En los últimos años, los bebedores se han vuelto más conscientes de los peligros para la salud que conlleva el consumo de alcohol, desde enfermedades hasta conductas de riesgo y un menor bienestar. Eventos como el recién finalizado Dry July , Febfast y Hello Sunday Morning (cuando las personas se abstienen voluntariamente de alcohol durante períodos de tiempo) están ganando popularidad y crean conciencia sobre los riesgos que implica el exceso.
Muchas personas extienden estos períodos sin alcohol durante todo el año incorporando días sin alcohol en sus rutinas semanales, mientras siguen disfrutando de una bebida los fines de semana.
Pero, ¿beber la misma cantidad durante la semana y solo los fines de semana hace alguna diferencia en términos de salud?
¿Cuánto es demasiado?
Las pautas australianas sobre el alcohol y la Organización Mundial de la Salud establecen que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Para los adultos que beben, las pautas recomiendan un máximo de cuatro tragos de una sola vez o diez en una semana. (Se recomienda un enfoque sin alcohol para menores de 18 años y durante el embarazo).
Para algunos, esto puede no parecer gran cosa. Uno de cada cuatro australianos excede la recomendación de no más de cuatro tragos en una sesión y los hombres son más propensos a hacerlo que las mujeres. Esta cantidad puede provocar intoxicación por alcohol, daño a las células cerebrales y una mayor probabilidad de participar en conductas de riesgo que conduzcan a violencia, accidentes y relaciones sexuales sin protección.
Pero ¿qué tal un vino cada noche?
Incluso cumplir con las pautas australianas sobre el alcohol y beber con moderación (una o dos copas al día durante la semana) puede ser riesgoso. Los posibles resultados para la salud del consumo moderado de alcohol incluyen un mayor riesgo de cáncer, enfermedades hepáticas y cardíacas, trastorno por consumo de alcohol y un aumento de los síntomas de ansiedad y depresión.
Cada uno procesa el alcohol a un ritmo diferente según la edad, el sexo, la forma y el tamaño del cuerpo. Sin embargo, para la mayoría de las personas, el alcohol aún se puede detectar en la sangre 12 horas después de su consumo. Cuando el cuerpo procesa constantemente las toxinas del alcohol, puede provocar un estado crónico de inflamación relacionado con riesgos para la salud física y mental.
Existen varios mecanismos biológicos asociados con el impacto del alcohol en el cerebro. El alcohol destruye el fino equilibrio de las bacterias en el microbioma intestinal, que se ha relacionado con la salud del cerebro.
El consumo de alcohol altera la función de la amígdala, una parte del cerebro importante para procesar y regular las emociones , incluida nuestra respuesta al miedo. Cuando esto se ve afectado, es menos probable que prestemos atención a nuestros miedos y más probable que adoptemos conductas de riesgo.
Las áreas involucradas en la producción y comprensión del lenguaje también se ven afectadas por el alcohol, y su exceso provoca dificultad para hablar y la incapacidad de comprender la comunicación de los demás. Cuando beber embota la función cerebral del lóbulo frontal, puede provocar cambios en la personalidad de algunas personas. Los desmayos pueden ocurrir debido a la influencia del alcohol en el hipocampo.
Entonces, ¿no beber entonces?
Si bien la sobriedad puede ser la respuesta para una salud óptima, privarnos de las cosas que disfrutamos también puede conducir a una salud mental negativa y a una mayor probabilidad de que nos demos un atracón en el futuro. Es por eso que los días sin alcohol se están volviendo tan populares, para equilibrar los riesgos para la salud y al mismo tiempo brindarnos la oportunidad de disfrutar de actividades sociales.
Incluir días sin alcohol en tu rutina puede darle al cuerpo la oportunidad de rehidratarse, desintoxicarse y repararse de las propiedades tóxicas del alcohol. La desintoxicación puede mejorar la función hepática y la calidad del sueño, una menor retención de agua y un control de peso más fácil, un pensamiento más claro, una mejor memoria, más energía, una piel más clara, un sistema inmunológico fortalecido y una disminución de los síntomas de ansiedad y depresión.
Los días sin alcohol también pueden crear un efecto dominó al fomentar otros comportamientos saludables como comer más frutas y verduras, beber más agua, mejorar los patrones de sueño y levantarse temprano para hacer ejercicio.
6 consejos para un mejor equilibrio en la bebida
Si estás buscando incorporar más días sin alcohol a tu rutina, puedes intentar
- establecer metas realistas . Aclara cuántos y cuáles serán tus días sin alcohol, márcalos en un calendario y configura recordatorios en tu teléfono
- Planifique actividades sin alcohol y encuentre alternativas al alcohol. Enumere todas las actividades que le gustan que no incluyen beber y planifique realizarlas en los momentos del día en que normalmente bebería.
- hacer que el alcohol sea “invisible” . Mantener la cerveza fuera del refrigerador y el vino y las bebidas espirituosas en armarios cerrados los mantiene fuera del primer plano de tu mente.
- buscar apoyo y aliento de su pareja y/o familia
- Incorporar técnicas de manejo del estrés como la meditación y la atención plena . Observe cómo se siente en los días sin alcohol y observe cambios positivos en su bienestar físico y mental.
- reflexiona sobre tu progreso. Reconozca y celebre cada día sin alcohol. Permítase recompensas sin alcohol por lograr sus objetivos.
Finalmente, es importante saber que todo el mundo comete errores de vez en cuando. Practica el perdón a ti mismo si tomas una copa en un día sin alcohol planificado y no te rindas.
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