Hamburgo, Alemania. Fotografía por Charles F. Stanley |
Así como Dios nunca está demasiado ocupado para nosotros, debemos darles a los demás el regalo de nuestro tiempo.
El tiempo es precioso. Es un regalo tremendamente valioso que podemos dar a los demás y por eso Cristo nos mostró cómo administrarlo bien. Una manera importante en que Él demostró su amor por la humanidad fue estando disponible.
El Señor tenía mucho que hacer en sus pocos años de ministerio terrenal. Pero dondequiera que iba, era sensible a las necesidades de las personas a su alrededor y extendía su amor para ayudar.
En el estudio bíblico de este mes, vimos que poco antes de ir a la cruz, el Señor Jesús se detuvo para ayudar a un pobre mendigo ciego, un “don nadie” a los ojos de la sociedad. Aunque la redención de la humanidad era de vital importancia, al Señor le importó tanto el sufrimiento de esta persona como para detenerse y hacer lo que pudiera para brindarle alivio.
Si el Señor se detuvo en el camino a la cruz para ayudar a alguien, ¿no se detendrá y escuchará también cuando usted clame a Él en su angustia? Él nunca está demasiado ocupado para escuchar a uno de sus amados hijos.
Somos administradores de todo lo que Dios nos da, incluso nuestro tiempo. ¿Cómo puede usted, al igual que el Señor Jesús, extender su amor hoy y dar a alguien el regalo de su disponibilidad?
Biblia en un año: 1 REYES 15-17
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