Vicente Verdú ante una de sus obras |
"Aquella noche, cuando faltaban cinco minutos para acabar el partido, yo no había jugado bien aquel día, Federico que era el director del juego me dejó el balón en corto, pisé la pelota, giré y sin dudarlo arranqué para adelante sobre la derecha, tenía 50 metros al menos hasta la portería, había dos tíos enormes del Koska y los pasé por donde menos lo esperaban, por el medio, de inmediato driblé al otro, Felipe entonces, se me adelantó ligeramente a la izquierda, los dos volábamos, pero el defensa, el último ya, no me salía, si me hubiese salido, se la daba a Felipe y él quedaba solo contra el portero, y sin barrera, la metía seguro, pero aquel defensa no me salía, vacilé un segundo y me fui directo hacia él, lo encaré, amagué a la izquierda pero me le fui por la derecha, cuando se vio rebasado me soltó un guadañazo, pero lo había previsto, salté, encogí las piernas y me agarré como pude al aire, ya sólo tenía al portero de frente, hice así y el portero se comió el amague, se lo comió, entonces llegué al fondo y le hice, tac, para adentro, había soñado el gol de mi vida. Atónito, vi aquel gol en la tele años más tarde, no podía creerlo, Maradona marcó mi gol contra Inglaterra en el Mundial de México, lo había soñado tantas veces. Tardé en comprender que Maradona había marcado el gol que todos los niños del mundo soñamos”.
Así conocí a Vicente Verdú, cuando me contó cómo había soñado el gol marcado por Maradona en el que Valdano lo acompañaba.
Vicente hablaba de fútbol antes de que nadie hablara de fútbol. O de moda, o de cocina, que hoy ya es un tópico. O de centros comerciales, las ágoras de los tiempos que corren. Él tenía el don de vivir en las minúsculas, y buscar el gran azul en las cosas que nos rodean, sobre todo si venían del futuro; las nuevas formas de vivir que inventaban los anglosajones más recientes, los yankees. Te rompía los esquemas. Entrabas en el mundo de Vicente Verdú.
A él le gustaban los coches, pero sobre todo quería que le gustaran, porque decía que siempre hay algo que significa detrás de las cosas que emocionan a la mayoría.
Y fue el primero en hablar de arquitectura en los periódicos españoles con tendencia a hablar solo de política. Escribió sobre América en un país tan antiamericano. O de China antes de que el interés por ella se generalizara. Él hablaba de lo que no hablaban el resto de periodistas. Era el más moderno de todos nosotros.
Y fue el primero en hablar de arquitectura en los periódicos españoles con tendencia a hablar solo de política. Escribió sobre América en un país tan antiamericano. O de China antes de que el interés por ella se generalizara. Él hablaba de lo que no hablaban el resto de periodistas. Era el más moderno de todos nosotros.
Vicente, nos vemos pronto. La última vez nos pusimos de acuerdo para encontrarnos en la oscuridad, cerca de la puerta de Tanhausser, porque todos estos momentos no se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Adolfo Domínguez es diseñador de moda.
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