domingo, 30 de octubre de 2022

Que es la Austeridad?

 


Te explicamos qué es la austeridad y el origen del término. Además, cuáles son las características de la austeridad económica.



¿Qué es la austeridad?

La austeridad es la condición de ausencia de lujos, adornos y excesos, es decir, a la satisfacción únicamente de lo mínimamente indispensable. Así, aquello que se adecúa a estos principios, es decir, que es severo, sobrio o áspero, puede ser denominado austero o austera, por ejemplo: “una dieta austera”, “un saludo austero” o “un departamento austeramente decorado”.

Este término proviene del latín austerus, que traduce “áspero” o “difícil”, y que a su vez proviene del griego austeros, es decir, “áspero” o “seco”. De allí que el término se asocie a lo poco amable, es decir, a lo que carece de adornos, de excesos y se conforma con lo mínimo. Es posible, en ciertos ámbitos, encontrar la palabra usada con su sentido original de “áspero al gusto”, o sea, agrio o astringente.

La austeridad no debe confundirse con el ascetismo, que es la renuncia voluntaria a los lujos y las comodidades, en pro de la iluminación moral o espiritual. Uno puede vivir en condiciones austeras porque es pobre, por ejemplo, o porque ha sido privado por otros de todo tipo de comodidades, sin que ello implique ningún tipo de valoración espiritual o moral.

De hecho, el término suele emplearse a menudo en la jerga económica y política, para referirse a la administración de los bienes y capitales bajo un criterio de escasez, es decir, gastando lo menos posible, como si los recursos fueran a acabarse en cualquier momento. A esto se le conoce como austeridad económica o austeridad financiera.

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Austeridad económica

La austeridad económica es un criterio que se aplica a las políticas económicas, y que propone la mayor reducción posible del gasto público, es decir, del dinero que el Estado invierte en la sociedad. A esto también se le conoce como política de recortes (del inglés cutback), y es una práctica particularmente común entre los gobiernos de orientación liberal o neoliberal.

Usualmente, este tipo de políticas se implementan cuando se teme que una nación no pueda cumplir con sus compromisos de deuda con el extranjero. Por eso, su capacidad de refinanciación disminuye ante inversores privados.

Entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, suele acudir en rescate de estas naciones, sirviendo de prestamista a cambio de la implementación de medidas de austeridad económica, que minimicen el dinero gastado a lo interno del país y por ende maximicen su capacidad de pago de deudas.



La austeridad económica, sin embargo, suele ocasionar mucho malestar social e impactar fuertemente en la economía doméstica de la gente, lo cual a menudo se traduce en empobrecimiento. Además, este tipo de medidas usualmente implican grandes recortes en materia educativa, cultural, social, científica y sanitaria, lo cual puede traer consigo importantes cuotas de atraso y sufrimiento en la sociedad.

¿Cómo cultivar y ser ejemplo de austeridad como padre o madre?

No vivas por encima de tus posibilidades

No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Te animamos a que seas del segundo grupo. Asume tu nivel económico y cíñete a él para vivir tranquilo y con holgura. Además, esto te ayudará a invertir tus recursos en lo realmente necesario y no en lo superfluo, así como tener capacidad para responder a situaciones inesperadas. Si tienes que endeudarte que sea por necesidad y no por capricho.

En esta línea, es importante que tus hijos vean que tú también renuncias a cosas que te pueden apetecer. Por ejemplo: “me gusta mucho esta camisa pero como tengo tres, no me la compro y así soy un poco más austera”

Agota la vida útil de las cosas

Aunque vivimos en la era del consumismo y del “usar y tirar”, la austeridad nos invita justamente a lo contrario. Invierte en cosas de calidad (no siempre son las más caras) y renuévalas sólo cuando se hayan estropeado o no se puedan reparar.

Te proponemos que durante un mes vayas anotando todo lo que habéis comprado (comida, ropa, ocio...) y que después analices hasta qué punto eran cosas necesarias. Quizás compruebes que habéis acabado tirando comida, comprado ropa que ahora tenéis duplicada o triplicada...

Crea hábitos adecuados

Optimizar la nevera para no tener que tirar nada, ser imaginativo y reutilizar la comida que sobra, tener alguna responsabilidad aunque haya ayuda en casa, heredar de hermanos y primos mayores (ropa, juegos, libros...), comprar regalos sólo en fechas señaladas...

Te animamos a que busquéis formas creativas para no desperdiciar recursos. Por ejemplo, unos niños descubrieron en su ducha diaria que en lugar de tirar el agua fría mientras esperaban a que saliera el agua caliente, podían rellenar hasta 6 litros de agua que posteriormente utilizaban para regar las plantas de la casa y otras actividades. También podéis organizar un mercadillo con la familia o los vecinos para intercambiar ropa, libros o juguetes.

Las “cosas” nunca te sustituirán

No compenses la falta de tiempo con tus hijos tirando la casa por la ventana. Grandes regalos, viajes espectaculares... Estas cosas ilusionan a corto plazo pero a la larga no son una buena idea. Se acostumbran al despilfarro, convierten los caprichos en necesidades, no le dan valor a las cosas... Es normal querer compensar de alguna forma el poco tiempo que pasamos con ellos, pero llenarles de cosas no es el camino. Puedes optar mejor por tiempos sin móvil en casa, charlas durante la cena, leer un libro antes de dormir, una escapada a la montaña o visitar una exposición en familia.

Aprovecha las celebraciones familiares para educar

Navidad, comuniones, cumpleaños, bautizos... se están convirtiendo en la esencia del despilfarro y la exageración. Utiliza estos encuentros familiares para promover otros valores como la sencillez, la generosidad y la unidad familiar. Por ejemplo: en lugar de largas sobremesas con dulces y copas, jugad a juegos de mesa o contad anécdotas familiares. También puedes dosificar los regalos que reciben tus hijos e irlos sacando a lo largo del año. O ¿por qué no? Donar parte de los regalos a personas que lo necesitan más.

Habla sobre el dinero

Aunque no está muy bien visto hablar del dinero y del coste de las cosas, si queremos que nuestros hijos sean moderados en el uso del mismo, tendremos que hacerlo. Te damos algunas ideas: saca dinero del cajero, luego compra algo y explica a tu hijo como el dinero es limitado y se gasta cuando adquirimos productos. También puedes utilizar el momento de la paga para hablar sobre el uso que le dará al dinero. O por ejemplo, crear presupuestos familiares para cada semana y decidir entre todos en qué gastar el dinero.

La idea no es abrumar a tus hijos o responsabilizarles de cosas que no le corresponden, pero si dejar un espacio en el que poder hablar abiertamente sobre el dinero y las dudas que aparezca en torno a él. No podemos olvidar, que en unos años nuestros hijos estarán gestionando su propio dinero y deben llegar bien preparados a ese momento.

Frena tu consumismo

Prevenir el consumismo hará que nuestros hijos sean más felices y no se vean con facilidad “atrapados” en las modas consumistas. Si conseguimos que los niños no necesiten tantas cosas para ser felices conseguiremos con más probabilidad que puedan sentirse más libres y felices llevando una vida austera en la que primen otro tipo de valores, como la sencillez. Valorarán así la importancia de las cosas pequeñas y no necesitarán tantos bienes materiales para descubrir los verdaderos valores que deben dirigir sus vidas.



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