sábado, 4 de enero de 2025

Correr es mucho más que actividad física

El impacto de correr en la percepción del espacio y la memoria espacial  

Correr es mucho más que una actividad física; sus beneficios se extienden a dimensiones cognitivas, incluyendo la percepción del espacio y la memoria espacial. Estas capacidades son fundamentales para nuestra interacción con el entorno, ya que nos permiten orientarnos, recordar ubicaciones y planificar rutas. 

¿Qué son la percepción del espacio y la memoria espacial?  
La percepción del espacio es nuestra capacidad para interpretar el entorno tridimensional, identificar distancias, tamaños y relaciones entre objetos. Por ejemplo, cuando un corredor visualiza una pendiente en su ruta, su percepción espacial le ayuda a estimar la inclinación y ajustar su esfuerzo.

La memoria espacial, por otro lado, se refiere a la habilidad de recordar la disposición de los objetos en un entorno o el camino hacia un destino. Es lo que nos permite recordar un recorrido habitual o encontrar el punto exacto donde dejamos una botella de agua durante una carrera.

Estas habilidades son esenciales para corredores de todos los niveles, desde principiantes que planean rutas simples hasta avanzados que optimizan trayectorias en carreras de montaña o en eventos de ultra distancia.

Cambios fisiológicos y cognitivos que ocurren al correr  
Cuando corremos, el cuerpo y el cerebro trabajan en conjunto, lo que genera beneficios específicos para la percepción y la memoria espacial. A continuación, se detallan los procesos clave:  

- Incremento del flujo sanguíneo cerebral  
El ejercicio aeróbico, como correr, aumenta el flujo de sangre al cerebro, particularmente al hipocampo, una región crucial para la memoria y el aprendizaje. Este mayor flujo sanguíneo mejora la oxigenación y la eliminación de desechos metabólicos, promoviendo un entorno más saludable para las neuronas.  

- Liberación de neuroquímicos  
Al correr, el cerebro libera neurotransmisores como la dopamina y el glutamato, que están relacionados con la motivación y la plasticidad sináptica (la capacidad de las neuronas para adaptarse y formar nuevas conexiones). Además, se estimula la producción de BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), una proteína que promueve el crecimiento de nuevas neuronas y fortalece las existentes.  

- Interacción multisensorial  
Correr requiere integrar información de múltiples sentidos: la vista (para evaluar el terreno), el oído (para captar sonidos del entorno) y la propiocepción (para percibir la posición de nuestro cuerpo en el espacio). Este proceso entrena al cerebro a interpretar y coordinar estímulos complejos, mejorando la percepción espacial.  

Cómo correr influye en la percepción del espacio  
La percepción espacial se ve fortalecida a medida que los corredores interactúan con entornos variados. Algunos ejemplos concretos incluyen:  

- Adaptación al terreno: Correr por senderos irregulares o caminos con desniveles obliga a interpretar rápidamente distancias y ángulos para mantener el equilibrio y evitar lesiones. Esto entrena el cerebro a procesar de manera eficiente la información visual y táctil.  
- Uso de puntos de referencia: Durante una carrera, los corredores suelen identificar elementos del entorno (como árboles o edificios) para orientarse, mejorando su habilidad para estimar distancias y direcciones.  
- Percepción del ritmo y la velocidad: Al correr, ajustamos nuestra velocidad en función del espacio disponible, lo que implica un cálculo constante de distancias y tiempos.  

La relación entre correr y la memoria espacial  
La memoria espacial se fortalece especialmente en corredores que frecuentemente exploran nuevas rutas. Algunos aspectos destacados son:  

- Reconocimiento de patrones: Correr repetidamente por un mismo lugar ayuda a consolidar un mapa mental de la zona, lo que facilita la orientación incluso bajo condiciones adversas, como lluvia o poca luz.  
- Planificación de rutas: Al decidir qué caminos tomar, los corredores entrenan su capacidad de recordar rutas previas y evaluar las mejores opciones, un ejercicio clave para la memoria espacial.  
- Efectos en corredores de trail o montaña: Este tipo de corredores desarrollan una memoria espacial avanzada al memorizar senderos, evitar obstáculos y planificar estrategias para abordar terrenos complicados.  

