La prensa británica desvela, con detalles, una larga relación extramatrimonial del técnico, que en diciembre fue despedido del Manchester United
José Mourinho, antes de un partido en el St Mary' s Stadium (Southampton, Inglaterra) |
Ignacio Gomar / El PAIS
El año pasado, José Mourinho era uno de los mejores entrenadores del mundo, dirigía uno de los equipos más ricos y llevaba una vida aparentemente feliz junto a su esposa tras 29 años de matrimonio. Sin embargo, puede que no lleguen a celebrar su 30º aniversario este 2019, que ha empezado con una profunda crisis profesional y personal para el portugués.
Hace poco más de dos semanas el técnico era despedido del Manchester United tras una mala racha de resultados y las navidades se le amargaron todavía más cuando el periódico The Sun publicó unas fotos suyas junto a una mujer con la que presuntamente habría mantenido una relación paralela durante ocho años. Se llama Prue Carter Robinson, es rubia, soltera y 11 años menor que él. Mourinho la habría conocido en 2010. En menos de una semana se ratificaba el peor año tanto en lo profesional como en lo personal para un hombre acostumbrado a conquistar títulos, firmar contratos millonarios y alcanzar una popularidad enorme gracias a un carácter muy peculiar que le llevó a autocalificarse y ser conocido como The special one.
La doble vida de Mourinho habría comenzado mientras entrenaba al Real Madrid. Desde entonces se habrían sucedido escapadas y encuentros, sobre todo en Londres desde que en 2013 el técnico salió del equipo blanco y regresó a la capital británica para volver a entrenar al Chelsea. Prue Carter es seguidora de ese club y posee una casa valorada en más de 1,3 millones de euros en el norte de la ciudad. Estudió en la prestigiosa escuela para chicas Grey Coat Hospital, en Westminster, y trabaja en IBM, aunque ahora se ha tomado un periodo de excedencia. La prensa inglesa cuenta que tras ser preguntada por su amistad especial con el portugués, Prue respondió nerviosa: “No sé de qué me hablan”. Después dio un portazo. Una gran cantidad de fotos prueban la conexión entre ambos durante los últimos ocho años. Desde una en Madrid tomando una copa en 2010 hasta otra paseando juntos descalzos por la playa.
Mourinho intentó en vano impedir legalmente la publicación de más imágenes la víspera de Nochebuena. El rotativo inglés obtuvo las fotos de las redes sociales incluso de perfiles de la propia Prue, que presumía de viajes exóticos junto al famoso entrenador. Todas esas cuentas han sido borradas, bloqueadas o pasadas a privado, pero las instantáneas ya estaban en manos de la prensa.
En 2007 se conoció otra presunta infidelidad de Mourinho con la propietaria de una boutique, que tuvo lugar mientras aún entrenaba en Portugal. “Me dijo que se estaba separando de su mujer porque no era feliz. Yo estaba segura de que me decía la verdad”, contó ella a los medios entonces.
Aparte de aquella historia, lo que se ha sabido siempre del plano personal del portugués es que lleva toda la vida con Matilde Faria. Tami, como la llama todo el mundo, fue su primera novia de adolescente y se casó con ella en 1989. Una mujer muy influyente en la carrera de su marido, ya que le convenció para que no aceptara ser seleccionador de Inglaterra en 2008. Una decisión que dio paso a los años de mayor gloria del técnico, al ganar la Champions con el Inter y fichar por el Real Madrid. Sobre su esposa dijo una vez: “El secreto en todo es el amor. Si tienes éxito en un trabajo es porque lo amas, y si te va bien en tu familia es porque en ella os amáis los unos a los otros”.
Tami y Mourinho tienen dos hijos, Matilde, de 21, y José, de 18. El técnico se tatuó el nombre de los tres en un brazo en 2013. Lo cierto es que durante los últimos dos años y medio en Mánchester él ha vivido en un lujoso hotel mientras su familia ha permanecido en la casa que tienen en Londres. Muchos medios aseguran ahora que él prefería un hotel para tener una mayor privacidad ante posibles visitas de su amiga Prue.
Curiosamente, el inicio de la relación con esa mujer, que acaba de ver la luz, coincide en el tiempo con el germen de la decadencia en la carrera del entrenador. Su etapa en el Madrid no terminó bien. Dejó el equipo blanco con el apoyo de gran parte de la afición, pero con un palmarés muy por debajo de lo esperado y con un divorcio claro con las estrellas del equipo, como Cristiano Ronaldo o Pepe. Desde entonces, The special one no ha vuelto a conocer la gloria, ni con el Chelsea ni con el Manchester United. De ambos equipos fue despedido. Del primero por la mala relación con el dueño, el magnate Roman Abramovich, y del segundo por llegar a estar a 19 puntos del líder en la liga inglesa. Concluía así la que es sin duda su peor etapa al frente de un banquillo.
También ha terminado fatal con la gran figura de este último conjunto, el francés Paul Pogba, que se ha burlado de su situación estos días en las redes sociales. En 2018 también tuvo que enfrentarse a otro episodio desagradable que coleaba de su etapa en Madrid. Mourinho aceptó un acuerdo para ser condenado a un año de cárcel y pagar 3,3 millones a Hacienda por fraude fiscal. Se libró de entrar en prisión, pero no del escarnio de entrar a los juzgados rodeado de focos.
Tras su despido, Mourinho se ha ido a pasar las navidades a su país, pero no a su pueblo natal, Setúbal (a unos 50 kilómetros de Lisboa). Su objetivo era huir de la prensa, y para ello ha estado refugiado en el sur, en un pueblo del Algarve junto a su madre Julia y sus hijos. Los medios portugueses aseguran que también les ha acompañado su mujer Tami. Lo que es seguro es que José Mourinho habrá empezado el año reflexionando sobre el siguiente paso a dar para remontar el vuelo tras un año de ocaso a todos los niveles.
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