Caroline Becker - publicado el 15/04/21
Dos años han pasado ya desde el incendio que asoló la catedral de Notre-Dame de París y dejó en vilo a toda Francia en la noche del 15 al 16 de abril de 2019. Aquella noche, los corazones de los franceses latieron al unísono
Una imagen que el mundo no ha olvidado. El lunes 15 de abril de 2019, poco antes de las 19h, empezaron a circular las primeras imágenes de Notre-Dame de París en llamas. El mundo entero, en estado de shock, creía asistir a la desaparición del santuario más célebre de Francia. Por fortuna, el heroísmo de los bomberos, apoyados por la ferviente oración de los fieles, logró poner fin a las llamas. Al amanecer, Notre-Dame estaba gravemente dañada, pero a salvo.
Dos años han pasado ya desde este dramático incendio, dos años marcados por momentos intensos de alegría e incertidumbre, pero también la esperanza se ha hecho un hueco en el corazón de los franceses.
Da fe de ello el orgulloso aspecto de Notre-Dame de París que, día tras días, sana sus heridas con una rapidez increíble, a pesar de la doble limitación ligada al plomo y a la crisis sanitaria.
Este resultado lo debemos a la entrega de todos los equipos sobre el terreno que, desde el día siguiente al incendio, se han puesto manos a la obra para reforzar la catedral de Notre-Dame. Se lo debemos también a todos los generosos donantes de Francia y del mundo entero que han contribuido, cada uno a la altura de sus medios, en la reconstrucción de la catedral.
Dos años desde el incendio, esta generosidad no se ha atenuado, como atestigua Christophe Rousselot, delegado general de la Fundación Notre-Dame: “Desde enero de 2021, hemos recibido 750 donaciones. Algunas son de donantes recurrentes”. Cabe destacar que muchos de ellos, casi más de la mitad, hacen donaciones a un fondo específico, el “Fondo de la catedral de París”, destinado exclusivamente a la renovación interior de la catedral, que sigue siendo ante todo un santuario.
Un indicio, sin duda, de la importancia que tiene la restauración de la liturgia para muchos donantes. En total, a fecha de hoy se han reunido 340.000 donantes de 150 países que han permitido recaudar 883 millones de euros en donaciones. El viernes 7 de mayo se realizará una subasta a favor de la catedral, organizada en el portal Drouot por la Fundación, y será una oportunidad de continuar con este gran impulso de generosidad.
Dos años de arduo trabajo que permiten hoy afirmar con certeza que la catedral se ha salvado. El desmontaje del gran andamiaje calcinado de 40.000 tubos de metal en noviembre de 2020, del gran órgano en diciembre de 2020, la colocación de las cimbras de madera en el interior de la catedral el pasado enero y la limpieza completa de toda la cúpula han firmado la conclusión de este largo periodo de afianzamiento del lugar.
La colocación de una gran lona a modo de paraguas al nivel del crucero del transepto, antes del verano de 2021, debería cerrar definitivamente este capítulo. En la actualidad, la entidad pública encargada de la restauración de Notre-Dame de París, presidida por el general Georgelin, estudia las grandes etapas de restauración que deberán realizarse a partir de ahora.
Y es que sigue en pie la perspectiva de abrir la catedral en 2024, según prometió Emmanuel Macron. Preguntado por Aleteia, el general se muestra confiado: “Sean cuales sean las dificultades que encontremos, afrontaremos los desafíos juntos, con los arquitectos y los compañeros, aupados por el orgullo colectivo de restaurar este monumento y devolver la catedral al culto en 2024”.
Restauraciones con buen augurio
Aunque la obra de restauración no ha empezado formalmente, se han realizado dos operaciones previas de magnitud. La tala de robles seleccionados de entre todas las regiones de Francia en estas últimas semanas permitirá la reconstrucción idéntica de la flecha de Viollet-le-Duc.
Además, propietarios de bosques privados han declarado para Aleteia que sienten orgullo de contribuir a la restauración del santuario a través de la entrega de sus árboles, que ellos mismos han hecho bendecir para la ocasión. En cuanto a las obras de prueba efectuadas en dos capillas de la catedral, que Aleteia pudo descubrir en exclusividad, muestran cómo se organizará la obra de restauración.
Los primeros resultados, muy satisfactorios, permitieron elaborar un protocolo de limpieza y restauración que se aplicará al total de las 24 capillas de la catedral. Suficiente para imaginar cómo será el interior del santuario en 2024.
