LA HISTORIA DEL LÁPIZ ✏️✍🏻
El lápiz es considerado un instrumento de escritura y dibujo muy importante para la humanidad, un invento extraordinario cuyo origen es bastante peculiar, y aunque se tienen registros de dibujo y escritura desde la prehistoria, nunca se habló de un lápiz hasta el siglo XVI. En aquél entonces, lo más cercano a un lápiz era una barrita de plomo y estaño, llamada "punta de plata" cuya marca podría borrarse con las migas de pan, o bien, podía mojarse en tinta para escribir sobre papiros.
Cuenta la leyenda que cierto día en el noroeste de Inglaterra, una fuerte tempestad derribó un gran árbol de roble; sus habitantes vieron que debajo de sus raíces emergió una masa negra que tenía la virtud de tiznar cuanto tocaba, hasta entonces, esa piedra era desconocida y la denominaron "plomo negro" sin saber que en realidad se trataba del grafito. Los pastores comenzaron a utilizarla para marcar a sus ovejas, los militares para fabricar armas y cañones y unos pocos lo cortaban en pequeñas varillas que usaban para escribir, pero éstas se rompían fácilmente y ensuciaban todo, por lo que descartaban este uso. Aquél yacimiento de grafito resultó ser el más puro en todo el mundo y en el siglo XVIII pasó a ser propiedad de la Corona inglesa para uso exclusivo del ejército, prohibiendo su exportación y cualquier otro uso, tanto así que aquél que extrajera grafito para otros fines era castigado con la pena de muerte. A pesar de ello, algunas personas aún le tenían fe al material como método de escritura y aunque la calidad de su grafito no era tan buena, buscaron otras alternativas; en 1750 el alemán Kaspar Faber mezcló el grafito con azufre, antimonio y resina para darle una mayor dureza y aunque funcionaba, no era lo esperado. En 1795, el francés Nicolás Conté añadió arcilla a la mezcla con la que se tuvo mejor resultado; por su parte, el austriaco Joseph Hardmuth descubrió que variando la cantidad de arcilla y grafito en la mezcla, variaba la dureza de la mina, naciendo la gama HB que conocemos actualmente. Hasta entonces, era solo una barrita que ya podía sostenerse y pintar pero para agarrarla se envolvía con cuerdas y pieles de animal, no existía el sacapuntas y para liberar la punta se iba desenvolviendo la cuerda. Para 1812, el americano William Monroe descubre la manera de recubrir la mina con madera de cedro para que fuera ligero y cómodo. Faber y Conté lo aplicaron a su producto y lo popularizaron rápidamente; en 1856 Lothar Faber (bisnieto de Kaspar Faber) compró un territorio en Siberia con una mina de grafito puro y patentó oficialmente la invención del lápiz. Tras su muerte en 1870, la empresa Dixon se convirtió en la mayor consumidora de grafito en el mundo. Actualmente, los lápices Conté a parís y los Faber Castell, siguen siendo los de mayor calidad en el mundo del arte, mientras que los lápices de la Dixon, aunque de menor calidad, siguen siendo los más vendidos.
Ahora ya lo sabes, el lápiz es un instrumento con el que puedes escribir y trazar miles de historias, pero que en sí mismo tiene una gran historia que contar. 🥰 ¿Conocías ésta historia?
Texto: Destino creativo
Imagen tomada de la red.
-Isa-
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