Ejercicios prácticos para mejorar estas habilidades al correr  
Si deseas potenciar tu percepción del espacio y memoria espacial mientras corres, aquí tienes algunas sugerencias:  

- Correr en entornos variados: Alterna entre parques, calles urbanas y senderos naturales. Los cambios en el terreno desafían al cerebro a adaptarse y fortalecen la percepción espacial.  
- Memorizar rutas: Antes de una carrera, estudia un mapa del recorrido e intenta recordarlo mientras corres. Este ejercicio entrena la memoria espacial y te prepara mejor para enfrentar rutas desconocidas.  
- Atención plena durante el recorrido: Practica el mindfulness al correr, enfocándote en los detalles del entorno, como colores, texturas y sonidos. Esto incrementa la conexión entre tus sentidos y tu percepción espacial.  
- Pruebas de orientación: Si corres en grupo, realiza ejercicios de orientación donde debas encontrar puntos específicos en el menor tiempo posible.  

Precauciones y limitaciones  
Aunque los beneficios cognitivos de correr son evidentes, es importante destacar que:  
- Exceso de ejercicio: Entrenamientos excesivos pueden llevar a fatiga mental, reduciendo temporalmente la capacidad de procesar información espacial.  
- Edad y salud cerebral: Si bien correr ayuda a mantener la memoria espacial a lo largo de la vida, su impacto puede variar según factores individuales, como la genética o enfermedades neurodegenerativas.  

Correr no solo mejora el estado físico, sino que también tiene un impacto profundo en la percepción del espacio y la memoria espacial. Estas habilidades son esenciales para la navegación y planificación, beneficiando tanto a corredores recreativos como a élite. Con un enfoque consciente en estas capacidades, puedes convertir tus entrenamientos en una herramienta para fortalecer tu mente tanto como tu cuerpo.

Diógenes........provocador

DIÓGENES, EL FILÓSOFO QUE VIVIÓ COMO UN PERRO Y SACUDIÓ AL MUNDO

¿Quién fue realmente Diógenes? Un hombre que no se doblegó ante reyes ni dioses, un provocador que convirtió la pobreza en virtud y el escándalo en herramienta de enseñanza. Este filósofo cínico, conocido también como "el Perro", vivió para cuestionar los valores de una sociedad que consideraba corrupta.

Nacido en Sinope en el 412 a. C., hijo de una familia adinerada, Diógenes no parecía destinado a la vida de vagabundo. Sin embargo, su destino dio un giro drástico cuando fue exiliado, acusado de falsificar monedas. Con nada más que su ingenio y su desprecio por las normas, llegó a Atenas y buscó a Antístenes, un discípulo de Sócrates que había fundado la escuela de los cínicos. Esta escuela no se preocupaba por la riqueza, la fama ni los placeres, sino por vivir según la naturaleza y denunciar los vicios humanos.

Diógenes adoptó estas ideas y las llevó al extremo. Vivía como un nómada, durmiendo en tinajas y subsistiendo con lo mínimo. Sus gestos eran tan extremos como sus ideales: orinaba en público, comía con las manos y, sí, incluso se masturbaba en las calles. Cuando los transeúntes lo increpaban por estas acciones, él respondía con lógica implacable: «¡Ojalá fuera igual de fácil saciar el hambre que los deseos carnales!».

Un perro en el Ágora.
En Atenas, Diógenes encontró su escenario perfecto: el Ágora, el corazón de la ciudad. Allí observaba a la gente y se burlaba de sus pretensiones. Cuando lo llamaban "Perro", respondía con ironía: «¡Perros sois vosotros, que rondáis esperando mis migajas!». Incluso cuestionaba la moralidad de sus contemporáneos: «Todos hablan de justicia, pero nadie la practica».

Su ingenio era tan afilado como sus críticas. Una de sus anécdotas más memorables ocurrió en la Academia de Platón. Cuando este definió al hombre como un "animal bípedo sin plumas", Diógenes apareció con un gallo desplumado y exclamó: «¡Aquí tenéis al hombre de Platón!». Su agudo humor desafiaba a los pensadores más renombrados de su tiempo, y su descaro lo convertía en una figura imposible de ignorar.

La naturaleza como maestra.
Para Diógenes, la verdadera sabiduría residía en volver a lo esencial. En una ocasión, mientras dormía en una esquina durante una fiesta, vio a un ratón comiendo las migajas de su pan. Reflexionó: «¿De qué te quejas? Este ratón vive contento con lo que tú desprecias». Estas observaciones alimentaban su espíritu y reafirmaban su desprecio por los lujos.

El encuentro con Alejandro Magno.
Uno de los momentos más icónicos de su vida fue su encuentro con Alejandro Magno. Según la leyenda, el conquistador visitó a Diógenes en Corinto y le ofreció cumplir cualquier deseo. La respuesta del filósofo fue tan simple como demoledora: «Hazte a un lado, me estás tapando el sol». Este breve intercambio resumía la esencia de su filosofía: desprecio por el poder y valoración de lo verdaderamente importante.

