Rafael Ramírez
Cada día se recibe información de las verdaderas intenciones del gobierno de maduro con respecto a PDVSA. Las agencias de noticias internacionales, Reuters, Bloomberg, entre otras, así como las transnacionales del petróleo, confirman algo que he venido denunciando desde hace al menos dos años: maduro entrega el petróleo y privatiza PDVSA ante el silencio de un país devastado por el desastre económico y la complicidad de una clase política sin altura estratégica ni compromiso con el futuro de Venezuela. Esta denuncia en solitario me ha valido persecución, exilio, ataques y acusaciones de todo tipo.
El proceso de privatización de PDVSA se ha venido gestando de manera sistemática desde el año 2017 y así lo he denunciado en mis escritos. La sentencia No. 156, de fecha 29 de marzo de 2017 del Tribunal Supremo de Justicia, fue el inicio de este proceso; luego, el Decreto 3.368 publicado el 12 de abril de 2018, seguido de la firma de los “Contratos de Servicios” petroleros; la entrega del gas costa afuera a las empresas transnacionales, la cesión de la participación de PDVSA en las Empresas Mixtas PetroSinovensa y PetroMonagas de la Faja Petrolífera del Orinoco, así como, la entrega a una empresa de maletín de Malta del Bloque Junín 10, el cual era operado por PDVSA también en la Faja Petrolífera del Orinoco, son hitos fundamentales en este proceso privatizador.
Al mismo tiempo, se han entregado a los privados el manejo de los taladros, equipos, infraestructura y terminales propiedad de PDVSA, así como, las instalaciones operativas: campos de producción, facilidades de procesamiento y terminales, mientras que las refinerías, la plataforma tecnológica y la flota de buques de transporte, lanchas y remolcadores, han sido abandonadas y desmanteladas. Más de 30 mil trabajadores y profesionales, personal especializado, han salido de la empresa producto de los bajos sueldos, la persecución y su militarización.
El colapso operacional de PDVSA ha venido acompañado de una campaña de persecución en mi contra y en contra de los compañeros que estuvimos al frente de la empresa durante el período de gobierno del presidente Chávez. Hoy día, cualquiera se da cuenta de que tenían que sacarnos y perseguirnos para avanzar en la privatización de PDVSA, saben que nosotros allí no lo habríamos permitido. Para justificar la privatización de PDVSA el gobierno ha actuado con saña en contra de la otrora empresa insignia de la Revolución Bolivariana, de Chávez y de todo el país: PDVSA, la Roja Rojita, la PDVSA del pueblo.
El gobierno y maduro personalmente, se han empeñado en una campaña de persecución contra los trabajadores y gerentes de PDVSA, mintiendo y desprestigiando su desempeño durante todo el periodo de gobierno del presidente Chávez, creando un “falso positivo”. Esta actuación tenía como objetivo fundamental aplastar cualquier resistencia en la empresa al plan de privatización, así como crear, en el ambiente político nacional, las condiciones subjetivas para consumar una decisión tan grave como esta, decisión, por cierto, en la que lo acompañan la oposición y guaidó, mientras la ANC y el PSUV solo aprueban “lo que maduro diga”.
A ningún gobierno venezolano se le había ocurrido privatizar PDVSA. Ni a los adecos, ni a los copeyanos. A nadie. Así, maduro asume como suyas las banderas, argumentos y objetivos que siempre persiguieron las transnacionales tras la nacionalización petrolera en 1975 y la creación de PDVSA en 1976. El gobierno de maduro, coincide con los propósitos más entreguistas del Plan País de guaidó, en cuanto a ceder el control y el manejo del petróleo a las transnacionales.
Lo que ha hecho maduro con PDVSA, ha dejado en pañales lo hecho por Luis Giusti y su meritocracia petrolera durante la nefasta apertura. Solo que maduro, lo ha hecho de la manera más ruin y entreguista posible, arrebatando a nuestro pueblo y a todo el país, la única posibilidad que tenemos de reconstruirlo: el petróleo.
La privatización de PDVSA es la expresión del más estruendoso fracaso de maduro al frente del gobierno. Ha sido incapaz de gobernar y dirigir la mayor empresa del país, que todavía en 2013, era considerada la quinta empresa petrolera a nivel mundial.
