Parque Nacional Mount Rainer, Washington. Fotografía por Charles F. Stanley. |
Si confiamos en Dios y buscamos honrarlo a la hora de tomar decisiones, tendremos la oportunidad de verlo obrar de manera poderosa.
Imagínese que Dios se le apareciera y le dijera: “¿Qué quieres? Pídelo y te lo daré”. ¿Qué respondería usted? La mayoría de nosotros pediríamos seguridad para nuestros seres queridos, dinero para cubrir nuestras necesidades o una vida larga y saludable. Salomón pudo haber pedido algo parecido, pero no lo hizo. Lo que quería era un corazón sabio para servir bien al pueblo de Dios.
La vida de Salomón estaba llena de necesidades y deseos personales no muy diferentes de los nuestros. Pero cuando se le dio la oportunidad de pedirle algo a Dios, priorizó los intereses del Señor. A Dios le agradó tanto su petición que no solo le concedió sabiduría, sino también riquezas y honores (1 R 3.13). Este encuentro prefigura las palabras del Señor Jesús en el Evangelio de Mateo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt 6.33).
Dios no necesariamente nos dará riqueza, influencia o una larga vida, pero siempre será fiel para darnos todo lo que necesitamos de acuerdo con sus propósitos. El corazón de Salomón anhelaba buscar el reino y la justicia de Dios, y el Señor lo honró de muchas maneras, tanto tangibles como intangibles. Cuando hagamos nuestras las prioridades de Dios, también tendremos la oportunidad de verlo obrar poderosamente en nuestra vida.
Biblia en un año: 1 SAMUEL 27-29
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