El legado de un provocador.
Diógenes murió en Corinto en el 323 a. C., el mismo año que Alejandro Magno. Aunque vivió en la más absoluta pobreza, su impacto cultural y filosófico fue enorme. Su vida no fue solo un ejercicio de provocación, sino una denuncia radical de los excesos y las hipocresías de su época.

Hoy, Diógenes sigue siendo recordado como un símbolo de rebeldía y pensamiento crítico, un hombre que, bajo la apariencia de un loco, desnudó las verdades más profundas de la naturaleza humana. ¿Fue un loco o un visionario? Quizás ambas cosas, pero lo que es seguro es que fue un genio que nunca dejó de ladrar contra las injusticias del mundo.

#diogenes #Filosofo #Antiguedad #NaturalezaHumana #Visionario

El arte de vivir

El Arte de Vivir: Lecciones Estoicas de Epicteto

Epicteto, un esclavo convertido en filósofo, no escribió directamente sus enseñanzas; estas fueron recopiladas por su discípulo Arriano en Discursos y el Enquiridión. En sus palabras, encontramos un manual de vida que trasciende los siglos, enseñándonos a enfrentar la incertidumbre con serenidad, distinguir lo controlable de lo incontrolable y vivir en armonía con la naturaleza. Este ensayo explora sus ideas principales y cómo pueden aplicarse en nuestra era, con analogías que conectan su sabiduría con la vida cotidiana.

El timón de la vida: Lo que controlamos y lo que no

Epicteto comienza con una enseñanza fundamental: la distinción entre lo que está bajo nuestro control y lo que no lo está. "Algunas cosas dependen de nosotros y otras no", afirma. En términos simples, controlamos nuestras opiniones, deseos, y acciones, pero no las circunstancias externas o las acciones de los demás.

Esta idea puede compararse con un navegante en el mar. El capitán no puede controlar la fuerza del viento o las olas, pero sí puede ajustar las velas, elegir la dirección y mantener el timón firme. En nuestra vida, el viento simboliza los acontecimientos imprevisibles: una enfermedad, la pérdida de un empleo, o el rechazo. Nuestro timón, en cambio, es nuestra capacidad de reaccionar con virtud y sabiduría.

Epicteto nos recuerda que obsesionarnos con lo incontrolable solo lleva al sufrimiento. Es como un jugador de ajedrez que se enfurece porque su oponente juega bien. En lugar de lamentarnos, debemos centrarnos en nuestra próxima jugada, porque ahí radica nuestro verdadero poder.

La riqueza interna: El dominio de las emociones

Para Epicteto, no son los eventos los que nos perturban, sino nuestras interpretaciones de ellos. "No es la muerte lo que debemos temer, sino la opinión que tenemos de ella", enseña. Aquí encontramos un paralelo con un prisma: nuestra mente actúa como un cristal que colorea la luz de los acontecimientos. Si el prisma está limpio, la luz será clara; si está empañado por prejuicios, miedos o deseos descontrolados, la realidad parecerá caótica.

En el mundo moderno, esto se refleja en nuestra relación con las redes sociales. Una crítica en línea puede parecer devastadora si la percibimos como un ataque a nuestro valor. Pero si entendemos que las palabras de otros reflejan sus propias percepciones, no las nuestras, podemos mantener la calma.

Epicteto nos insta a entrenar nuestra mente como un atleta entrena su cuerpo, fortaleciendo nuestra capacidad de enfrentar el sufrimiento con ecuanimidad. "Si deseas mejorar, soporta con gusto las cosas que parecen difíciles", dice, recordándonos que las emociones negativas son como pesas en el gimnasio del alma: obstáculos que, al superarse, nos hacen más fuertes.

La tragedia del apego: Vivir con desapego

El Enquiridión aconseja reflexionar sobre la naturaleza transitoria de todo lo que amamos. "Cuando beses a tu hijo, di: 'Estoy besando a un mortal'." Esta enseñanza no busca fomentar el desprecio, sino preparar nuestra mente para aceptar la impermanencia.

Podemos pensar en la vida como un préstamo, no una posesión. Imagina que alguien te presta un libro valioso. Lo disfrutas mientras lo tienes, pero no te aferras a él porque sabes que debe ser devuelto. De manera similar, las personas, los objetos y las situaciones que amamos son temporales, y aceptar esto nos permite disfrutarlos plenamente sin miedo al futuro.

En la vida moderna, esto puede aplicarse a nuestras relaciones y posesiones materiales. Perder un teléfono o terminar una relación puede sentirse como una catástrofe, pero si adoptamos la perspectiva de Epicteto, entendemos que nada externo define nuestro valor.

