teléfono de aquel lugar tranquilo de una zona de Montevideo no paró de sonar.
Este 22 de febrero de 2021 se cumple un año de la noticia de la aprobación de un milagro atribuido a una hermana capuchina nacida en Italia, pero con corazón muy comprometido con Uruguay.
“Nos han llegado saludos de las personas más allegadas agradeciendo a Dios por el regalo a su Iglesia”, dijo este lunes la hermana Nora en comunicación con Aleteia al hacer referencia a este particular aniversario.
¿Cómo se ha sido el año en el santuario?
Pero la noticia de la futura canonización llegó poco antes de que Uruguay entrara en emergencia sanitaria (13 de marzo de 2020) debido a la crisis de la pandemia del coronavirus. Esto también fue un auténtico sacudón y generó cambios en todos lados, aspecto que también afectó a las religiosas de la Madre Rubatto.
No obstante, a pesar de la situación, han logrado seguir difundiendo en carisma de la Madre Rubatto a través de las nuevas plataformas de comunicación.
“Lo que hicimos casi todos los meses fueron trasmisiones en vivo desde el santuario que iban a todos los países donde tiene el instituto casas. Hacíamos el rezo del Rosario en varios idiomas, misas, celebraciones. Una manera de difundir su carisma y que la gente se uniera en oración. Fue una experiencia muy bonita que queremos repetir”, dijo Nora a Aleteia.
Por otra parte, Nora recordó que durante la pandemia el santuario permaneció siempre abierto. Esto, a pesar de que en algún momento también se ha ido cerrando para que la gente pudiera rezar desde la reja debido a algunos episodios violentos.
A pesar de esto, la actividad social de las religiosas, en el santuario hay cuatro, como la venta de ropa y alimentos para los más vulnerables, se logró mantener.
¿Fecha de canonización?
“No tenemos noticia de cuándo puede ser la canonización. Uno piensa que a finales de este año. Nosotros tenemos hermanas que están imposibilitadas de viajar por ahora. Es un problema. Pero estamos bien y pensamos que estas transmisiones en vivo van a seguir”, contó Nora.
Más allá de esto, el entusiasmo persiste, como no podría ser de otra manera. Y se espera el anuncio del día de la fecha de canonización. Mientras tanto, la labor silenciosa de las hermanas capuchinas no se frena. Este año, por ejemplo, volverán a celebrar los sacramentos en el santuario. La “buena noticia” no se detiene.
¿Quién es la Madre Rubatto?
Nacida el 14 de febrero de 1844 en la provincia de Piamonte (Italia), a los cuatro años perdió a su padre y a los 19 a su madre, hecho que la hizo viajar a Turín. Inmediatamente Ana María Rubatto empezó a trabajar por los más necesitados, entre otras cosas a través de la enseñanza del catecismo y la visita a enfermos.
En el año 1883 Ana María viaja a la localidad de Loano y es ahí, según recuerda el sitio web de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto, donde un día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llantos tras la caída de una piedra proveniente de una construcción que había caído sobre la cabeza de un joven. En ese momento Ana María auxilió al muchacho, “lavó y curó la herida”.
La construcción, prosigue el relato, debía albergar a una comunidad femenina y se estaba buscando directora. Fue ahí cuando el padre capuchino Angélico de Sestri Ponente pensó que Ana María podría hace cargo de la dirección.
Hasta ese momento Ana María trabajaba en los oratorios salesianos, por lo cual la decisión la tomó junto a su director espiritual y el propio Don Bosco. Después de mucha oración decidió ser parte de esta nueva familia religiosa.
Cruzó el océano
Y partir de esa decisión el gran viaje de Ana María hacia la santidad se consolidó, pues -luego de cambiar su nombre por el de Hermana María Francisca de Jesús- en 1892 cruzó el océano con otras religiosas para fundar casas en Montevideo, la capital de Uruguay. Pero su labor se extendió también a otros países de la región como Argentina y Brasil.
El 6 de agosto de 1904, luego de una vida de entrega a los demás, falleció en Montevideo, el país de América al cual amó de manera especial y en el que dejó un legado que al día de hoy ya tiene más de 125 años.
Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993 y este 22 de febrero en Uruguay se recuerda un nuevo aniversario de una noticia que llenó de alegría a muchos: la canonización.
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