lunes, 30 de mayo de 2022

La importancia de la movilidad en el running



 La movilidad de nuestro cuerpo es un tema cada vez más popular que, desgraciadamente,  las personas físicamente activas también pasan por alto a menudo. ¿Haces ejercicio pero todavía no te sientes flexible? Comprueba cuáles son las razones por las que esto ocurre y cómo puedes evitarlo

Cuando somos niños resulta común tener una movilidad completa en nuestras articulaciones. Sin embargo, nuestro cuerpo es una máquina inteligente; si no reforzamos estos rangos de movimiento, los perdemos. 

¿Por qué necesitamos un cuerpo flexible y móvil cuando no lo utilizamos en absoluto durante años? 

Vivimos en una época en la que podemos tener todo lo que necesitamos prácticamente sin movernos del sofá. El organismo es una máquina sabia que se esfuerza por adaptarse a todas las condiciones. Básicamente mejoramos en aquello que practicamos a menudo.

Si nos movemos mucho y de forma adecuada, nuestro cuerpo se adapta gradualmente para movernos aún de mejor manera. Si, por el contrario, nos pasamos el día sentados y apenas nos movemos, nos volvemos unas personas rígidas. 

¿Por qué estamos perdiendo nuestra movilidad?

Tenemos que tener claro que nuestro cuerpo no se relaja o se pone tenso por casualidad. Por detrás hay un sistema de adaptación y un mecanismo de defensa que nos protegen contra posibles lesiones

Nuestro cuerpo sabe lo que hace; protege la columna vertebral para que podamos mantenernos erguidos y en movimiento, porque sin garantías de ello no seríamos capaces de sobrevivir en un entorno natural.

Si no cuidamos el sistema motor durante años (no trabajamos la flexibilidad, no ejercitamos la estabilización, no realizamos ejercicios interesantes y variados…) el cuerpo se debilita y se expone a lesiones graves. 

Los músculos del centro, los músculos posturales y aquellos que rodean la columna vertebral se debilitan. Es entonces cuando el sistema nervioso central debe reaccionar.



¿Por qué se tensan los músculos?

Cada músculo del cuerpo tiene su función; algunos realizan un gran trabajo de vez en cuando (por ejemplo, levantar peso) mientras que otros funcionan en segundo plano sin que nos demos cuenta. Estos segundos son los encargados de estabilizar y proteger nuestro cuerpo para que ninguno de nosotros tenga que pensar en activar los músculos intercostales con cada respiración.

Si todo en el cuerpo funciona como debería y cada músculo realiza la misma tarea que la naturaleza pretendía, entonces podemos decir que estamos en forma.

El problema comienza cuando, debido a un estilo de vida inadecuado o sedentario, incluso cuando cometemos errores durante el entrenamiento, ciertos músculos se debilitan y dejan de funcionar. Es entonces cuando otras partes del cuerpo, no concebidas para ello, tienen que hacer ese trabajo.

¿Cuál es el riesgo de la falta de movilidad aunque salga a correr regularmente?

Durante los primeros síntomas de la disminución de la movilidad, notaremos un aumento gradual de la rigidez. Cada vez nos costará más adoptar ciertas posturas al apoyarnos en el suelo, pero, ¿hay que preocuparse?

Queda claro que esta rigidez irá aumentando poco a poco y debilitará nuestro cuerpo, haciéndolo susceptible de sufrir lesiones. La columna vertebral estará menos estabilizada y será más fácil que se fracture. Estos síntomas pueden ser aún más peligrosos con la práctica regular del deporte. 

¿Cómo lo soluciono y por qué no basta con estirar?

Tal y como hemos comentado en líneas anteriores, la rigidez global es una reacción defensiva que adopta nuestro cuerpo como último recurso. Cuando, por ejemplo, sentimos cierta tensión en la parte posterior del muslo o la pantorrilla y, simplemente, empezamos a estirarla de la manera tradicional, aumentamos significativamente la probabilidad de lesión. 

Por supuesto, la realización de ejercicios de estiramiento es beneficiosa, pero sólo será eficaz si la tomamos como parte de un complejo proceso de reparación de la movilidad.  Es por ello que, para obtener un buen estado de forma, resultará de vital importancia combinar estos estiramientos con otros ejercicios: 



  • En primer lugar, debemos reducir la tensión elevada en la parte que vamos a trabajar. Un rodillo y una pelota nos vendrán muy bien para ello.
  • También tendremos que introducir ejercicios de estiramiento en nuestras rutinas, haciendo especial hincapié en aquellos ejercicios en los que utilicemos partes opuestas a las que estamos estirando. Así, por ejemplo, si estiramos la parte posterior del muslo, tratamos de involucrar la parte delantera del muslo para ayudar. Esto preparará a los músculos para el trabajo, mientras que los estiramientos después del entrenamiento pueden provocar microlesiones en los músculos fatigados.
  • Por último, nos enfocaremos en el fortalecimiento de los músculos debilitados o poco trabajados para avisar al cuerpo de que se mantenga activo.

Estos ejercicios nos permitirán una nueva movilidad temporal. Y es que, para mantenerla tendremos que trabajar la fuerza. Es importante que, cuando estiramos, movilizamos y fortalecemos las partes de nuestro cuerpo incluyamos ejercicios de fuerza para no realizar un sobreesfuerzo. 


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