martes, 6 de septiembre de 2022

5 razones por las que el ajo es bueno para tu hígado



 El ajo no solo es beneficioso por su contenido de alicina, sino también por los antioxidantes que aporta. ¡Aprovéchalo en tus comidas!

El ajo es un alimento que, por lo general, se asocia con la salud cardiovascular, dado su contenido de antioxidantes. Sin embargo, estos también benefician otras partes del cuerpo, como el hígado. ¿Quieres saber más al respecto? En ese caso, no dejes de leer lo que vamos a comentarte a continuación.

Para aquellos que llevan una dieta mediterránea, el ajo no es un alimento atípico en sus platos. Al contrario, es tan común que muchas veces resulta extraño tomar alguna comida sin su característico sabor. Sin embargo, quienes no acostumbran a tomar ajo, pueden estar desaprovechando un buen recurso para su salud hepática.

Veamos a continuación lo que el ajo puede hacer por el hígado y por qué es bueno integrarlo regularmente a la dieta, incluso si esta no sigue el modelo mediterráneo. Para ello, tendremos en cuenta lo que se expone en el artículo titulado Genus Allium: The Potential Nutritive and Therapeutic Source.

1. El ajo es un antibiótico natural

El ajo podría servir para quitar las verrugas.
Las propiedades medicinales del ajo han sido estudiadas durante décadas.

Como se ha expuesto en diversos estudios in vitro e in vivo, el ajo es un alimento que tiene propiedades antibióticas que pueden ser útiles contra diversos microorganismos patógenos. Por esto mismo, se sigue indagando en su composición y en su respectivo potencial medicinal. 

  • La alicina es el compuesto responsable de dichas propiedades. Aunque, según la variedad de ajo, otros compuestos y extractos podrían compartir estas responsabilidades.
  • De acuerdo con una revisión sobre el uso y los beneficios del ajo: “ha demostrado ser eficaz contra las bacterias grampositivas, gramnegativas y acidorresistentes”.
  • En vista de todo lo anterior, existe la idea de que el consumo regular de ajo podría ayudar a prevenir infecciones bacterianas y parasitarias del hígado. No las curaría, pero sí podría apoyar los beneficios de un estilo de vida saludable y el tratamiento médico correspondiente.

2. Tiene propiedades antiinflamatorias

En la misma revisión previamente citada también se expone que los componentes del ajo “inhiben la actividad de las enzimas inflamatorias, además de inhibir la actividad de otros componentes implicados en el proceso de inflamación”. Por ello mismo, podría ser útil para prevenir (o aliviar) problemas hepáticos que cursen con inflamación.

3. Reduce el exceso de triglicéridos

Para comprender mejor una de las acciones del ajo sobre el hígado, repasemos el papel de las lipoproteínas:

  • El hígado sintetiza lipoproteínas para facilitar el movimiento de las grasas y el colesterol. El organismo necesita un adecuado nivel de colesterol en sangre para cumplir muchas funciones básicas.
  • Las lipoproteínas se fabrican a partir de los triglicéridos. Ambos cumplen una función muy importante en el metabolismo de la energía y la grasa.
  • No obstante, si nuestra alimentación es inadecuada, si consumimos demasiadas grasas ricas en colesterol “malo”, habrá una saturación de este compuesto en el hígado.
  • Al cabo de un tiempo, un exceso de lipoproteínas puede derivar en problemas hepáticos, como el hígado graso.

El consumo regular de ajo, dentro de una dieta saludable, podría ayudar a depurar mejor el exceso de grasa y colesterol, lo que favorece la función de las lipoproteínas. No solo por su aporte de alicina, sino también por su aporte de antioxidantes y proteínas.

4. Aporta antioxidantes

Cuchara de madera con dientes de ajo pelados.

El hígado es un laboratorio muy sofisticado con múltiples funciones; pero no por ello es infalible o capaz de protegerse siempre. Unos malos hábitos de vida, como el consumo desmedido de grasas saturadas y alcohol puede provocar problemas hepáticos.

  • Ante un exceso o una acumulación de grasas, de colesterol o sustancias procedentes de ciertos medicamentos, los alimentos ultraprocesados y el alcohol, el hígado se satura y enferma.
  • Según un trabajo publicado en The Internet Journal of Nutrition and Wellness, el consumo de ajo fresco puede ayudar a revertir el estrés oxidativo que causa toxicidad hepática. Esto sería gracias a sus metabolitos, aminoácidos y proteínas, el hígado puede quedar protegido de muchos de esos tóxicos.

5. Puede reducir el riesgo de sufrir cáncer hepático

El cáncer de hígado es uno de los que más vidas se llevan en todo el mundo. Su alta incidencia y el hecho de que suele cursar de forma asintomática en las primeras fases obliga a la comunidad científica a desarrollar investigaciones para abordar mejor este problema.

Actualmente, no hay estudios concluyentes que demuestren que el consumo de ajo cura o previene al 100 % un cáncer de hígado. No obstante, sí puede ofrecer cierta protección:

  • Según se publica en el Journal of Nutrition Biochemistry, los ajos tienen compuestos anticancerígenos que pueden promover la muerte celular de los tumores malignos.
  • Asimismo, algunos investigadores consideran que, “los fitoquímicos de la cebolla y el ajo también son potentes inhibidores de los tumores inducidos químicamente en modelos de roedores”.
  • No obstante, como hemos señalado, falta investigar más para llegar a una conclusión definitiva.

Para terminar, te recomendamos consumir ajos frescos antes que los suplementos que puedas encontrar en las tiendas naturistas. De esta manera, podrás integrarlo de una manera más fácil a tu dieta y disfrutar al máximo de su característica sazón. No obstante, puedes consultar con tu médico sobre los suplementos si consideras que estos podrían ajustarse mejor a tus necesidades y estilo de vida.

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