Es una enfermedad sin cura, pero que con tratamiento adecuado permite llevar una vida normal
El trastorno bipolar es una enfermedad mental crónica. Su origen es debido a un mal funcionamiento de los mecanismos internos que controlan el estado de ánimo. Generalmente, las personas que tienen un trastorno bipolar pueden llevar una vida normal en los ámbitos laboral, social y familiar si reciben un tratamiento adecuado. En cambio, no ser tratado puede generar complicaciones en forma de recaídas de mayor intensidad que pueden obligar a un ingreso hospitalario.
El trastorno bipolar es más común de lo que parece, ya que, si se tienen en cuenta formas más leves que no requieran ingreso hospitalario, a afecta casi al 4% de la población en todo el mundo. En realidad, se da en todas las áreas geográficas del planeta sin tener en cuenta las diferencias sociales o culturales de cada país. Se calcula que en España más de un millón de personas tienen algún tipo de trastorno bipolar.
La manera en que se presenta el trastorno bipolar es en forma de episodios frecuentes que afecta al estado de ánimo de la persona en forma negativa o positiva: se dan episodios de depresión o de euforia. Estas variaciones en el estado de ánimo de estas personas tienen un impacto en su día a día, tanto en la esfera familiar como en la laboral. Por ello, es imprescindible iniciar el tratamiento lo antes posible con una combinación de fármacos, si es necesario, y atención psicológica.
El trastorno bipolar sigue siendo una enfermedad desconocida y eso da pie a que la idea de bipolaridad se utilice fuera de contexto o se confunda con otras enfermedades. Hay que aclarar que el trastorno bipolar no es un problema únicamente de la personalidad, sino que parte de una base biológica. Y es muy importante resaltar que con un adecuado tratamiento se pueden controlar los episodios y la persona con trastorno bipolar está capacitada para llevar una vida cotidiana normal. Otro estigma que no es real de esta enfermedad es su asociación con conductas violentas.
Tipología
Los trastornos bipolares se subdividen en cuatro tipos: la ciclotimia, el trastorno bipolar tipo I, el tipo II y el trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar. La ciclotimia consiste en cambios leves del estado del ánimo que en muchos casos desencadenan síntomas difíciles de detectar. Esto provoca que el paciente tarde en identificar el problema y en recibir tratamiento.
En el caso del paciente afectado por el trastorno bipolar de tipo I se detectan arrebatos de manía (euforia), hipomanía (variante menos extrema de la manía) y depresión. El trastorno de tipo II presenta hipomanía y depresión. Esta división es difusa y, a veces, el enfermo puede pasar de una categoría de trastorno bipolar a otra en función de la evolución de la enfermedad, Por último, el trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar es parecido al bipolar tipo I, pero el esquizoafectivo se caracteriza por tener síntomas psicóticos que incluyen alucinaciones y delirios incluso en las fases asintomáticas de la enfermedad.
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