jueves, 6 de junio de 2019

Segunda cadena perpetua para el ‘enfermero de la muerte’ alemán por el asesinato de otros 85 pacientes

Niels Högel inyectaba tóxicos a los ingresados y después trataba de reanimarlos. Se le considera el mayor asesino en serie del país centroeuropeo desde la II Guerra Mundial

Niels Högel, a la izquierda, en el juicio.
Niels Högel, a la izquierda, en el juicio

Niels Högel, un enfermero de 42 años, que trabajó en las clínicas de Oldenburg y Delmenhorst en el norte de Alemania, ha sido declarado culpable este jueves de haber asesinado a 85 pacientes entre los años 2000 y 2005 y se le ha condenado nuevamente a cadena perpetua por un juez del Tribunal Regional de Oldenburg. El magistrado también dictaminó que dicha culpabilidad era "particularmente grave" así que las posibilidades de que pueda salir tras cumplir 15 años de cárcel (algo común en las cadenas perpetuas) se disipan. Högel lleva 10 años en prisión.
La actividad criminal del enfermero fue descubierta por casualidad a comienzos de 2005 cuando un colega lo pilló desprevenido inyectando a un paciente una sustancia tóxica. En 2008 fue condenado a siete años de prisión por intento de asesinato y en 2015 un juez dictó una sentencia de cadena perpetua tras ser declarado culpable de haber asesinado a cinco personas.
La nueva sentencia no ha sorprendido a nadie, pero el juez Sebastián Bührmann no pudo disimular su indignación ante la dimensión de los crímenes de Högel, que ya ha sido calificado por la prensa local como el mayor asesino en serie de la historia criminal alemana desde la Segunda Guerra Mundial
El juez adujo en su razonamiento que las acciones del enfermero eran "algo que va más allá de cualquier límite y excede cualquier marco”. "Señor Högel, sus actos son tan incomprensibles que la mente humana capitula ante su dimensión”. "Es tan incomprensible lo que ha hecho, que no puedo creerlo. A veces la peor imaginación no es suficiente para describir lo que usted hizo”, añadió el magistrado.
Högel había sido acusado por la Fiscalía, a fines de octubre del año pasado, de haber asesinado a 100 pacientes durante sus años de enfermero en las clínicas de Delmenhorst y Oldenburg. Cuando se inició el juicio y tras un minuto de silencio en memoria de las víctimas, Högel escucho con la cabeza gacha y el rostro inexpresivo el acta de acusación y el nombre de las 100 personas muertas leídos por la fiscal, Daniela Schiereck-Bohlmann.
Al ser interrogado sobre si reconocía los cargos, respondió con un lacónico “sí” y añadió: “Lo que ha sido confesado ocurrió en efecto”. Durante cinco años, primero en el hospital de Oldenburg y más tarde en la clínica de la vecina Delmenhorst, el enfermero inyectó intencionadamente a pacientes medicamentos que les provocaban paros cardíacos y posteriormente intentaba reanimarlos, la mayoría de las veces sin éxito.
Según la Fiscalía, Högel procedía con esa crueldad para mostrar a los colegas su talento en la reanimación, pero también lo hacia por “aburrimiento”. Sus víctimas tenían entre 34 y 96 años, las elegía de forma arbitraria y la cifra real podría alcanzar los 300. El ministerio público admitió que jamás podrían dar a conocer un balance exacto de víctimas, ya que muchos fallecidos fueron incinerados.
A lo largo del juicio, Högel admitió su responsabilidad global por los 100 asesinatos, pero finalmente solo dijo estar seguro de haber inyectado a 43 pacientes, no se acordaba de otros 52 y negó ser responsable en cinco casos concretos. Durante el juicio, la Fiscalía también intentó esclarecer cómo había sido posible que matara a tanta gente sin que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando y a pesar de que había pruebas que señalaban que el número de muertos y el elevado uso de fármacos para patologías del corazón aumentaban cuando Högel estaba de turno.
La sentencia de 2015 parecía haber puesto fin al caso pero, en la cárcel, Högel comenzó a jactarse ante otros reos de haber acabado con la vida de más pacientes. “Después de haber matado a 50  enfermos deje de contar”, les contaba.
La revelación llegó a oídos de la Fiscalía, que retomó la investigación esta vez para aclarar la muerte de más de 100 pacientes entre las dos clínicas. Tras descubrirse que todas las muertes habían ocurrido en los turnos de trabajo de Högel, la Fiscalía le llevó nuevamente ante un juez, esta vez acusado de haber asesinado a 100 personas.
Este miércoles, Högel pidió disculpas a los familiares y admitió que a lo largo del juicio le había quedado claro el daño que había causado con sus “terribles acciones”. “Les pido disculpas a todos y a cada uno de ellos por todo lo que les he hecho a lo largo de los años”.

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