El fuego del carácter: Convertir obstáculos en oportunidades

Epicteto afirma que los desafíos no son enemigos, sino pruebas que fortalecen nuestra virtud. "El infortunio es un acontecimiento para el cual estás entrenado", dice, aludiendo a la idea de que cada dificultad es una oportunidad para practicar la paciencia, el coraje o la templanza.

Imagina a un herrero trabajando en su fragua. Cada golpe del martillo y cada exposición al fuego no destruyen el metal, sino que lo transforman en una espada más fuerte y afilada. De manera similar, nuestras dificultades son golpes que nos moldean, siempre que las enfrentemos con la actitud correcta.

Un ejemplo contemporáneo podría ser perder un empleo. Aunque inicialmente doloroso, este evento puede ser el catalizador para descubrir una nueva carrera o desarrollar habilidades que antes ignorábamos. Epicteto nos enseña que, al cambiar nuestra perspectiva, incluso las circunstancias más adversas pueden convertirse en aliadas.

La vida como un actor en el escenario

Una de las analogías más potentes de Epicteto es la comparación de la vida con una obra de teatro. "Recuerda que eres un actor en un drama, asignado por el director", dice. Nuestra tarea no es elegir el papel, sino interpretarlo lo mejor posible, ya sea que juguemos al rey o al campesino.

Esta idea nos invita a dejar de quejarnos por lo que la vida nos da y, en cambio, desempeñar nuestro rol con excelencia. Si somos un actor secundario en una escena, nuestra meta no es robar el protagonismo, sino contribuir al desarrollo de la obra.

En la vida diaria, esto nos recuerda aceptar las circunstancias con gracia y hacer lo mejor con lo que tenemos. Si enfrentamos una enfermedad, podemos convertirnos en un ejemplo de fortaleza para otros. Si disfrutamos del éxito, podemos usar nuestra posición para beneficiar a quienes nos rodean.

Las enseñanzas de Epicteto no son meras teorías filosóficas, sino un manual práctico para enfrentar la vida con valentía y sabiduría. Nos invita a ser navegantes hábiles, prismas claros, herreros resilientes y actores comprometidos. Al aplicar sus principios, descubrimos que, aunque no controlamos las olas de la vida, siempre podemos mantener el timón firme.

En un mundo lleno de incertidumbre, la voz de Epicteto resuena como un faro, guiándonos hacia una existencia más plena y serena. Su legado nos recuerda que la verdadera libertad no se encuentra en controlar el mundo externo, sino en dominar nuestra mente y nuestras elecciones. Al final, el estoicismo de Epicteto no solo nos enseña a vivir; nos enseña a vivir bien.

El Arte de Vivir: Una Exploración Profunda de los Principios de Epicteto

Epicteto, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no dejó escritos propios, pero sus ideas fueron transmitidas a través de las recopilaciones de su discípulo Arriano en los Discursos y el Enquiridión. Estos textos contienen un arsenal filosófico diseñado para enfrentar la incertidumbre, la adversidad y las complejidades de la existencia humana. Pero más allá de sus máximas y aforismos, el pensamiento de Epicteto es una invitación a transformar la vida cotidiana en un ejercicio continuo de virtud. Este ensayo profundiza en sus enseñanzas clave, enriqueciendo su mensaje con analogías y reflexiones contemporáneas.

La Dicotomía del Control: Un Faro en el Caos

El principio básico del estoicismo de Epicteto es su famosa "dicotomía del control": algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Según él, lo único verdaderamente nuestro son nuestras opiniones, elecciones y deseos; todo lo demás—nuestra reputación, riqueza, salud o incluso nuestras relaciones—son cosas externas, sujetas a factores fuera de nuestro alcance.

Imaginemos un arquero que apunta hacia su objetivo. Puede entrenar, ajustar su arco y lanzar la flecha con la mejor técnica posible, pero no puede controlar el viento que desvía el disparo o un obstáculo inesperado que aparece en su camino. La verdadera virtud, según Epicteto, no radica en alcanzar siempre el blanco, sino en hacer todo lo que esté en nuestras manos con excelencia y aceptar con serenidad el resultado.

En el contexto moderno, esto podría aplicarse a nuestra búsqueda del éxito profesional. Por mucho que planifiquemos y trabajemos, los resultados finales pueden depender de factores como la economía, la política o decisiones de otros. Reconocer esta verdad no significa resignación, sino una liberación que nos permite centrarnos en lo que realmente importa: el esfuerzo y la integridad en el proceso.

