Tanto si eres profesional como si eres aficionado o acabas de empezar a correr, debes saber cómo proteger la articulación más grande del cuerpo y evitar su sufrimiento
Si nos preguntaran por la articulación que más sufre cuando corremos, probablemente pensaríamos en la rodilla. Pero hay otra que sufre igualmente y que es causa habitual de dolor entre quienes practican 'running'. Hablamos de la cadera, una estructura que carga el peso de nuestro cuerpo.
El dolor en esta parte del cuerpo puede deberse a muchas causas diferentes y, como suele ir acompañado de otras molestias —como disfunciones en la rodilla, en la parte inferior de la pierna o en la parte baja de la espalda—, puede ser difícil determinar la causa exacta que lo produce. Para despejar las dudas que surgen en torno a este problema, hemos acudido al doctor Manel Ribas, jefe de la Unidad de Cadera del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Dexeus Quirónsalud.
“La cadera es una de las articulaciones más grandes de nuestro cuerpo y conecta el hueso del muslo o fémur a través de su cabeza con el acetábulo, una cavidad situada en la pelvis con la que se articula. Esta soporta todo el peso del cuerpo, hasta seis veces más cuando corremos”, explica el experto.
El especialista explica también que, además de transmitir el peso de la parte superior del cuerpo a las extremidades inferiores, tiene otra función: facilitar los movimientos de las piernas en todas las dimensiones del espacio cuando las flexionamos, las estiramos, las rotamos… No es de extrañar, por tanto, que sea la estructura ‘perfecta’ para que en ella se produzcan diferentes lesiones, algunas de las cuales pueden ser de importancia.
Tampoco es extraño que aparezca el dolor de cadera en los 'runners', especialmente en deportistas principiantes o poco entrenados. Correr de manera frecuente ejerce mucha presión sobre las articulaciones de carga de las extremidades inferiores —como la articulación de la cadera—, lo que puede causar dolor a largo plazo. Si el dolor ocurre durante o después de la actividad física, generalmente está relacionado con una sobrecarga o estrés.
En la mayoría de los casos, los corredores pueden sufrir dolor de cadera después de trotar debido a un esfuerzo excesivo o un esfuerzo inadecuado, con independencia de la edad. Dependiendo de su ubicación, duración e intensidad, puede resultar ser una causa fácil de tratar, pero hay que tener en cuenta que el dolor también puede ser indicativo de enfermedades o lesiones graves.
Corredores inexpertos
Si partimos de una persona que no tiene experiencia en la práctica del 'running', la recomendación número uno es comenzar por hacer un reconocimiento médico deportivo y dejarse asesorar por un buen entrenador. Muchas veces, subraya el doctor Ribas, “se parte de la idea de que basta con ponerse unas zapatillas y salir corriendo, pero no es así: es importante un buen estado físico, un utillaje adecuado (desde las deportivas hasta las plantillas) y tener una buena técnica para evitar lesiones”. Y no hay que olvidar que trotar es muy estresante tanto para la cadera como para las demás articulaciones de toda la extremidad inferior, ya que todo el peso del cuerpo debe apoyarse de manera unilateral, armónica y estable en cada paso.
Debes dejar un día de descanso después de tres días de ejercicio para que los músculos tengan el tiempo necesario para regenerarse
Un estiramiento insuficiente o un entrenamiento excesivo pueden provocar tensión, contractura e irritación de los músculos cercanos a la articulación de la cadera. Por ello, si te estás iniciando en este deporte, es importante que después de trotar te asegures de estirar ampliamente los músculos de las piernas. Además, debes dejar al menos un día de descanso después de tres días de ejercicio para que los músculos tengan el tiempo necesario para regenerarse y recuperarse adecuadamente. En corredores principiantes, en ausencia de deformidades o patologías predisponentes, generalmente el dolor que surge en la cadera suele ser solo un signo de uso excesivo, carga inadecuada y estiramiento insuficiente.
Pero también hay que tener en cuenta el arquetipo de cada persona. Como explica el especialista, “no hablamos solo de si somos más o menos arqueados o tenemos las piernas más o menos rotadas, sino también de las deformidades óseas que podamos tener en nuestra propia cadera, ya que un nada desdeñable 20% de la población las tiene”. En estos casos, por ejemplo, una carrera que requiera una zancada amplia, que implica impactos reiterados entre el fémur y el acetábulo, nos hace más propensos a lesionarnos.
¿Y los atletas?
El desequilibrio de la cadera es un tema importante también para atletas y corredores habituales, ya que tiende a provocar frecuentes lesiones. El hecho de correr con una pierna ligeramente más larga que la otra, por ejemplo, hace que el lado más alto de la cadera experimente un mayor impacto y torsión. Así pues, pueden experimentar lesiones como:
- Lesión en las articulaciones de carga, entre ellas la cadera: es la más obvia, ya que toda la fuerza del impacto se transmite inicialmente hacia la cadera.
- Lesión de isquiotibiales: la pierna más larga lleva más carga de trabajo al impulsarse hacia adelante, por lo que el tendón de los isquiotibiales es más vulnerable a lesionarse.
- Síndrome de la banda iliotibial (ITB): cada vez más, se analiza como un problema que proviene de la estabilidad de la cadera y de unos glúteos débiles, pero aparentemente puede tener el mismo efecto que el aumento de la carga a una pierna.
- Síndrome del dolor patelofemoral (rodilla del corredor): la rodilla es otra articulación que soporta fuerzas excesivas en la pierna más larga y, por tanto, puede estar sujeta a lesiones.
- En la ‘pierna más corta’ (parte baja de la cadera), el problema más común es la tendinitis de Aquiles (o fascitis plantar, eje aquíleo-plantar). La situación es similar a la de los corredores que realizan una transición muy rápida a una técnica de carrera minimalista sin la fuerza y movilidad apropiadas del tren inferior. Por ello, existe una mayor probabilidad de lesionarse.
“En cualquier caso, el dolor de cadera persistente o que empeora requiere una visita a un especialista en medicina deportiva o un traumatólogo especialista de cadera, ya que algunos problemas, como por ejemplo las fracturas por estrés en la cadera, comúnmente se diagnostican erróneamente debido a la presentación confusa de los síntomas”, advierte el doctor Ribas.
Finalmente, es necesaria una evaluación exhaustiva, que a menudo incluye radiografías y otros estudios, como una resonancia magnética, gammagrafía ósea o tomografía axial computerizada. Como con todas las lesiones, la ausencia de dolor no significa que todo esté bien: deben abordarse los déficits de fuerza y flexibilidad para permitir un regreso saludable a la carrera.
*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Dexeus Quirónsalud.