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| Kauai, Hawái. Fotografía por Charles F. Stanley |
Decida ver las interrupciones como oportunidades para amar como el Señor Jesucristo.
6 de marzo de 2024
En nuestro pasaje de hoy, el Señor Jesús iba de camino a algún lugar, pero se detuvo para sanar a un ciego. Podría haber pasado de largo, después de todo Él era un hombre ocupado. Pero dejó que fuera interrumpido y la vida de una persona cambió para siempre.
“Yo soy la luz del mundo”, dijo el Señor antes de aplicar barro a los ojos ciegos del hombre (Jn 9.5). Puede parecernos extraño hoy en día pensar en poner barro en los ojos de un ciego para corregir su visión. Sin embargo, es posible que los espectadores judíos pudieran haber reconocido esto como una práctica médica de la época. Incluso es posible que lo interpretaran como un nuevo acto de creación, ya que el barro podría haberles recordado a Dios formando a Adán del polvo de la tierra. Si la intención del Señor era esa imagen bíblica, transmitiría que Él era de verdad el Verbo que estuvo con Dios desde el principio, uno con Dios mismo.
Cualquiera que sea la razón de este tratamiento, sabemos que el barro y la saliva se convirtieron en instrumentos en las manos sanadoras del Señor Jesús. Entonces, consideremos lo que Dios podría estar haciendo en medio de nosotros y oremos por su dirección mientras buscamos amar a los demás. Es emocionante darse cuenta de que si estamos dispuestos a alterar nuestros planes, podemos convertirnos en vasos de la obra sanadora del Señor.
Biblia en un año: JOSUÉ 4-6
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