Valle de los Monumentos, Arizona. Fotografía por Charles F. Stanley. |
Los conflictos en las relaciones son naturales, pero pueden mejorar cuando seguimos la dirección del Señor.
Imagínese esto: Usted se encuentra en una disputa con un hermano de su iglesia. Su conflicto afecta tanto el ambiente como su tranquilidad. Las frustraciones aumentan y las habladurías se extienden, creando una división. Sin embargo, en medio de la confusión, recuerda el pasaje de hoy y el Espíritu Santo le impulsa a buscar reconciliación.
Las palabras de Cristo ofrecen una guía para manejar los conflictos. Nos llama a acercarnos a nuestros hermanos en Cristo con gracia y humildad. Por medio de conversaciones privadas y afectuosas, podemos restaurar las relaciones y, al hacerlo, fomentar una atmósfera de amor y unidad en el Cuerpo de Cristo. En medio de las relaciones rotas, el Señor extiende su mano y nos invita a ser agentes de reconciliación. Cuando surgen tensiones, es natural tener sentimientos heridos y desear demostrar que tenemos la razón. Pero el camino que Cristo pone ante nosotros implica un recorrido humilde de comunicación, gracia y comprensión.
Obedezcamos a Cristo y abordemos los conflictos directamente. Nuestro objetivo no es ganar una discusión, sino recuperar a nuestro hermano en la fe. Es una oportunidad para mostrar amor y gracia, escuchar con empatía, ofrecer perdón y reconocer nuestras propias imperfecciones.
Biblia en un año: LEVÍTICO 11-13
Valle de los Monumentos, Arizona. Fotografía por Charles F. Stanley.
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