Una empresa que le entregamos en agosto de 2014 produciendo 3 millones de barriles día de petróleo, capaz de abastecer 660 mil barriles día de combustibles al mercado interno y exportar 2.34 millones de petróleo y productos, tal como se desprende de los informes auditados por KPMG, al cierre de 2013. Donde se certifica que PDVSA era una empresa con 231 mil 120 millones de dólares en activos, 129 mil 831 millones de dólares en plantas y equipos y un patrimonio de 84 mil 486 millones de dólares. Es decir, le entregamos a maduro una empresa poderosa, capaz de sostener la economía del país con un ingreso anual de 134 mil 326 millones de dólares y que, en un período de 10 años, fue capaz de ingresar al torrente de la economía nacional 700 mil millones de dólares, producto de las exportaciones petroleras y aportar 480 mil millones de dólares de ingresos fiscales al Estado Venezolano.
Sin embargo, el gobierno de maduro entró a la empresa a saco roto, con hambre vieja, en una gestión de 5 años marcada por la improvisación, incapacidad e irresponsabilidad. maduro y sus 7 Juntas Directivas actuaron anteponiendo sus propios intereses subalternos, por encima de los intereses del país y la tremenda responsabilidad que tienen en sus manos.
La destrucción de PDVSA ha venido acompañada de mucha violencia. Han descabezado la industria, sus cuadros técnicos y de dirección han salido o están presos, han perseguido a sus trabajadores y líderes obreros, han impuesto el terror para actuar a sus anchas en una empresa traumada y paralizada por el miedo.
Todos en Venezuela comprendemos que somos un país petrolero, cuya economía descansa, para bien y para mal, en el ingreso generado por el petróleo. Sólo maduro, en una subestimación de esta realidad y la irresponsabilidad que lo caracteriza, podía creer que PDVSA era un asunto que él podría manejar con Quevedo, Malpica y Simón Zerpa. Los resultados de este fracaso están a la vista de todos, la destrucción de PDVSA y el colapso de la producción petrolera es la razón fundamental, el origen de la desastrosa situación del país. El gobierno creó las condiciones y preparó “ex profeso” el camino para la privatización de la empresa.
El gran negocio detrás de la privatización de PDVSA.
Detrás de la privatización de PDVSA, no solo está el interés transnacional, también está el interés de los grupos económicos nacionales, tradicionales y nuevos, los vinculados a maduro y su entramado de apoyos políticos, militares, judiciales, así como, los grupos económicos relacionados con los sectores de la oposición que tienen un pacto de convivencia con el madurismo. La entrega del país y la apropiación de sus empresas y recursos se ha convertido en uno de los elementos fundamentales con los que maduro amalgama a los diversos factores que lo apoyan.
En las empresas mixtas que se han aprobado o modificado durante la gestión de maduro, siempre está, como socio de PDVSA, algún miembro de estos grupos económicos. Tal es el caso de las empresas mixtas PetroDelta y Petrozamora. Cuando Quevedo firmó los “Contratos de Servicios Petroleros” lo hizo con 14 empresas nacionales vinculadas a los testaferros y operadores económicos del madurismo, de los cinco que gobiernan el país. Cuando el TSJ aprueba la cesión del Bloque Junín 10 de la Faja Petrolífera del Orinoco a favor de un empresa de maletín de Malta, lo hace para favorecer a un connotado operador económico de maduro, a los miembros de su círculo íntimo, en alianza con capitales económicos vinculados a la más rancia derecha española
Para los que todavía defienden el despojo o prefieren hacerse los desentendidos con lo que está pasando, es importante precisar que:
Cuando se vende la participación de PDVSA en las empresas mixtas, a favor de un capital privado o extranjero, estás privatizando PDVSA.
Cuando entregan el control de las operaciones petroleras al socio privado, están violando lo dispuesto en el Artículo 302 de la Constitución donde reserva la actividad al control del Estado venezolano, y a lo que en consecuencia, establece la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que indica imperativamente, que la operación petrolera tiene que estar controlada por la empresa mixta, la que a su vez está controlada por PDVSA. Un control efectivo.
