Muchos evitan el sexo por temor a perder el control en el aspecto psicológico
Para muchos tener sexo es algo muy placentero sin lo cual no desean estar, pero para otros puede ser algo realmente angustiante por lo que prefieren evitarlo. A esto se le conoce como anorexia sexual.
La anorexia sexual es un desorden que afecta a hombres y mujeres por igual a cualquier edad y que se caracteriza por evitar las relaciones sexuales.
La razón por la que huyen de todo contacto sexual, es porque temen perder el control en el aspecto psicológico.
La historia de la anorexia sexual
El término fue abordado por primera vez por el doctor Patrick Carne en su libro “Anorexia sexual” que se publicó en 1997. Sin embargo, estudios previos como el de los psicólogos Nathan Hare y Ellen Goodman, ya habían abordado el tema.
En la publicación de Carnes, se explica que la anorexia sexual es “un estado obsesivo en el cual la tarea física, emocional y mental de evitar el sexo domina la vida de alguien”.
De la misma manera que una persona con anorexia es capaz de morir por sentir que tiene el control, un anoréxico sexual se siente poderosos por no ceder al sexo.
¿Por qué surge?
La psicoterapeuta Natalia Guerrero, explica que el trastorno no sólo se trata de evadir el sexo, sino que tiene más cosas de fondo.
“Los anoréxicos sexuales son aquellas personas que para evitar la intimidad, evitan cualquier tipo de vínculo más profundo, así como un anoréxico evita comer porque se siente más gordo de lo que es, un anoréxico sexual es alguien que evita el contacto sexual porque tiene aprensiones de carácter psicológico”, menciona.
En algunos casos las razones de su aparición pueden ser abusos sexuales en la infancia, violaciones en la juventud o adultez, así como haber sido rechazado por los objetos de deseo sexual.
Asimismo, las fobias, rechazo al cuerpo humano o el asco del acto, evita que la persona decida tener sexo, detalla.
“Los problemas que tienen que ver con esta esfera se pueden trabajar con una terapia sexológica, pero cuando los casos son muy graves, se requiere de trabajar en una interconsulta con un psiquiatra, porque a veces el problema forma parte de un cuadro de fobias más generales”, concluye.
(Con información de In Perfectas y La Vanguardia)
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