lunes, 6 de junio de 2022

El ardor de los placeres sensuales



 El ardor de los placeres sensuales


El Buddha explica: 
 «En el pasado, Māgandiya, yo también llevé la vida del hogar, poseyendo las cinco sogas de los placeres sensuales y disfrutando de ellos, a saber: formas materiales conocibles por la vista que son deseables, apetecibles, encantadoras, seductoras, acompañadas de deseo sensual y conducentes a apego, sonidos conocibles por el oído… olores conocibles por el olfato…sabores conocibles por el gusto… objetos tangibles conocibles por el tacto que son deseables, apetecibles, encantadores, seductores, acompañados de deseo sensual y conducentes a apego. Tenía yo entonces a mi disposición tres palacios, Māgandiya: uno para la época de las lluvias, otro para el invierno, y otro para el verano. Durante los cuatro meses de lluvias, residía en el palacio de las lluvias, acompañado de músicos, todos ellos mujeres, y nunca descendía a la planta baja.

Con el tiempo, comprendí tal como son el origen de los placeres sensuales, la desaparición de los placeres sensuales, el disfrute, el peligro y la salida de los placeres sensuales. Renuncié a desear placeres sensuales y, habiendo eliminado el ardor por los placeres sensuales, libre de sed, vivo con la mente calmada en mi interior. Ahora veo que los otros seres que no están libres de apego son devorados por el deseo de placeres sensuales, consumidos por el ardor por los placeres sensuales, y que aun así cultivan los placeres sensuales. No tengo nada que envidiarles, pues allí no encuentro ninguna satisfacción. ¿Y por qué razón? Pues Māgandiya, porque existe un deleite diferente al de los placeres sensuales y los estados mentales perjudiciales, que supera incluso el placer divino. Al haberme establecido en dicho deleite, no envidio un deleite inferior ni encuentro satisfacción allí.

»Imagínate ahora, Māgandiya, un cabeza de familia o un hijo de familia, rico, con muchas riquezas y muchos lujos, que viviera poseyendo y disfrutando de las cinco sogas de los placeres sensuales, a saber: formas materiales conocibles por la vista que son deseables, apetecibles, encantadoras, seductoras, acompañadas de deseo sensual y conducentes a apego, sonidos conocibles por el oído… olores conocibles por el olfato…sabores conocibles por el gusto… objetos tangibles conocibles por el tacto que son deseables, apetecibles, encantadores, seductores, acompañados de deseo sensual y conducentes a apego. Este hombre, habiendo hecho buenas acciones con el cuerpo, la palabra y la mente, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renace en un buen destino, un mundo celestial, en compañía de los dioses del Tāvatiṃsa. Allí en el Bosque de Nandana, rodeado de una comunidad de ninfas, viviría poseyendo las cinco sogas de los placeres sensuales divinos y disfrutando de ellos. Imagina que entonces viera a un cabeza de familia o a un hijo de familia que viviera poseyendo las cinco sogas de los placeres sensuales humanos y disfrutando de ellas. 

¿Qué crees, Māgandiya, este hijo de los dioses que vive en el bosque del regocijo, rodeado de una comunidad de ninfas, poseyendo las cinco sogas de los placeres sensuales divinos y disfrutando de ellas, envidiaría en algo al cabeza hijo de familia que viviera poseyendo las cinco sogas de los placeres humanos y disfrutando de ellas? ¿Acaso crees que volvería a los placeres sensuales humanos quien vive poseyendo los placeres sensuales divinos y disfrutando de ellos?».

«De ningún modo, venerable Gotama». 
«¿Y esto, por qué?».
«Pues porque los placeres sensuales divinos, son superiores y más excelentes que los placeres sensuales humanos».

 «Del mismo modo, Māgandiya, en el pasado yo también llevé la vida del hogar, poseyendo las cinco sogas de los placeres sensuales y disfrutando de ellas, a saber: formas materiales conocibles por la vista que son deseables, apetecibles, encantadoras, seductoras, acompañadas de deseo sensual y conducentes a apego, sonidos conocibles por el oído… olores conocibles por el olfato… sabores conocibles por el gusto… objetos tangibles conocibles por el tacto que son deseables, apetecibles, encantadores, seductores, acompañados de deseo sensual y conducentes a apego. 

Con el tiempo, comprendí tal como son el origen de los placeres sensuales, la desaparición de los placeres sensuales, el disfrute, el peligro y la salida de los placeres sensuales. Renuncié a desear placeres sensuales y, habiendo eliminado el ardor por los placeres sensuales, libre de sed, vivo con la mente calmada en mi interior. Ahora veo que los otros seres que no están libres de apego son devorados por el deseo de placeres sensuales, consumidos por el ardor por los placeres sensuales, y que, aun así, cultivan los placeres sensuales. No tengo nada que envidiarles, pues allí no encuentro ninguna satisfacción. ¿Y por qué razón? Pues, Māgandiya, porque existe un deleite diferente al de los placeres sensuales y los estados mentales perjudiciales, que supera incluso el placer divino. Al haberme establecido en dicho deleite, no envidio un deleite inferior ni encuentro satisfacción allí. »

(Extracto de MN 75: Māgandiya Sutta; I 504-50

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El idiota de Dostoevsky...

"El idiota" de Fiódor Dostoevsky es una obra maestra inmortal, una novela que trata temas profundos y complejos. El protagonista, ...