“Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos” (2 Corintios 1:10 NTV).
Dios te está cuidando, así que no escuches tus miedos. Esta es una elección. Confía en Dios y no cedas a tus miedos.
La promesa de Dios a los creyentes es que, sin importar lo que nos suceda, él está trabajando por nuestro bien, si lo amamos y lo seguimos (Romanos 8:28). Si tú eres creyente, la Biblia dice que todas las cosas están trabajando juntas para el bien, no que todas las cosas sean buenas, sino que están trabajando juntas para el bien.
Eso significa que podemos dejar de escuchar nuestros miedos, porque no hay dificultad, dilema, derrota o desastre en la vida de un creyente de quien Dios no pueda sacar algo bueno en última instancia. No hay que temerle al futuro.
Tus miedos revelan donde no confías en Dios. Hoy, haz una lista de tus temores y pídele a Dios que te ayude a identificar por qué tienes miedo en esas áreas. Luego, pídele que te ayude a reemplazar tus miedos por confianza.
Ahora, esto es importante: Espera que Dios comience a ayudarte a aprender a confiar en él con cada temor. Luego, observa para veas cómo te ayuda.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué temores has identificado en tu vida?
- ¿Por qué crees que confías en Dios en algunas áreas y no en otras?
- ¿Cuándo has visto venir a Dios cuando pensaste que él no vendría?
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