POR RICK WARREN — ABRIL 3, 2024
“Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito”. Proverbios 16:3 (NTV)
Los planes de Dios y los tuyos pueden trabajar juntos para lograr el propósito que Él tiene para ti. Nehemías es un gran ejemplo de esto. Ayer hablamos sobre los dos primeros pasos que dio Nehemías cuando hizo planes hacia sus metas que honrarían a Dios.
Aquí hay tres pasos más que Nehemías modeló al desarrollar un plan de vida.
Paso 3: Sentir temor es inevitable, pero no dejes que te detenga.
Cuando el rey vio que Nehemías se acercaba, le preguntó por qué se veía tan triste. En aquellos días, era un crimen estar triste ante el rey, pero Nehemías estaba a punto de pedir un permiso para ir a Jerusalén a reconstruir la ciudad.
Nehemías hizo dos cosas con su temor:
- Expresó sus sentimientos. Nehemías respondió: “Viva el rey para siempre. ¿Cómo no voy a estar triste cuando la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego?” Nehemías 2:3 (NTV).
Admitir cómo te sientes es la manera cómo creces. - Oró rápidamente antes de hablar. “Entonces el rey me dijo: —¿Cómo te puedo ayudar? Antes de responder, le oré al Dios del cielo” Nehemías 2:4 (PDT).
A veces, orar puede consistir simplemente en decir rápidamente y en silencio: “¡Ayuda!”.
Existe el mito de que las personas piadosas nunca tienen temor. ¡Eso es una tontería! El valor no es la ausencia del temor. Ser valiente es seguir adelante a pesar de tu temor.
Paso 4: Establece un objetivo claro.
Nehemías fue específico en su pedido al rey: “Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados” Nehemías 2:5 (NTV).
Para establecer un objetivo específico, debes hacerte tres preguntas: ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero hacer? ¿Qué quiero tener?
Asegúrate de dejar que el tamaño de tu Dios determine el tamaño de tu meta. Una meta del tamaño de Dios honra a Dios y le muestra que confías en Él para ayudarte.
Paso 5: Establece una fecha límite.
Nehemías 2:6 dice: “El rey, con la reina sentada a su lado, preguntó: ¿Cuánto tiempo estarás fuera? ¿Cuándo piensas regresar? Después de decirle cuánto tiempo estaría ausente, el rey accedió a mi petición” (NTV). Aunque en última instancia fue Dios quien estableció el tiempo, Nehemías “fijó un tiempo” para tener un plan claro.
Si tu objetivo no tiene una fecha límite, entonces no es un objetivo. Pregunta, “¿Cuánto tiempo va a tomar?” Luego anótalo en tu calendario. Recuerda, un sueño sin fecha límite es un deseo vacío. No irá a ninguna parte.
Mañana veremos los dos pasos finales que tomó Nehemías para desarrollar un plan de vida. ¡No te lo pierdas!
Reflexiona sobre esto:
- Después de leer el devocional de hoy, ¿de qué manera piensas diferente sobre tus temores?
- ¿Cómo te ha estado animando Dios a desarrollar un plan de vida? Déjate guiar por las siguientes preguntas: ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero hacer? ¿Qué quiero tener?
- Los plazos a menudo pueden inspirar temor. ¿De qué manera el ver los plazos a la luz del propósito de Dios cambia tus sentimientos acerca de ellos? ¿Cómo son beneficiosos cuando haces planes para tu vida?
La única forma de vivir verdaderamente sin temor es establecer una relación con Dios.
Puedes hacer eso hoy al pedirle a Jesús que entre en tu vida. Comienza orando esta sencilla oración: “Dios, tú me prometes que si creo en Jesús, seré perdonado. Pido ese perdón ahora. Sé que soy un pecador y que tú eres el único que puede perdonar todas las cosas que he hecho mal.
Jesucristo, creo que tu muerte en la cruz pagó por mis pecados. Creo que resucitaste y quitaste el poder de la muerte para que yo pueda tener vida eterna contigo en el Cielo. También quitaste el poder del pecado en mi vida. Por favor, ayúdame a alejarme del pecado y seguirte fielmente como Señor de mi vida.
“Gracias por salvarme. Gracias porque no tengo que trabajar por mi salvación y porque me diste tu gracia, aunque no la merezco. Gracias por amarme, salvarme y aceptarme en tu familia. En el nombre de Jesús oro. Amén”.
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