La Mente como Fortaleza: Interpretar la Realidad

Epicteto afirma que "no son las cosas las que nos perturban, sino nuestra interpretación de ellas". Este principio subraya que la realidad no tiene un significado inherente; somos nosotros quienes proyectamos nuestras emociones y juicios sobre ella. Este enfoque puede compararse con un escultor frente a un bloque de mármol: el mármol es neutral, pero el escultor decide si esculpe una obra de arte o se lamenta de su aparente dureza.

Una analogía moderna sería la experiencia del tráfico. Para una persona, un atasco puede ser una fuente de frustración; para otra, una oportunidad para escuchar un audiolibro o reflexionar en silencio. La situación es la misma, pero la interpretación cambia completamente la experiencia.

Epicteto nos enseña que debemos entrenar nuestra mente para interpretar los eventos con objetividad, como un científico que observa un fenómeno sin prejuicios. Esto requiere práctica constante, pero con el tiempo, nuestra percepción puede volverse tan clara y equilibrada como la superficie de un lago en calma.

La Libertad a Través del Desapego

El desapego es un concepto central en el estoicismo de Epicteto. No implica indiferencia, sino una aceptación consciente de la impermanencia de todo lo que valoramos. "Recuerda que eres un actor en una obra de teatro. Tu papel no está en tus manos, pero cómo actúas sí lo está", afirma.

Imaginemos que somos jardineros cuidando un árbol. Podemos regarlo, podarlo y protegerlo, pero no podemos evitar que eventualmente pierda sus hojas en otoño o que una tormenta lo derribe. En lugar de lamentar su pérdida, el buen jardinero aprecia cada momento que comparte con el árbol, entendiendo que nada es eterno.

En nuestra vida, el apego desmedido a nuestras posesiones, relaciones o incluso a nuestra imagen personal nos encadena al sufrimiento. Si perdemos un objeto querido, no perdemos una parte de nosotros mismos; simplemente hemos devuelto algo que nunca fue completamente nuestro. Esta perspectiva nos otorga una libertad interior que ninguna circunstancia externa puede arrebatar.

El Fuego de las Adversidades: La Forja del Carácter

Para Epicteto, las dificultades no son castigos, sino oportunidades para fortalecer nuestra virtud. "¿Quieres ser invencible? Entonces no permitas que nada fuera de tu control te perturbe", declara. Esta enseñanza transforma las adversidades en un campo de entrenamiento para la templanza, la paciencia y la resiliencia.

Podemos comparar esto con el proceso de templado del acero. Un metal se fortalece al ser expuesto a altas temperaturas y enfriado repetidamente. De manera similar, los desafíos de la vida nos "templan", haciéndonos más resistentes y capaces de enfrentar mayores pruebas en el futuro.

En la vida moderna, esto puede aplicarse a experiencias como una enfermedad o un fracaso financiero. Aunque inicialmente dolorosas, estas situaciones pueden convertirse en catalizadores para el crecimiento personal. Un emprendedor que enfrenta la bancarrota puede aprender lecciones valiosas sobre gestión financiera y estrategia, mientras que alguien que atraviesa una enfermedad puede desarrollar una nueva apreciación por la vida y sus relaciones.

La Vida como un Papel en el Teatro Cósmico

Epicteto compara la vida con una obra de teatro en la que cada uno de nosotros tiene un papel asignado. No podemos elegir nuestro papel, pero podemos decidir cómo interpretarlo. Esta metáfora nos invita a aceptar las circunstancias con gracia y a desempeñar nuestro rol con excelencia, ya sea grande o pequeño.

Imaginemos un coro en una ópera. Cada voz, por pequeña que sea, contribuye a la grandeza de la pieza completa. Si una voz decide que su parte es irrelevante y deja de cantar, toda la armonía se rompe. En nuestras vidas, incluso las acciones aparentemente insignificantes tienen un impacto en el conjunto, y desempeñar nuestro papel con integridad enriquece tanto nuestra experiencia como la de quienes nos rodean.

Analogía final: La Vida como un Río

La filosofía de Epicteto puede resumirse en la metáfora de un río. La vida fluye constantemente, llevándonos a través de paisajes de calma y turbulencia. No podemos detener el flujo ni controlar su curso, pero sí podemos aprender a navegarlo.

Un buen navegante no lucha contra la corriente; la utiliza para avanzar, adaptándose a las curvas y rápidos. De igual manera, Epicteto nos enseña a aceptar el flujo de la vida con serenidad, aprovechando cada momento para crecer y fortalecer nuestra virtud.

Conclusión: La Sabiduría Atemporal de Epicteto

Las enseñanzas de Epicteto no son meros conceptos filosóficos, sino una guía práctica para vivir con propósito y paz interior. Al distinguir lo que controlamos, reinterpretar la realidad, desapegarnos de lo externo y abrazar las adversidades como oportunidades, descubrimos una libertad que trasciende cualquier circunstancia.

