Jaime Septién - publicado el 21/03/21
Aumentan las filas de la pobreza extrema en todos los rincones del planeta
Profesores universitarios que han tenido que meterse a repartidores de empresas de mensajería; mujeres profesionistas que han perdido su puesto de trabajo y han tenido que poner un puesto callejero de comida, obreros calificados que ahora hacen plomería y carpintería entre sus vecinos…, la pandemia ha golpeado duramente a la clase media en prácticamente todo el mundo.
Y ha aumentado, brutalmente, las filas de la pobreza extrema en todos los rincones del planeta, con énfasis en el sur de Asia y en el África subsahariana. Los que antes del coronavirus todavía aspiraban a poder contar con un par de dólares cotidianos para llevar alimento a casa, hoy, de plano, tienen que mendigar.
Todavía no somos capaces de evaluar el tropezón económico que experimenta la humanidad a poco más de un año de que el coronavirus se enseñorea de ella. Según estimaciones del Banco Mundial en 2020 la economía global se contrajo 4.3 por ciento lo cual, como lo demuestra un nuevo estudio del Pew Research Center (PRC), ha expulsado a millones de personas de la clase media y ha aumentado, drásticamente, la pobreza.
Promedios internacionales
Según el análisis del PRC, la pandemia ha arrancado de la clase media a 53 millones de personas en todo el mundo y debido al retroceso de economías como la de México, que cayó 8.5 por ciento en 2020, el número de pobres ha aumentado en 131 millones de seres humanos.
“La caída de la clase media mundial se centró en el sur de Asia y en el este de Asia y el Pacífico, y detuvo la expansión observada en los años anteriores a la pandemia. El sur de Asia, específicamente India, junto con África subsahariana, representan la mayor parte del aumento de la pobreza, revirtiendo años de progreso en este frente”, subrayó el estudio presentado la semana pasada.
De acuerdo con estándares internacionales (aplicados por el PRC) las familias con ingresos medios son compuestas por cuatro personas cuyos ingresos oscilan entre 10.01 y 20 dólares diarios, o si se quiere, un ingreso anual entre 14,600 y 29,200 dólares, mientras que los pobres viven con dos dólares o menos al día, o no más de 2,920 dólares anuales para una familia de cuatro.
Sin embargo, la pandemia no solo golpeó a estos dos estamentos de la economía: también disminuyó la cantidad de personas que tenían ingreso altos (más de cincuenta dólares diarios) en 62 millones de personas durante 2020, echando atrás la mitad de las personas de ingresos altos que se habían acumulado en el mundo desde 2011 (principalmente en las economías avanzadas).
El drama de la pobreza
Donde mayormente se siente el impacto de la pandemia es, por desgracia, en la población en pobreza y en pobreza extrema. El análisis del PRC muestra que el aumento de la pobreza estimado previo al virus en un número de por sí horrible –672 millones de nuevos pobres para 2020—fue ampliamente rebasado cerrando el año con 803 millones de personas que sobreviven con dos o menos dólares al día.
La pobreza mundial había disminuido a una tasa promedio de 49 millones anuales de 2011 a 2019. La pandemia, al agregar 131 millones a las filas de los pobres, ha retrasado el progreso de la pobreza en varios años, y se estima que la tasa de pobreza ha aumentado del 9,0 por ciento en 2019 al 10,4 por ciento en 2020.
De 2011 a 2019, la población mundial de altos ingresos aumentó de 459 millones a 576 millones, con un crecimiento promedio de 15 millones al año. Así, el retroceso de 62 millones por la pandemia en 2020 también revierte varios años de crecimiento de la población de altos ingresos. Se espera que la proporción de la población mundial en el nivel de ingresos altos haya disminuido del 7,5% en 2019 al 6,8% en 2020.
No obstante los pronósticos optimistas de algunos operadores financieros, lo cierto es que la vía hacia la recuperación económica mundial está llena de incertidumbres. El llamado del Papa Francisco toma relevancia ante este panorama: el modelo económico debe cambiar y basarse ya no en la globalización de las finanzas sino en una economía que globalice la solidaridad, con énfasis en los más pobres.
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