San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, vio su vida truncada cuando quedó herido de una pierna, pero gracias a los libros, descubrió su fe en la religión
Hay figuras en el santoral católico que se veneran desde un punto geográfico, o que solo son conocidas en áreas pequeñas; sin embargo, otras son homenajeadas en diferentes puntos del planeta al mismo tiempo. Es el caso de San Ignacio de Loyola, a quien el calendario religioso recuerda (no solo, pero especialmente) el 31 de julio, último día de este mes en el que son recordadas figuras como San Fermín, la Virgen del Carmen o el apóstol Santiago. Ignacio de Loyola fue el fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas) y gran defensor del catolicismo.
Ignacio es un nombre que procede del latín que significa 'hombre que nació en el fuego'. En España hay más de 90.000 hombres con este nombre y casi 4.000 mujeres bautizadas como Ignacia. Pero estas no serán las únicas personas que reciban cada 31 de julio una felicitación, ya que el calendario también celebra a todos aquellos que se llamen Íñigo, muy popular en Navarra, La Rioja, Burgos y País Vasco; y otras variantes del primero como Nacha o Nacho. De hecho, este santo nacido en Azpeitia (Guipúzcoa), a pesar de recibir el nombre de Ignacio, fue bautizado como Íñigo.
En su carrera como militar fue alcanzado por una bala de cañón que le partió la pierna y acabó dejándolo cojo. Debido a su interés por las novelas de caballería, el joven acudió a la librería del castillo de Loyola para adquirir algunos libros con los que pasar los días de reposo; aunque lo único que encontró fueron obras basadas en Cristo y los santos que lo acompañaron. Así, lo que empezó siendo un mero entretenimiento, pasó a convertirse en una verdadera pasión para él, que veía en la obra de Dios una auténtica hazaña.
Fue en esa etapa cuando, según los escritos, Íñigo recibió una visita de la Virgen que lo motivó a emprender su vida como monje en un convento. Años más tarde, tras su paso por Tierra Santa, fue encarcelado por la Inquisición en su vuelta a España, aunque fue declarado inocente. En 1534 creó la Compañía de Jesús que dirigió durante sus últimos días. San Ignacio fue canonizado en 1622 por el papa Pío XI.
La de los Jesuitas es la mayor orden católica del mundo, y tiene en su haber una enorme experiencia en ámbitos educativo, social, intelectual y misionero, amén de contar también con medios de comunicación propios. Durante los primeros años de la orden, aún con Ignacio de Loyola al frente, la orden llegó a Brasil, siendo José de Anchieta y el portugués Manuel da Nóbrega los primeros jesuitas enviados a América. En Brasil fue donde, por ejemplo, fue asesinado Vicente Cañas, un misionero salido de Albacete que acabó en el Mato Grosso brasileño bajo el nombre indígena de 'Kixwí': allí, junto a su compañero portugués Thomaz Aquino Lisbôa, también misionero jesuita, fundaron el Consejo Indigenista Misionero de Brasil. De Brasil pasaron a Estados Unidos, a Perú, a México, a Canadá, a Ecuador... a lo largo de todo el continente; y allí también sufrieron muchos de sus integrantes, llegando muchos de ellos a ser asesinados, como ocurrió en El Salvador, con el respaldo de Estados Unidos.
Además de al fundador de la orden, la Iglesia homenajea cada 31 de julio a muchos otros santos y beatos:
- San Calimero de Milán
- Santa Elena de Suecia
- San Fabio de Mauritania
- San Germán de Auxerre
- San Justino de Iacobis
- Santos Pedro Doàn Côn Quý y Manuel Phung
- San Tertulino de Roma
- Beato Everardo Hanse
- Beato Francisco Stryjas
- Beato Jaime Buch Canals
- Beato Juan Colombini
- Beato Juan Francisco Jarriges
- Beato Miguel Ozieblowski
- Beata Sidonia Schelingová
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