POR RICK WARREN — SEPTIEMBRE 5, 2022
“El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor”. Lucas 4:18-19 (RVA)
No puedes leer los evangelios sin ver lo importante que son las personas que sufren para Jesús.
Solamente tienes que observar cómo predicaba. Él siempre comenzaba con un sufrimiento –pobreza, ceguera, quebrantamiento, cautiverio. Puedes decir mucho sobre una prédica por como Jesús trataba el dolor.
Jesús lo mencionaba constantemente. ¿Por qué? Porque Él vino a compartir las buenas nuevas con las personas que sufren.
Cuando las personas se acercaban a Jesús, siempre lo hacían por una de estas tres razones: una necesidad, un sufrimiento o una pregunta. Jesús no los rechazaba. Nunca les dijo que debían venir por razones más apropiadas desde el punto de vista doctrinal. Se limitó a satisfacer sus necesidades.
De hecho, declaró en su primer sermón, al comenzar su ministerio público, que para eso había venido a la tierra.
“El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor” Lucas 4:18-19 (RVA).
Fíjate en la penúltima línea de esa Escritura: “Para poner en libertad a los quebrantados”. Es fácil pasarlo por alto, pero es de vital importancia para entender el corazón de Dios por las personas que sufren.
Cuando Dios creó la nación de Israel, estableció “el año agradable del Señor”, el cual también es llamado “El año del jubileo”.
Era un año en el que se cancelaban todas las deudas, se dejaba en libertad a todos los prisioneros, se liberaba a todos los esclavos y todas las tierras que se habían comprado en los 50 años anteriores volvían a su propietario original.
Pero aquí está la parte interesante del Año del Jubileo. En toda la historia de Israel, los hijos de Israel nunca lo cumplieron, ni una sola vez.
Esto enfureció a Dios. En el libro de Jeremías, Dios le dijo a Israel que iba a enviar a toda la nación al cautiverio porque el pueblo no había obedecido esto. Mientras estaban en el cautiverio, Isaías escribió las palabras anteriores que Jesús predicó en su primer sermón.
Así que cuando Jesús leyó las palabras de Isaías en la sinagoga de su ciudad natal, estaba proclamando audazmente esto: “Yo soy el Día del Jubileo, cuando se borran los pecados y las deudas de todos”.
Jesús vino a ayudar a las personas que sufren, ya sea que estén endeudadas, esclavizadas por el pecado, en cautiverio o las tres cosas.
Esas mismas personas heridas que Dios vino a sanar hace 2.000 años siguen aquí hoy. Y Jesús quiere que les sirvamos.
Jesús dice, “Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” Juan 13:15 (NTV).
¿Sigues el ejemplo de Jesús ayudando a las personas que sufren?
Reflexiona sobre esto:
- Al conocer la historia del año del Jubileo, ¿Cómo impacta en la comprensión de Lucas 4:18-19?
- ¿Qué crees que significa que Jesús en su primer sermón haya predicado sobre su atención hacia las personas que sufren?
- ¿Cómo puedes ayudar a las personas que sufren en tu vida?
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