Cuando entregan las operaciones de comercialización, la venta de nuestro petróleo hecha por el socio privado, se está violando lo dispuesto en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, donde se establece el monopolio de la comercialización de petróleo en manos del Estado, a través de PDVSA. Cuando le entregan al privado el control de la comercialización, éste establece descuentos al precio de nuestro petróleo que lo favorecen al ser precios de transferencia a favor de sus refinerías, en detrimento de los ingresos del país.
Cuando la ANC aprueba la Ley de Inversiones Extranjeras y permite que cualquier controversia en los contratos petroleros se dirima en tribunales extranjeros o de arbitraje internacional, se está violando la soberanía jurisdiccional del país y por ende, la Constitución.
Si el gobierno y la oposición en la Asamblea Nacional, acuerdan entregar la mayoría accionaria del socio privado en las empresas mixtas de PDVSA, tal como están discutiendo en secreto y de espaldas al país, o constituir nuevas empresas mixtas en términos y condiciones que le entreguen la operación y comercialización del petróleo al privado, se habrá consumado la privatización de nuestra empresa petrolera nacional, PDVSA, violando flagrantemente el Artículo 302 de la Constitución que establece de forma textual que “El Estado se reserva, mediante la Ley Orgánica respectiva, y por razones de conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios y bienes de interés público y de carácter estratégico…”
PDVSA hoy día se ha convertido en una simple gestionadora de contratos, un cascarón vacío, cuyo nombre se pone de fachada para encubrir la privatización y los negocios de maduro. Por ello, a nadie en el gobierno le importa que la presidencia de Quevedo fracase una y otra vez en sus promesas de aumentar la producción, en operar las refinerías, en abastecer de combustibles el mercado nacional. Por ello, a nadie le importa que las personas que están al frente de las operaciones medulares de la empresa, no tengan capacidad ni compromiso. A nadie del gobierno le interesa recuperar a nuestra empresa petrolera, porque la misma está siendo rematada. Sólo le dejarán el nombre, detrás, están las transnacionales y los socios de maduro.
El gobierno no le rinde cuentas a nadie de lo que hace en PDVSA. Eliminaron la publicación de los informes de gestión y resultados financieros auditados que impusimos como una práctica durante toda mi gestión: actuar de cara al pueblo y subordinados al control del Estado. Ahora nadie sabe qué pasa allá adentro, cómo destruyen la empresa cada día, cómo han entregado sus operaciones medulares, nadie sabe del abandono y el daño profundo a la empresa, sólo sus trabajadores, los cuales son reprimidos y silenciados.
Nadie conoce la profundidad del daño infringido a PDVSA, pero todo el país lo siente: en el colapso de la economía, en la caída estrepitosa de la producción de petróleo, en la falta de gasolina y gas. PDVSA ya no opera, ha cedido de facto la producción a los socios privados y por ello, son estos los que imponen las condiciones financieras, por eso, el gobierno les rebajó el monto de la tasa de regalías que deben pagar al Estado por producir petróleo, les exonera el impuesto sobre la renta, a sus ganancias, es decir, las transnacionales no pagan ninguna tasa sobre sus ganancias y el privado está vendiendo nuestro petróleo con descuentos de hasta el 40% en los precios, petróleo que le venden a sus propias filiales o asociados en el exterior.
El canje de PDVSA por deuda
El gobierno, a través de su vicepresidente para economía y el propio maduro, han iniciado conversaciones y hecho anuncios donde indican que quieren llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos de la deuda venezolana. Lo hace el gobierno a destiempo, con el agua al cuello.
En el 2014 le propusimos, dentro de los 18 documentos que le entregamos desde la Vicepresidencia Económica, iniciar un proceso de renegociación de la deuda, ya que todo indicaba que cambiarían las condiciones del mercado internacional del petróleo que influyen grandemente en nuestra economía. Es decir, era lógico y conveniente hacer una renegociación cuando todavía teníamos estabilidad y fortalezas económicas, por lo que, en aquel momento, estábamos a tiempo de lograr una negociación a favor de los intereses del país y obviamente, sin ninguna entrega. maduro no hizo nada. Más pudieron su indecisión y los intereses de personas y sectores que se estaban lucrando con el manejo de la deuda y los bonos de la República.
