Si el diccionario supiera lo que significa el Púas Olivares para México, lo agregaría como sinónimo a las palabras de Pueblo, Raza, Gente…
Porque nació donde se pelea para sobrevivir y sobrevivió suficiente para disfrutar.
Por eso se tomaba sus cervecitas justo antes de subirse al ring, porque su cuerpo ya no sentía miedo ni ansiedad ni agonía.
Simplemente porque quería celebrar. Y tenía que celebrar porque se lo merecía.
El Púas recibió varios buenos golpes, pero dio muchísimos más. Y eso es boxear. Y porque Rubén boxeaba como ninguno, es que es ídolo. Porque los ídolos son como lo es la gente: así del pueblo, de los barrios conflictivos que no tienen ni siquiera calles pavimentadas, de la raza que tiene que freg*rle para poder llevar frijoles y tortillas para la familia.
¿Y qué más de raza que ir a una cantina y tomar con amigos y desconocidos?
¿Qué más de barrio que pasarte la noche entera disfrutando hasta la madrugada aunque tengas que ir a trabajar al día siguiente?
¿Qué más mexicano que eso?
El Púas fue un enviado de Dios que con su infinita sabiduría lo puso en el momento adecuado para representar al mexicano de la época.
Nunca se verá nada igual. Es un caso único.
Nunca un ídolo se había identificado tanto con la gente ni la gente con esa figura idolatrada, hasta que apareció el campeón.
Porque era alegre, bravo para los ching*zos y bohemio.
Siempre un enamorado de la vida y de los lugares vacíos, pero con botellas llenas.
No pedía otra cosa que buenos amigos, una melodía mexicana que le endulzara el oído y una bebida helada que le refrescara la garganta.
Y muchas horas así…
Porque después pedía dos guantes que le apretaran la mano lo suficiente para sentir cuando le tronaba las quijadas a los rivales.
Por eso el Púas es único, porque quizá nunca hubo un ídolo mexicano en el momento preciso para describir a todo un pueblo, hasta que apareció el campeón.
Porque ya sea que fuera entonado, crudo o aún con la viada, con ese olor mezclado de humo de cigarrillos y de cerveza caliente que sale por cada poro de la piel, pero siempre se subió al ring y siempre lo hizo bien. O casi siempre. Pero siempre cumplió. Y no nada mas mexicano que el cumplir con la chamba.
Nadie había representado tanto al pueblo mexicano, hasta que llegó el campeón.
Por Héctor Luna Sabori
El Greatest
#ElGreatest #Boxing #Boxeo
#RubenOlivares #PuasOlivares #Mexico #BoxeoMexicano
Fotos Internet
No hay comentarios:
Publicar un comentario