sábado, 19 de octubre de 2024

Ultiminoo Ramos........Que gran boxeador

EDICIÓN ESPECIAL
ANTES DE QUE SE ME OLVIDE
Ultiminio Ramos - campeón cubano de boxeo 
Edgar Garcia Ochoa Flash

Conozco el mundo del boxeo desde niño. Empecé en el periodismo haciendo una columna a los 13 años de nombre "Trailer Deportivo", la mayoría de las reseñas con el tema boxístico. Me volaba del colegio para ver entrenar a Caraballo que era un embolador a quien le decían 'El Venado'. Algo más, la primera vez que me monté en un avión fue para verle perder con Jofre el título mundial en Bogotá. Se parecía mucho a Alí, subía al ring con tres batas, sus zapatos tenían campanitas, coleccionaba sombreros. Recientemente lo entrevisté para televisión y lo condecoré. Cuando le presenté a David Sánchez Juliao, el escritor le dijo: -"Tú fuiste mi Inspiración para 'El Flecha"...

Con Pambelé tengo tantas historias que podría escribir un libro, algunas bien pintorescas, como la vez que regaló un toro en la Plaza de Cartagena sin saber el precio de un astado de lidia; cuando supo la suma, no pagó. A Rocky le acompañé en Mónaco cuando ganó el título mundial ante Briscoe. Fui mucho a los cabarets de Tesca con Elías Elián, un apuesto boxeador que era el amante de las dos mujeres de la noche más famosas, Chepa y Germania. Yo andaba con un boxeador poeta, de nombre 'Battlin Kliss', que vivía en Panamá y luego por amor se ahorcó en un barco. Tuve una cuerda de boxeadores con mi compadre Kid Peche. Cuando estudiaba me llevaba boxeadores a los pueblos en vacaciones para que hicieran exhibiciones. En una ocasión me llevé al cubano Pedro Miranda, a Pedro Vanegas, al panameño Cruz y a Humberto, hermano de Caraballo. Recorrimos Tolú, Toluviejo, Colosó, Chalán, Ovejas. Vi pelear a Dinamo Colombo, a Kid Bururú, a Blandón el ascensorista, al chileno Carter, Valentin Brown, al paisa Uribe, Samy Medina, a Ramon- cito Arias, luego lo vi de Policía de Tránsito en Caracas.

Bernardo Caraballo en su época gloriosa.

Conocí a Ramiro Machado, el manager que hacía mala bebida, a Filemón Cañate, el viejo empresario siempre con su sombrero. A Sócrates Cruz que dirigía a Caraballo. A Tabaquito Sáenz, el zurdo Valiente, el 'Pelúo' Arnedo, Angulito, Jaime Tabares, tan rápido, Kid Pérez, los entrenadores: el chileno Carvajal, Camilito Morales. En fin, ese mundo lo conocí muy bien...

Este preámbulo para llegar a la cuestión.....

Estoy en México y me muevo en muchos circulos. Me encuentro con Pancho Rosales a quien había conocido con Alexis Argüello, aquel campeón nicaragüense que pegaba tan duro y que se suicidó inexplicablemente. Estuvimos comiendo en una taquería y me preguntó a qué boxeador quería conocer...

Le dije que a Ultiminio Ramos, por la característica única que había durante su actividad boxística: había eliminado físicamente con sus golpes a dos rivales hasta el punto de que fallecieron en el ring. Me dijo que iba a hablar con él. Un par de días después, Pancho me habló de que Ultiminio, que tenía una orquesta de mambo, se vería conmigo en casa de Modesto Vásquez, un cubano que se hizo rico cuando creó 'Kalimán', el personaje de los paquitos. Don Modesto era muy acaudalado, vivía en una mansión donde tenía un museo dedicado a 'Kalimán'. También estaban Pardo Llada y Jeff Cooper, el actor que lo representó en el cine. Se trataba de una comida netamente cubana.

Ultiminio resultó un conversador inagotable, ameno, interesante; no es frecuente encontrar en esa profesión alguien con esa facilidad de expresión. Cuando empezó a relatar las dos peleas fatídicas se nos pusieron los pelos de punta y en mi caso, jamás pude olvidar esa charla. Ramos contó:

Mis golpes eran mortales. En el amateur golpeé tan fuerte al Tigre Blanco, mi contendor de esa noche, que cuando cayó, yo sentí como si mi gancho de izquierda le hubiera pegado a un melón y cómo este se partia. Vine corriendo a la esquina y le dije a Kid Rapidez: "¡A este lo matė, Kid!". El Tigre agonizó y lo fui a ver al hospital. Cuando llegué, sus hermanos me trataban de asesino, asesino... en cambio, su madre, bondadosa, me dio la mano y me dijo: "Hijo, ten la conciencia tranquila, tú no tienes la culpa". Me conmovió esta señora y le juré "Señora, perdóneme. Yo seré campeón mundial y cuando lo sea le dedicaré la pelea a su hijo". Así fue. Llegué a ser campeón y el combate se lo dediqué al Tigre.

Y por qué te retiraste, Ultiminio?- le pregunté. ¿Por un colombiano-señaló-, precisamente de donde eres. Imaginate que me enfrenté a Germán Gastelbondo. Lo tiré en el séptimo asalto, Al día siguiente pasé por el hotel a visitar unos periodistas y me encuentro en el hall con Gastelbondo, quien con los ojos desorbitados, al verme me dijo: "Ultiminio, ¿cuándo es que vamos a pelear?"... Aquello me hizo reflexionar. Ya habían fallecido dos contendores, y un colombiano, después de un combate conmigo, lucía demente. Esa mañana, te confieso, decidí retirarme.

Continúa...

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