Ahora maduro y su gobierno le proponen a los tenedores de deuda venezolana, canjear éstos por la propiedad de PDVSA y por campos petroleros en operación. Es decir, maduro, con el agua al cuello y una pésima gestión económica, le dice al capital financiero internacional, que les entrega PDVSA, a cambio de una parte de la deuda.
Nadie sabe nada, todo es secreto, todo es un negocio, rematan la empresa y por supuesto nuestro petróleo al capital financiero internacional, les entregan el mejor negocio del mundo, la llave de nuestro futuro.
Pero el gran negocio en este canje, es que las personas más cercanas al entorno de maduro, sus operadores económicos, han venido negociando en secreto, desde hace tiempo, con financistas y representantes de capitales extranjeros esta operación. Con la información privilegiada del canje de deuda por PDVSA y nuestro petróleo, los socios de maduro están adquiriendo la deuda a un precio de bonos basura, para luego comprar PDVSA, y acceder a la Faja Petrolífera y otras áreas a precio de liquidación. Un verdadero saqueo.
Es éste el atractivo que ha llevado a algunos operadores políticos y económicos, incluso de los Estados Unidos, a conversar con maduro y su gobierno. Ese es el interés de los lobistas que interceden por maduro en Washington y otras capitales europeas. maduro piensa que puede burlar y entregar el país sin consecuencias, piensa que puede jugar con los grandes poderes como lo hace con la oposición, con un discurso para incautos, contradictorio con su actuación, donde se le ven las costuras por todos lados. Me recuerda a lo que intento hacer Gadafi en sus momentos finales, tratando de llegar a acuerdos y tratos con sus verdugos, solo que maduro lo hace sin la fuerza ni trayectoria del jefe de la revolución de los coroneles libios, con un país arruinado, sin nada más que entregar a cambio de su seguridad para mantenerse en el poder.
El país y en especial el campo Bolivariano, debería verse en ese espejo, estos aventureros en el gobierno no aprenden nada de la historia. No tienen pueblo, ni legitimidad, ni autoridad moral, ni ética, ni fuerza para vérselas con los grandes poderes. Nuestro país necesita otra dirección, otro gobierno, hay que pararlos antes de que sigan entregando todo, en su esfuerzo desesperado e inútil para mantenerse en el poder.
La privatización de PDVSA será el mayor error y daño que se le hace al país. Todas las élites de poder en el país están de acuerdo con dar este paso, consumar este crimen. Tanto maduro como guaidó coinciden en la entrega de PDVSA y del petróleo. Es por eso que ambos sectores me atacan con saña y quieren desaparecer cualquier voz que se alce contra este disparate, contra este grave daño que se le hace a todo el país.
Todas las fuerzas políticas y sociales del país deben movilizarse en contra de este despojo. La situación de colapso de nuestra industria petrolera ha sido provocada “ex-profeso” por los agentes del gobierno y sus intereses grupales. Pero los trabajadores y los miles de profesionales con experiencia y compromiso que estamos fuera y dentro de la empresa sabemos que tenemos muchas fortalezas, mucha experiencia, mucho petróleo. Si pudimos recuperar nuestra empresa de los efectos del Sabotaje Petrolero del 2002 y mantenerla estable y en crecimiento durante más de 12 años seguidos, nosotros podremos recuperarla del desastre madurista. El daño ahora es más profundo, pero nuestra capacidad y compromiso es mayor que la maldad y la anti patria.
El problema de nuestra PDVSA y el petróleo no es asunto técnico, ni de recursos, ambas cosas las tenemos y las podemos obtener, el problema de PDVSA está en Miraflores, es político. De esta crisis terrible en todos los órdenes, político, económico, social y moral, sólo saldremos si logramos movilizar a los trabajadores y al todo el pueblo, a los civiles y los militares, para cambiar este gobierno nefasto sin caer en manos de la extrema derecha, preservar nuestras empresas, nuestro petróleo y recursos naturales que son nuestras únicas posibilidades de restablecer nuestra soberanía y rescatar nuestra economía para ponerla al servicio del pueblo.
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