En el thriller 'Fuego en el cuerpo' (Lawrence Kasdan, 1981) William Hurt y Kathleen Turner no podían dormir, no solo por pasar gran parte de la película haciendo el amor y planeando un asesinato, sino porque Florida atravesaba una intensísima ola de calor. |
Renunciar a él cuando el calor aprieta supone que conciliar el sueño se convierta un reto difícil de superar. Pero encenderlo por la noche puede traer consecuencias
MADRID
Cuando los termómetros superan los 30 grados centígrados en la calle y las casas están recalentadas, hay cosas a las que resulta complicado resistirse. Una de ellas es una cerveza bien fría. Otra es dejar pasar las horas a remojo en una piscina. Pero cuando uno ya ha puesto en práctica ambas y le toca volver a dormir al abrasador hogar, refugiarse bajo el chorro del aire acondicionado se convierte en el antídoto más eficaz contra las altas temperaturas.
Hasta un 20 % de los catarros que se producen durante el verano se deben al uso inadecuado del aire acondicionado, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
"Vivo en Madrid y durante julio y agosto hace tanto calor por las noches que soy incapaz de pegar ojo si el aire acondicionado no está encendido. Y mira que lo he intentado más de una vez porque enseguida me molesta la garganta por culpa del aire frío y seco, pero si renuncio a él sé que voy a pasar dos meses en vela...", confiesa a ICON Rubén, arquitecto de 38 años. Por su parte, Lorena, periodista de 30 años, suele sufrir episodios asmáticos después de pasar una noche con el aire acondicionado: "Trato de evitar dormir con él porque me produce ataques de asma, pero me cuesta tanto conciliar el sueño en verano con el calor que hace en Córdoba que a veces no me queda otra...".
Las molestias que Rubén o Lorena padecen como consecuencia de una exposición prolongada al aire acondicionado no son un caso aislado en España. Hasta un 20% de los catarros que se producen durante el verano se deben al uso inadecuado del aire acondicionado, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Sin embargo, renunciar a él cuando el calor aprieta puede hacer difícil conciliar el sueño.
En ICON hemos hablado con David Baquero, portavoz de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), y Joaquín Sastres Domínguez, jefe de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, para que nos aclaren las consecuencias que conlleva pasar la noche con el aire acondicionado encendido.
- Dormir con aire acondicionado reseca el ambiente de la habitación
"El aire acondicionado enfría las habitaciones, restando humedad al aire de estas. Es decir, es un aire más irritante que el natural y seca e irrita la faringe. En las ciudades con poca humedad, como Madrid, aún hay menos cuando el aire acondicionado está encendido. De ahí que sea recomendable tener un humidificador puesto en las estancias donde se use", explica a ICON Joaquín Sastres Domínguez. Es primordial hacer un uso consciente de los sistemas de climatización y entender que bajar la temperatura a menos de 23 grados es peligroso para nuestro organismo, además de un gasto energético elevado e innecesario. "La sequedad en el ambiente reseca la mucosa y los ojos, esto puede derivar en faringitis o rinitis. Por eso es importante tener cuidado con la temperatura a la que ponemos el aire e intentar dormir con un ventilador, que al contrario que el aire acondicionado no produce sequedad en la habitación", apunta Baquero.
- Dormir con aire acondicionado facilita que aparezcan contracturas musculares
"Tener un chorro de aire frío apuntando directamente al cuerpo de forma constante tiende a provocar rigidez muscular, como contracturas en espalda y cervicales. Para evitar que esto ocurra, siempre que vayamos a usar el aire acondicionado, ya sea durante la noche o durante el día, lo ideal es que no nos de de lleno para que no recibamos el frío de una forma tan agresiva", explica a ICON Baquero, médico especialista en alergología.
- Dormir con aire acondicionado puede provocar catarros
Durante el sueño la temperatura corporal baja porque estamos en reposo, de ahí que lo ideal sea dormir sin aire acondicionado, ayudados por un ventilador, que mueve el aire pero no lo enfría. "Los contrastes de temperaturas pueden afectar al sistema inmunitario del cuerpo humano", señala Sastres.
Akiko Iwasaki, profesora de Inmunobiología en la Universidad de Yale, descubrió que el virus del resfriado se propaga con más facilidad cuando la temperatura de las mucosas nasales es inferior a la temperatura del cuerpo, que suele ser de unos 37º. "El chorro del aire sale a unos 15 grados y se mezcla con la temperatura ambiental hasta bajarla a unos 23 grados", apunta Sastres Domínguez. De ahí que cuando estamos expuestos durante horas al aire acondicionado la temperatura de la nariz disminuye de forma sustancial, de manera que, como descubrió Iwasaki, somos más propensos a coger un resfriado. "Conviene recordar que en ningún caso debe ponerse el aire por debajo de los 21 grados", subraya Sastres.
- Dormir con aire acondicionado puede producir deshidratación
"Cuando nos encontramos en una habitación con aire acondicionado sentimos que estamos bien hidratados porque no tenemos calor y el cuerpo no nos pide beber agua, pero no es así. Esto es peligroso porque no detectamos que nuestro organismo necesita hidratarse y nos predispone a sufrir un golpe de calor", advierte Baquero.
- Dormir con aire acondicionado puede desencadenar alergias
Lo primero que hay que tener en cuenta es que un mal mantenimiento de los conductos del aire acondicionado puede favorecer el almacenamiento de gérmenes que provocan alergias y enfermedades. "Las vías respiratorias tienen pelitos que actúan como barrera, evitando que los alérgenos penetren en la mucosa. Sin embargo, el aire frío paraliza estos pelitos protectores, de manera que el organismo entra en contacto con las bacterias, predisponiéndolo a sufrir alergias y crisis asmáticas", afirma Baquero. Para evitar que se den este tipo de crisis conviene limpiar los filtros del aire cada verano antes de usarlo y ventilar las habitaciones a diario. "De esta forma, evitamos que aparezcan hongos y acumulaciones de ácaros en casa", señala el especialista.
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