En un mundo lleno de incertidumbre, la voz de Epicteto sigue siendo un faro que ilumina el camino hacia una vida virtuosa. Nos recuerda que no somos esclavos de las circunstancias, sino amos de nuestras elecciones y actitudes. En última instancia, su filosofía no solo nos prepara para enfrentar la vida, sino para transformarla en una obra maestra de virtud y significado.

viernes, 3 de enero de 2025

Nuestra finalidad en la vida

Nuestra finalidad en la vida y el árbol genealógico.

Cuenta Alejandro Jodorowsky, que para preparar su película, "La Montaña Sagrada", huyó de México porque había recibido amenazas por parte de las autoridades.

Él se instaló en Nueva York, donde empezó a notar que comenzaba a transpirar copiosamente sin razón alguna.

Él dice, "comencé a transpirar como bruto", y es por ello que comenzó a angustiarse, ante tal síntoma sin motivo.

Fue entonces, que un gran amigo suyo, le recomienda visitar a un médico chino, según esto, muy bueno y un gran sabio.

Al llegar Jodorowsky con éste médico anciano, él le pregunta: "¿Cuál es su finalidad en la vida?".

Y Alejandro Jodorowsky respondió:
 "No vengo a tener una conversación filosófica. 
Vengo a que usted me cure de esta incesante transpiración".

El anciano insistió: "Si usted no tiene una finalidad en la vida, no lo puedo curar".

Y ésta resulta ser la primera pregunta que deberás plantearte al desear hacer tu árbol genealógico. En esa simple pregunta, está la clave de toda tu historia, porque responderla, significa dar luz al árbol genealógico.

En la respuesta que expresemos, están nuestras limitaciones, nuestros miedos, lo que nuestro árbol ha tenido prohibido, lo que el árbol nos ha negado.

Y esa pregunta, tiene muchas variantes, sí, pero el fondo, será el mismo:

¿Qué es lo que quiero hacer con mi vida?
¿Cuál es mi finalidad?
¿En qué me pueden ayudar?
¿Qué es lo que todavía no he conseguido?
¿Hacia dónde voy?
¿Cuál es mi horizonte ideal?
¿Cuáles tres deseos le pediría a una Hada Madrina?
¿Qué haría si pudiera ser invisible durante 24 horas?

Y ojo! Todo aquello que respondas, es lo que tu árbol genealógico te tiene prohibido, por lo que deberás prestar especial atención a lo que de corazón te nazca responder.

Si respondés que tu finalidad es DISFRUTAR de la vida, significa que tu árbol trae arrastrando una "Prohibición del placer, del deseo". Y como el árbol no ha "disfrutado", vos tenés ese fuerte anhelo.

La finalidad de nuestra vida, es lo que realmente somos, es nuestro guión auténtico, incompatible muchas veces con el guión que la familia nos impone. El árbol genealógico nos imprime una misión y tratará de que la cumplamos, aunque ello nos niegue ser lo que somos.

No siempre se tiene la respuesta al borde de los labios, a veces el mismo hecho de no haber sido deseados o tenidos en cuenta en nuestra infancia, puede hacernos carecer de finalidad en la vida de adultos. 

Para los que les cuesta muchísimo conectar con su finalidad y verbalizarla, se les recomienda que durante siete días vayan a comprar su postre favorito y lo disfruten tranquilos y en paz. Eso despertará nuestro placer, la parte creativa y con ello, tendremos más clara nuestra finalidad.

Y hay tres poderosas razones por las que uno debe "detener el reloj", sentarnos y plantearnos nuestra finalidad:

1. Cuando sabemos lo que queremos de verdad, y eso que queremos no lo estamos logrando de momento, de pronto descubrimos como por arte de magia que hay algo que nos lo impide: es "la trampa del árbol".

Si queremos ser felices, es porque nuestro árbol quiere que suframos.
Si queremos ser artistas, es porque nuestro árbol tiene prohibida la creatividad.

Si queremos amar, es porque nuestro árbol no ha tenido mucha suerte en el amor.

Si queremos ser libres, es porque nuestro árbol nos quiere esclavos.
Así hasta el infinito…

La forma en que lo hace, y las maneras de lograr sanarnos y sanar el árbol para que esa finalidad no tenga impedimentos para ser alcanzada, las descubriremos analizando y estudiando nuestro árbol genealógico.

2. Verbalizar, decir con palabras y en voz alta nuestra finalidad en la vida, es comenzar a caminar hacia ella. Es hacerla consciente.

