domingo, 4 de septiembre de 2022

El ascenso de Stephen King como escritor (Llegó a vender su propia sangre para tener qué comer)

 


Darwin Carballo Velásquez

El ascenso de Stephen King como escritor (Llegó a vender su propia sangre para tener qué comer)

Las condiciones materiales en las que nacemos, pueden determinar seriamente el rumbo que toma nuestra vida, y no importa el talento que tengamos, con las condiciones materiales golpeando la tranquilidad, la necesidad se convierte en el primer asesino del arte. Inicio diciendo esto para contarte la historia de vida del gran maestro literario Stephen King, el rey de la literatura de terror que vivió en carne propia la pobreza y la falta. Nacido el 21 de septiembre de 1947 en Portland, Estados Unidos, Stephen nace en condiciones claras de pobreza. Su padre abandonó la familia cuando él apenas tenía 2 años de edad, por lo que las dificultades económicas de la familia no harían si no crecer desde su ida. Su pobre madre tenía que sacar cara por Stephen y su otro hijo David ahora que estaba completamente sola, para hacerlo llegó a tener tres trabajos; sin duda era una mujer fuerte. Una forma que encontró la madre de Stephen para que sus dos hijos no se aburrieran por sus largas jornadas laborales, fue inculcarles a ambos el hábito de la lectura. A los hermanos les encantaba mucho la literatura de terror y, como amantes profundos de ese género literario, ambos empezaron a escribir sus propias historia y cuentos, todo alentado por su madre, que al llegar a casa escuchaba y leía los cuentos que habían escrito en el día. La verdad era que el ritmo en que ambos leían era muy grande, por lo que en vez de comprar nuevas obras, mejor y más económico, era alentar a que ellos mismos escribieran las propias. Como vemos, la literatura en el caso de King, desde su niñez, se convierte en un hermoso escape de la realidad material que tenía su familia.
A medida que Stephen fue creciendo fue comprendiendo el abandono de su padre, a preguntarse muchas cosas sobre él y sentir de cerca lo injusto de su realidad. Todo esto empezó a atacarlo emocionalmente, todo más fuerte a medida que crecía.


Todo lo que les he contado hasta ahora, deja abierto una clara inclinación por la literatura por parte de King, pero no fue hasta que un día en casa de su tía, encontró unas cartas que había escrito su padre a editoriales y revistas del momento; el padre de Stephen había intentado publicar algunas obras propias, pero todo intento fue rechazado. Encontrar esas cartas y enterarse de que su papá escribía conmovió mucho a Stephen. Para un niño o adolescente, la ausencia de un padre suele significar mucho, es una carencia que los marca y, para Stephen, encontrar esta conexión con su padre a pesar de su ausencia y darse cuenta que de alguna manera a ambos los une las letras fue para él muy significante; desde ese momento se convenció de que él lograría triunfar donde su padre había fallado.
La realidad le golpeó fuerte, puesto que los problemas económicos seguían y él, al igual que su padre, enviaba sus obras a revistas y editoriales, siendo rechazado una y otra vez.
King entra a estudiar en Lisbon High School y allí, en el mundo académico, pudo demostrar su valía en el campo de las letras y ser por vez primera reconocido por sus profesores y compañeros, quienes se empezaron a interesar en su talento. Pero como he dicho en un principio, la necesidad suele ser el primer asesino del arte, sobre todo cuando se crece y se entiende que se deben cumplir con responsabilidades y ser una ayuda en el hogar. King, por contar con una madre fuerte y trabajadora, había podido dedicar tanto tiempo a la literatura, pero ya era hora de que fuese él quien empezara a devolver algo a su madre por todo lo dado. King empieza a trabajar como excavador de tumbas en el cementerio, no obstante, lo hace a ratos y solo para ayudar económicamente con lo justo, puesto que un trabajo más completo terminaría haciendo que él dejase la literatura o, al menos, que se alejara de ella. King prefirió trabajar de poco, trabajos de un día o dos, algo rápido con razón de sacar dinero extra y ayudar económicamente a su familia. Llegó al extremo de vender su propia sangre a razón de conseguir unos cuantos dólares que le dieran la mínima estabilidad para seguir escribiendo, y con estabilidad me refiero a tener algo que comer en casa. En ese extremo cualquiera deja las letras y encuentra un trabajo completo y abandona sus sueños, quizá engañándose de que si llega a tener un tiempo libre lograría escribir. King lo tenía muy claro, aunque en ocasiones pudiera escribir algo, él no lo haría en las condiciones en las que lo había hecho desde niño, y sabía que ello restaría mucho su calidad y sus ganas de escribir y, al frustrarse, dejaría de escribir por completo y al hacerlo moriría su alma, esa que solo existe mientras sea acompañada por las letras.


