sábado, 11 de octubre de 2025

José Carlos Ruiz, profesor de filosofía: "La frase ‘conócete a ti mismo’ de la autoayuda es muy cruel porque te aísla como ser humano y te responsabiliza de todo"

En el oráculo de Delfos se encontraba la frase “conócete a ti mismo”. Pero ¿significaba lo mismo para los griegos que para nosotros? El filósofo José Carlos Ruiz analiza la que podría ser la frase más cruel de la autoayuda.

La autoayuda puede vendernos falsos dogmas e ideas sacadas de contexto que pueden ser perjudiciales para nuestra felicidad.

Fotografía cedida por José 

CARLOS RUIZ

La sabiduría de los grandes filósofos griegos nos acompaña hasta el momento presente. El problema, asegura José Carlos Ruiz, es que si no la entendemos en su contexto se desvirtúa y se convierte en un arma de doble filo. Nos inspira, pero en la dirección equivocada.

En la entrevista que el filósofo concede al podcast Tiene sentido, repasa una de las frases que, desde su perspectiva, más se han desvirtuado en los últimos tiempos. Es el “conócete a ti mismo”, una frase que se repite hasta la saciedad en los libros de autoayuda y que, desde el punto de vista de José Carlos Ruiz, puede llegar a ser profundamente cruel. Asimismo, el filósofo también es crítico con la idea de que el trabajo sea un fin para alcanzar la felicidad como promueve la psicología positiva. 

CONÓCETE A TI MISMO

Para José Carlos Ruiz no hay frase más cruel que esta: conócete a ti mismo. Puede que te hayas llevado las manos a la cabeza al leerlo, preguntándote cómo es posible que esta frase sea cruel. Pero lo es cuando está sacada de su contexto habitual.

“La autoayuda extrae toda la sabiduría y los años que lleva comprender a Platón o el oráculo de Delfos, en definitiva a los griegos, y de repente saca una frase y la reinterpreta como le da la gana”, explica el filósofo en su intervención en Tiene sentido Podcast. “Conócete a ti mismo”, eso es lo que se podía leer en el oráculo de Delfos según los griegos.

El problema, asegura José Carlos Ruiz, es que “los griegos, empezando por los atenienses, no tenían concepto del individuo. Entonces, cuando se dice conócete a ti mismo, no te están hablando de un individuo aislado que está en una especie de meditación autónoma, a ver quién es y hacia donde va”. Porque, de hecho, pensar que nuestra identidad no depende de las personas y contextos que nos rodean, es una completa idiotez.

UN MUNDO LLENO DE IDIOTAS

No intentamos faltar cuando hablamos de “idiotas”, que como explica el filósofo en la mencionada entrevista, no tiene nada que ver con la inteligencia. La idiotez, afirma, viene del griego y significa “el que no se ocupa de los asuntos públicos”. Porque, para el ateniense o el griego, la ciudad era siempre más importante que el sujeto.

Es por eso, asegura el experto, que “el ‘conócete a ti mismo’ en el fondo tenía mucho que ver con la situación social dentro de tu comunidad. Es decir, dónde te ubicas”.

Conocerte a ti mismo es imposible si no comprendes los vínculos que estableces con los demás, sino entiendes qué puedes aportar, y qué te aportan los demás. “Porque el conocimiento nunca es aislado”, asegura el filósofo.

“Conocerte a ti mismo es una cosa absurda cuando se extrae del contexto, como diciendo que tienes que saber tus límites. No tiene sentido por que tú eres consecuencia de un proceso de educación comunitaria. Tú eres la consecuencia de ese proceso. Te hemos educado entre todos, y a partir de ahí no te puedes conocer sin comprender los vínculos que tienes alrededor”, añade el catedrático de filosofía.

LA FRASE TIRANA

Además de ser absurdo, explica José Carlos, este mensaje aislado y sacado de contexto puede llegar a ser muy cruel. Él la llama “la frase tirana”, porque “cuando el sujeto piensa que lo que tiene que hacer es una introspección constante de hacia dónde va”, se desconecta de los demás. Nos hace responsables únicos de nuestro destino, de nuestros deseos, de nuestro contexto. Y eso es injusto.

“Desde Foucault, la filosofía ya nos dice que la estructura del deseo está condicionada por los mecanismos del poder”, explica el filósofo. “Es decir, que lo que tú consideras que es tu deseo, tiene un altísimo porcentaje de estructura social que te ha dicho lo que tienes que desear. Entonces, mira el entorno social donde te has criado, qué tipo de publicidad consumes, qué contenido, y verás cómo se va estructurando tu deseo sin que te des cuenta”, aclara.

Este punto es clave, porque vivimos en una sociedad en la que nos mueve el deseo, esa idea mercantilizada de “propósito”. La idea de que no hay realización personal sin desarrollo profesional.

Aunque no es lo único por lo que la cita pone la piel de gallina al filósofo. “Es que la frase de por sí, cuando la sacas del contexto, me parece muy cruel”, asegura, “¿cómo vas a obligar a un sujeto en soledad a tener que hacer ese proceso titánico cuando resulta que tú eres la conjunción de muchas miradas?”, se pregunta.

Su conclusión está clara. Si aislamos al individuo y le decimos ‘conócete a ti mismo’, estás quebrando su identidad. “La crueldad es absoluta porque se va a hacer responsable de absolutamente de todo”, incluido de aquellos fracasos que dependen de su contexto social.


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