POR RICK WARREN — DICIEMBRE 30, 2023
“Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros”. Colosenses 3:13 (NTV)
Mostrar gracia a los demás es lo que Dios quiere que hagamos, pero no siempre es fácil porque a menudo nos enfocamos en nosotros mismos.
A veces es más fácil ser egoísta que ser amable. Tal vez veas al empleado lento en la tienda de comestibles como una interrupción de tu día en lugar de alguien que podría estar luchando por mantener su trabajo, o que acaba de recibir la peor noticia de su vida.
Es posible que veas a un miembro de tu familia que está luchando en este momento como una carga para ti en lugar de alguien que se siente desesperado por una situación dolorosa. O ves a la persona que te cerró en la autopista como lo peor en lugar de alguien que necesita del amor de Dios.
Todos necesitamos el amor de Dios. Por eso Jesucristo vino a este mundo. Vino a mostrar gracia a la gente. La forma definitiva en que Dios hace esto es a través del perdón. Y la última forma en que te pide que muestres gracia a otras personas es perdonándolas.
Colosenses 3:13 dice: “Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros” (NTV).
La gente a menudo me pregunta: “¿Cómo puedo encontrar la fuerza para perdonar? No la tengo en mí”. ¡Yo tampoco la tengo en mí! El único lugar donde he encontrado la fuerza para perdonar es recordando cuánto me ha perdonado Jesús. Cuando recuerdo eso, Él me da la fuerza y la gracia para perdonar a los demás.
Un amigo le recordó a Clara Barton, fundadora de la Cruz Roja, algo especialmente cruel que alguien le había hecho años antes. Barton parecía no recordarlo, y el amigo preguntó: “¿No te acuerdas?” Su famosa respuesta fue: “No, recuerdo claramente que lo olvidé”.
¿Qué necesitas olvidar?
Si no perdonas, no disfrutarás de la visión de Dios para el resto de tu vida, porque la falta de perdón te mantendrá atrapado en el pasado.
Perdona, y luego continúa con tu vida. Esto no significa que no deba haber consecuencias por lo que alguien te hizo. Simplemente significa que dejas ir tu ira y tu dolor y se lo das a Dios para que puedas seguir adelante con el propósito de Dios para tu vida.
Cuando eso parezca imposible, cuando sientas que no puedes ser amable con alguien, recuerda esto: Jesús te perdonó. Recordar la gracia que Dios te ha mostrado te dará la fuerza para ser misericordioso y perdonar a los demás.
Reflexiona sobre esto:
- Cuando decides perdonar a alguien que te ha ofendido o mal tratado, ¿cómo afecta a esa persona? ¿cómo te afecta a ti?
- ¿De qué manera el resentimiento y la amargura te impiden cumplir tu propósito?
- ¿Qué es algo que necesitas perdonar y dejar ir para que puedas seguir adelante con el propósito de Dios para tu vida?
¿Has recibido el perdón de Dios?
No importa lo que hayas hecho o dónde hayas estado, tienes un lugar listo y esperándote en la familia eterna de Dios. La invitación está abierta. Solo cree y recibe.
¿Estás listo? Aquí hay una oración con la que puedes comenzar:
“Querido Dios, sé que cuando muera, te daré cuenta de mi vida. Sé que he pecado contra ti y he vivido según mi plan, no el tuyo. Quiero que eso cambie, comenzando ahora mismo. Quiero alejarme de mis pecados y volverme hacia ti.
Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal, para no tener que pagar la condena. Sé que no merezco tu perdón. Sé que solo tu gracia puede salvarme, Señor. Nunca podría ser lo suficientemente bueno para entrar en un lugar perfecto.
Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste toda mi culpa sobre ti. Me hiciste aceptable para el Cielo, y humildemente te pido que me salves y me hagas parte de tu familia para siempre. Yo creo en ti, Jesús. Y creo que cumplirás tu promesa de salvarme de manera instantánea, completa y por toda la eternidad. En el nombre de Jesús. Amén”.
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