Dos años después de la tragedia, ya no es el salvamento de Notre-Dame lo que se produce ante nuestros ojos, sino su renacimiento. Como símbolo, hace unos días se produjo la validación del diseño del futuro armazón, “próximo al diseño del armazón perdido”. Aunque aún lamentamos la desaparición del “bosque”, un testimonio irreemplazable de los carpinteros medievales, la restitución del armazón en madera permitirá a las generaciones futuras poder admirar las cualidades formales y la profundidad histórica de esta obra. Para garantizar su seguridad, “el armazón estará dotado de dispositivos modernos de seguridad anti-incendios, en particular con un aislamiento cortafuegos del gran ático”, concretó para Aleteia el general Georgelin.
En paralelo a estos primeros estudios, ya se han abierto licitaciones para acelerar la fase de restauración que empezará a lo largo del próximo invierno. La licitación para la primera campaña de limpieza del plomo en la catedral ya está en curso. La de la restauración del gran órgano también está iniciada, según confirma Olivier Latry, uno de los cuatro organistas de la catedral que estrena, este 15 de abril, una obra en homenaje al órgano de Notre-Dame. “El constructor del órgano debería ser elegido antes del verano y los trabajos comenzarán inmediatamente”, dijo a Aleteia. Desmontado a finales del año pasado, los 8.000 tubos que componen el órgano han sido almacenados en cajas en un lugar secreto.
Habrá que esperar unas semanas más para conocer el calendario preciso de las obras. La última noticia es que la institución pública encargada de la restauración está analizando los diagnósticos realizados por el arquitecto Philippe Villeneuve y su equipo. Una vez completado, este examen permitirá finalizar la programación de las obras y fijar el futuro presupuesto.
De la restauración de las piedras a la restauración de la liturgia
Al rescate de las piedras centenarias de la catedral se añade el de las “piedras vivas”. En estrecha colaboración con los agentes de Patrimonio, la diócesis de París reflexiona activamente sobre la reapertura de Notre-Dame de París para permitir el regreso del culto a partir de 2024.
Y es que mantener la dimensión espiritual de Notre-Dame es una de las prioridades del arzobispo de París, Mons. Aupetit, quien lo ha demostrado muchas veces organizando, desde hace dos años, momentos espirituales intensos para recordar al mundo que la catedral es y sigue siendo, ante todo, un lugar de culto católico. Aún recordamos con emoción la primera misa celebrada dos meses después del incendio en una de las capillas del coro o también la veneración de la corona de espinas, el año pasado en el Viernes Santo. Este año, el arzobispo ha insistido en celebrar el Jueves Santo.
Mons. Aumonier, representante de la diócesis para la obra de la catedral, reconocía hace unos días a Aleteiala importancia de continuar elevando la oración en el edificio: “El corazón de la reconstrucción es la celebración litúrgica. La catedral no es un museo, es un lugar de oración que ha sido construido para ello”.
El padre Gilles Drouin, que supervisa las conversaciones de “El Taller Notre-Dame”, iniciado por Mons. Aupetit en 2019, da testimonio de los grandes avances del proyecto de acondicionamiento del interior de la catedral que se articula en torno a dos grandes ejes: devolver a la iglesia un mobiliario nuevo para celebrar la liturgia y también proponer un nuevo recorrido de visita que sea elocuente en favor de los turistas no cristianos.
“En la época de la restauración de Viollet-le-Duc, la catedral no recibía a tanta gente. Hoy en día, hay que replantearse el recorrido de visita para conducir a los turistas al umbral del Misterio”, declaró. Este nuevo recorrido, que se organizará principalmente a lo largo de las capillas de la nave central y del transepto, se articulará como un largo camino que lleve del Génesis a la Resurrección. De las tinieblas a la luz. “Estas capillas, deterioradas y sombrías, eran un poco como ángulos muertos de la catedral. ¡Vamos a devolverles la vida!”, precisa con entusiasmo.
Dos años después, la Esperanza
Presente en los primeros minutos del drama, ya que asistía a la misa del Lunes Santo el 15 de abril de 2019, Hélène Bodenez sigue aún muy marcada por lo que vivió. Dos años después del incendio, ve el suceso como una oportunidad de replanteamiento. “Veo esto como una revelación de la importancia de devolver la fe al centro de nuestras prioridades”.
A pesar del recuerdo, aún vivo, la visión de la catedral que renace cada día un poco más de sus cenizas la colma de alegría. Espera también, como muchos otros fieles, poder entrar de nuevo en ella para “dar gracias”. “La corona salvada, el gallo recuperado, esta restauración que avanza bien y rápido… son muchos signos fuertes por los que hay que regocijarse”, añade antes de advertir: “Esta catedral, en su restauración, debe ir acompañada de la restauración de nuestra carne, nosotros que formamos la Iglesia”.
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