POR RICK WARREN — MARZO 19, 2025
“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta”. Romanos 12:2 (NTV)
Hay dos versículos en la Biblia, escritos por el mismo autor, que parecen transmitir mensajes opuestos:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” 1 Juan 2:15 (NVI). ¡Es muy claro!
“Porque de tal manera amó Dios al mundo. . .” Juan 3:16 (NVI). Esto parece que fuera una gran contradicción.
La expresión ‘al mundo’ tiene dos significados diferentes en estos versículos. El primer versículo se refiere al sistema de valores del mundo y el segundo se refiere a las personas del mundo. Debemos amar a las personas, independientemente de las decisiones que tomen, pero debemos odiar el sistema de valores (por ejemplo, prejuicios, racismo, injusticia, sexismo, guerra).
El problema es que, con frecuencia, invertimos ese orden y lo confundimos. Amamos el sistema de valores y odiamos a las personas. Muchos cristianos caemos en este error constantemente. En lugar de ser diferentes, llegamos ser igual de materialistas, igual de hedonistas y nos dejemos atrapar en la cultura.
A lo largo de tu vida, enfrentarás una gran presión para adaptarte a la cultura que te rodea. Este fue el mayor problema de Israel durante miles de años. Querían ser como otras naciones. Sin embargo, Dios les dio todo tipo de leyes morales, civiles y ceremoniales para hacerlos diferentes con un propósito.
Dios ha hecho lo mismo por ti y por mí. No vivimos bajo la ley del Antiguo Testamento, pero Dios nos ha dicho exactamente cómo debemos vivir y cómo obtenemos la sabiduría y el poder para estar de pie en este mundo: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” Romanos 12:2 (NTV).
Una de las razones por las que no comprendes la voluntad de Dios es que podrías estar demasiado inmerso en la cultura del mundo. Esto sucede sin que te des cuenta. Pero no puedes pensar como el mundo y también querer pensar como Dios piensa. Tienes que tomar una decisión.
El problema con seguir la cultura es que todo es temporal. Necesitas seguir algo que es eterno: la Palabra de Dios. Llena tu mente con la verdad de Dios y deja que transforme tu vida cambiando tu forma de pensar.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuáles son algunas normas culturales que son parte de tu vida que contradicen la Palabra de Dios?
- Si tienes problemas para pensar en formas en que se haya adaptado a la cultura secular, haz una lista: escribe los cinco valores principales que te impulsan en cada área de la vida. ¿Están esos valores basados en lo que la cultura valora o en lo que la Palabra de Dios dice que debes valorar? ¿Tienen significado eterno?
- ¿Por qué las personas piensan que están satisfechas con cosas que son solo temporales?
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