Es como hacerle un pedido al Universo, es lanzar un mensaje, una oración… Ahí uno empieza a llamar al cambio, cuando declara su intención.

3. Mostrar nuestra finalidad nos sitúa en lo que somos. El árbol nos da una misión loca, una identidad falsa, un no ser lo que somos en realidad. Cuando nos atrevemos a sacar al exterior lo que deseamos alcanzar, empezamos a ser felices, a estar más sanos, o lo que es lo mismo, empezamos a SER.

Es importante apuntar que la finalidad debe ser formulada de la forma más concreta posible, no abstracta. 

Como diría Marianne Costa, "si pedís al hada una finalidad borrosa, te va a dar una finalidad borrosa".

También Milton H. Erickson, con uno de sus terapéuticos relatos nos enseña algo fundamental: "Imponete siempre un objetivo real, para el futuro inmediato".

En palabras de Jodorowsky, "todos hemos nacido de un hombre y una mujer. En cualquier estado que estés, el universo quiere que te realices. La vida tiene la finalidad que vos decidas. Para poder realizarnos, debemos conocer los acuerdos del inconsciente familiar que nos lo impiden".

Decime ahora: ¿cuál es tu finalidad? Y recordá las palabras de Séneca: "No hay viento favorable para el que no sabe dónde va".

Fuente Nanci Puertas Vicci

La chispa se va.....

Cuando finalmente pierdes el vínculo emocional con alguien, es como si se levantara un velo y comenzaras a verlo como realmente es: simplemente normal. La chispa que alguna vez viste en él, la magia que atribuiste a su presencia, se desvanece y, de repente, aparece como siempre fue: humano, con defectos e imperfecciones. Es un momento profundo en el que te das cuenta de que no era necesariamente él quien era extraordinario, sino el amor y la energía que volcaste en la conexión que lo hizo parecer tan especial.

Verás, el amor tiene una forma de mejorar a las personas. Cuando estás emocionalmente involucrado, no solo estás viendo a una persona; estás viendo un reflejo de tus sentimientos, esperanzas y sueños en ella. Tu afecto magnifica sus buenas cualidades, a menudo enmascarando o minimizando los aspectos que pueden no estar alineados contigo. Es como si estuvieras iluminando a esa persona y, con esa luz, brilla. Pero una vez que esa luz se desvanece, una vez que tu vínculo emocional se afloja, comienzas a notar las sombras, las cosas que tal vez hayas pasado por alto antes.

Esto no quiere decir que la persona no fuera valiosa o significativa en tu vida. Es solo que, sin la lente del apego, finalmente la estás viendo con claridad, sin las emociones intensas que alguna vez nublaron tu perspectiva. Es tu amor, tu energía y tu capacidad de cuidar lo que la pintó de colores que no necesariamente poseía por sí sola.

¿Y esa comprensión? Es liberadora. Porque te devuelve el poder. Entiendes que nunca se trató de que la persona fuera excepcionalmente especial por sí sola, se trataba de ti y de la profundidad del amor que tienes para ofrecer. Tienes el poder de crear belleza y significado en tus relaciones con la energía que elijas invertir. Y si pudiste hacer eso una vez, puedes hacerlo de nuevo, con alguien que realmente valore y corresponda esa energía.

Esto también abre una comprensión más profunda de la autoestima. Es un recordatorio de que el amor que das tiene un valor inmenso. Es una fuerza que puede transformar incluso la conexión más ordinaria en algo extraordinario. Entonces, si una relación ha terminado o si un vínculo se ha desvanecido, no te obsesiones con la pérdida de esa persona. Reflexiona sobre la increíble capacidad que tienes para llevar luz a la vida de las personas y siéntete orgulloso de ello.

Ahora, de cara al futuro, tienes la oportunidad de ser más consciente de hacia dónde diriges esa energía. Puedes elegir invertir en personas que realmente vean y aprecien tu particularidad, en lugar de depender de ti para elevar la de ellas. Reconoce que eres tú quien tiene el poder de hacer que cualquier relación sea vibrante y significativa. Tu amor, tu energía, es un regalo, y debe darse a quienes lo honran y lo reflejan.

Por lo tanto, cuando alguien ya no te parezca tan importante como antes, tómatelo como una señal de que estás evolucionando. Estás viendo las cosas con claridad y sabiduría. No se trata de su valor, se trata de tu crecimiento. Deja que esa claridad te guíe hacia conexiones donde la magia fluya en ambos sentidos, donde tu luz se reciba con igual brillantez.
Al final, lo más especial nunca fue esa persona. Siempre fuiste tú 🎭

Alejate de los pendejos....