Por fortuna, King sorteó un poco su crisis económica trabajando para la biblioteca de la universidad donde estudiaba, allí podía leer y escribir al tiempo que trabajaba y sacaba algo de dinero, era por mucho el trabajo perfecto, pero no daba demasiado.
King conoce al amor de su vida trabajando en dicha biblioteca, poco tiempo luego de conocerla termina casándose y teniendo una hija. Por muy alegre que suene este hecho, que seguramente lo fue en extremo, la realidad era que la pareja, ambos, eran pobres y tenían una vida muy pesada: vivían en un remolque con su pequeña hija a la que no le podían dar demasiadas cosas. Para el momento ya King escribía poco, tenía que hacerse responsable de la situación, por ello tenía dos trabajos, en tanto que su esposa tenía uno.
King sintió que le pasaría lo mismo que a su padre, que sería un fracaso en la literatura y en la vida, su realidad dentro de ese remolque, con tantas carencias le recordaban día a día que era un fracaso. King empezó a atravesar por una fuerte depresión que lo llevó a beber y a desarrollar un serio y lamentable problema de alcoholismo. Su esposa, constante y tiernamente, le animaba a seguir adelante.
King, por fortuna, era un genio literario y su persistencia, más bien su propia naturaleza de escape que eran las letras, lo llevaban a escribir, aunque fuera poco por sus trabajos. Stephen empezaría entonces a escribir Carrie, la historia de una joven que era molestada en el colegio y que tenía a una madre que era una fanática religiosa. Dicho relato King lo tiró a la basura cuando ya lo tenía bastante constituido, su esposa lo tomó de la basura y lo leyó, ella quedó fascinada y le dijo a King que por favor siguiera escribiendo la historia, le predijo que ese sería su éxito. King la miró a los ojos, a ella realmente le había encantado, por lo que aceptó seguir y terminarla.
Para 1974 la editorial Doubleday llamó a King diciéndole que querían comprar los derechos de la obra, por lo que le darían 2500 dólares. La emoción de King no tenía comparación. Finalmente era visto; su esposa tuvo razón, esa obra que él mismo había tirado a la basura terminaría siendo su éxito. No pasó demasiado tiempo para que New American Library quisiera los derechos de Carrie, por la obra ofrecían 400.000 dólares a la editorial Dobleday que, por sus propios estatutos, daban el 50 % de la venta de los derechos al autor. Con ese trato, King nunca más volvería a tocar la pobreza.
Ya muchos de nosotros conoceremos bien qué fue de King a partir de ese momento. Seguramente todos conocerán su obra al día de hoy, ya sea por leerla o por ver las adaptaciones al cine.


Como dato extra, King sintió luego de tanto éxito obtenido que solo había tenido suerte, por lo que se le ocurrió sacar otras novelas pero con el seudónimo de Richard Bachman, con la idea de quitarse el nombre de Stephen King y empezar de cero, a razón de probarse a sí mismo que no fue suerte, lo cierto es que tuvo igualmente éxito con las obras que sacó bajo ese pseudónimo, además de sorprender gratamente a los fans del autor cuando descubrieron que él era Richard Bachman.
Darwin Carballo Velásquez

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