Sorprenden casos de venezolanos emigrantes que regresan a Venezuela. Uno de estos es Carlos Viloria. Regresó a Venezuela el mes pasado. El abogado de 35 años es uno de los más de 5 millones de venezolanos emigrantes que salieron del país con la esperanza de escapar de una de las peores crisis humanitarias del mundo.
Su regreso también es emblemático. “Voy a encontrar un trabajo que pague en dólares”, dice un reportaje del portal El Espectador.
Después de arrojar la economía de su país por un precipicio, Nicolás Maduro asumió la estrategia de permitir que los dólares fluyan.
Ayuda de aliados
Maduro tomó uno de los países más ricos de la región y lo derribó a través de la corrupción y una terrible gestión. Luego, hace un año, Estados Unidos también atacó a Maduro con sanciones sobre el petróleo. Su país recibió un golpe, pero muchos no se daban cuenta de cuánta ayuda obtendría de aliados clave para evadir sanciones, o cómo adoptaría una versión del capitalismo de estado al estilo chino.
“Las economías que nos han ofrecido ayuda son capitalistas: China, Turquía e India”, asegura David Paravisini, legislador de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela asociado con Maduro. “Recibir esa ayuda exige condiciones de liberalismo económico. Eso fue lo que hizo China para sacar adelante a su país. Es lo que se debe hacer”.
En el último año, más de cinco millones de personas abandonaron el país.
El nuevo enfoque incluye conversaciones secretas entre Maduro y los tenedores de unos US$60.000 millones en bonos, algunos de ellos estadounidenses, en las que les ofrece asociarlos con una compañía de perforación en el extranjero a la que se le otorgaría los derechos de los campos petroleros como un medio para recuperar su deuda.
Varios de los que se han reunido con Maduro recientemente hablaron bajo condición de anonimato.
Bolívar desaparece
Desde el año pasado, el dólar estadounidense se ha convertido en la moneda no oficial de Venezuela que aparece en menús de cafeterías y tiendas cercanas al palacio presidencial. El bolívar, la moneda oficial, se ha vuelto inútil a lo largo de años de hiperinflación.
“Lo que hemos visto es una permisividad, no una liberación. Existe un marco legal de controles, pero no está activo”, asegura Tamara Herrera, economista jefe de la consultora Síntesis Financiera, con sede en Caracas. “La necesidad llegó por coerción debido a las sanciones. Es preocupante que la Asamblea Nacional Constituyente haya circulado esa gaceta con un contenido punitivo. Muestra voracidad fiscal y esa vocación punitiva que tiene el gobierno”.
La producción de petróleo, después de hundirse durante casi una década, finalmente se estabiliza en 800.000 barriles por día, lo cual contiene parte de la hemorragia económica. La contracción proyectada para este año sigue impresionante en 10%.
La ilegal Asamblea Constituyente del país aprobó un impuesto al valor agregado el mes pasado para obtener beneficios de las transacciones que se realizarán en dólares, la cual se estima son 70 % del total. Hasta ahora, el gobierno no había recolectado IVA por las ventas en dólares, una oportunidad pérdida para aminorar una drástica caída en los ingresos.
Policía de precios
Todo esto representa un abrupto cambio a una especie de socialismo estatista. La agencia de control de precios de Venezuela dice haber inspeccionado más de 1.900 tiendas en enero.
Naciones Unidas aún proyecta que este año el número de venezolanos emigrantes superará a los 6 millones de sirios que son expulsados de su tierra natal. Ha habido una ironía sobre la emigración venezolana que el gobierno conoce pero que no menciona: los que se van envían remesas en dólares y también reducen las cifras de quienes deben ser alimentados y alojados.
La consultora de Caracas Ecoanalítica dice que las remesas han aumentado de US$2.700 millones en 2018 a lo que estima serán US$4.000 millones este año.
Xenofobia
Luis Vicente León, director de Datanálisis, indica que la emigración de venezolanos se ha desacelerado por las nuevas restricciones y la reacción xenófoba en el extranjero.
“Las barreras en los países receptores aumentan drásticamente y hacen más difícil la salida, sobre todo para quienes no tienen visas ni recursos”, asegura León. “También la masificación en el uso de divisas comienza a generar oportunidades que algunos intentan aprovechar. Es menos traumático que emigrar”.
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