¡CUIDATE DE LOS CABRONES Y ALEJATE DE LOS PENDEJOS!       "Mira cabron, pa´que dejes de andar jodido y jodiendo, te voy a dar unos cuantos consejos pa' que vivas bien, y no nomás sobrevivas ¡Mírame a mí!, que me sigo riendo:

Agradece por todo, no te quejes, dale gracias a Dios que estás, que sigues, que vives…mientras a otra bola de pendejos, ¡ya se las cargó la chingada!

Cuando puedas comer, come. Cuando puedas dormir, duerme. Cuando puedas disfrutar, disfruta. Cuando puedas trabajar, trabaja. Y si aún puedes, échate unos tragos, juega dominó, haz el amor y chifla en la regadera. Da gracias a Dios porque tienes salud. No te la pases quejando. No mijito, altas y bajas siempre han habido y siempre habrán.

Si en la noche no puedes dormir, y estás vuelta y vuelta en la pinche cama, ¡Pos' párate! y ponte a hacer algo, arregla un cajón, escribe una carta, ponte a leer, si te quedas acostado, con los ojos pelones vas pensar ¡puras pendejadas! y lo peor es que después las haces.... Sí ya de por sí…

Los problemas grandotes, que son del mundo y que salen en la tele, ésos mijo… mándalos a la chingada, no los vas a arreglar tú. Luego ni les entiendes, no te hagas pendejo. Deja que los que pueden, los arreglen. Pero tú arregla los que sí están en tus manos.

Si te dan, agarra todo. Aprovéchalo, así sea un chingadazo, un beso o una pendejada, porque no sabes de qué forma te llegan; así que tú ¡Agarra y no te apendejes!

¡Ah!, pero eso si: ¡No agarres lo que no es tuyo! cada quien tiene lo suyo, lo que se gana y lo que se merece.

Lo que hagas, ¡hazlo con ganas!, y hazlo bien o no lo hagas. Y olvídate de las envidias, tú a lo tuyo, porque nunca sabes cuando vas a valer madre.

Cuídate de los cabrones y aléjate de los pendejos... fíjate bien como son, porque hay un chingo, conócelos bien, pa' que nunca seas como ellos.

Ayuda y escucha a tus amigos, no hables mal de nadie. Sé orgulloso, pero no arrogante ni prepotente. Sé humilde, pero no agachado. Sé valiente, pero no imprudente.

Cuando ganes, sonríe, cuando pierdas, no armes un drama, y si te da la gana… llora. Se vale, pa' que se te quite la impotencia. Pero luego luego, afánate en otra cosa.

Nunca te preocupes por lo que no tienes, por lo que no puedes comprar, cuanto cabrón, que tiene todo, caen en la cárcel o en el hospital, son bien espantados e inseguros, tú tienes algo más valioso que es tu gente y tu salud… Esos otros, tendrán todo pero ¡No tienen madre!

Manda a la chingada a la muerte, que sea ella la que se preocupe por no poder llevarte, y no tú, porque ya te va a llevar.

Mijo: Si la vida te da limones… pide tequila y sal… ¡No te pongas a hacer limonada!  

             Créditos al autor ✍️

jueves, 2 de enero de 2025

Kintsugi........Arte milenario

El Kintsugi o "reparación dorada" o Kintsukuroi "reparación de oro" es una técnica de origen japonés para arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Esta práctica está profundamente arraigada en la filosofía del wabi-sabi, que encuentra la belleza en la imperfección y la fugacidad. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto, y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.

Se cree que la técnica se originó a finales del siglo XV, cuando el shogun japonés Ashikaga Yoshimasa envió un cuenco de té chino dañado a China para que lo repararan. A su regreso, le disgustaron las antiestéticas grapas metálicas utilizadas para repararlo, lo que llevó a los artesanos japoneses a desarrollar un método más estético.

El Kintsugi no solo devuelve la funcionalidad a la cerámica rota, sino que también realza su belleza al poner de relieve las grietas y reparaciones, considerándolas como una parte integral de la historia del objeto. Este enfoque refleja un profundo valor cultural japonés que abraza los defectos y las imperfecciones, viéndolos como elementos únicos que aportan carácter y profundidad. Con el paso del tiempo, el Kintsukuroi se ha convertido en un símbolo de resistencia y transformación, celebrando la idea de que algo que ha sido quebrantado puede volverse aún más hermoso a través de una reparación cuidadosa y reflexiva.

#kintsugi  #conocimiento #cultura

Correr es mucho más que actividad física

El impacto de correr en la percepción del espacio y la memoria espacial   Correr es mucho más que una actividad física; sus beneficios se ex...